Rara vez en la historia olímpica una sola empresa ha sido tan omnipresente como LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton, el imperio de artículos de lujo propiedad de la familia más rica de Francia.
Como principal patrocinador corporativo de los Juegos Olímpicos de París, LVMH estuvo en todas partes. Su champán Moët & Chandon fluyó en las suites VIP. Los atletas franceses fueron vestidos por la casa de moda Berluti de LVMH. Y, en contravención al menos del espíritu de la carta olímpica, el equipaje Louis Vuitton se exhibió durante la ceremonia de apertura y fue visto por más de mil millones de personas en todo el mundo.
Pero su papel más importante eran las medallas olímpicas, diseñadas por Chaumet, un fabricante de joyas y relojes de lujo y parte del grupo LVMH. Oro, plata y bronce: los mejores atletas las llevaban a casa como recuerdo de sus hazañas en los Juegos de París. Ahora esas medallas se están desmoronando y LVMH ha guardado silencio.En poco más de 100 días desde que se clausuraron los Juegos Olímpicos, más de 100 atletas han pedido que se reemplacen sus medallas descascaradas. El mes pasado, Clement Secchi y Yohann Ndoye-Brouard, nadadores franceses, mostraron sus medallas descascaradas en las redes sociales. "Piel de cocodrilo", escribió Secchi.
Nick Itkin, esgrimista olímpico estadounidense de florete, dijo que su medalla de bronce comenzó a deteriorarse unos días después de los Juegos Olímpicos. "Pero después de unas semanas, se hizo más notorio", dijo, y agregó que planeaba pedir un reemplazo. En otros Juegos Olímpicos, en particular en Río de Janeiro en 2016, se tuvieron que reemplazar medallas, pero en ningún otro evento olímpico anterior una empresa había dejado tan claras sus credenciales de marca. El problema parece ser más agudo con las medallas de bronce, problemas que los atletas empezaron a sentir poco después de recibirlas. El Comité Olímpico Internacional se ha disculpado y ha dicho que buscará sustitutos. La Monnaie de Paris, la Casa de la Moneda francesa que produjo las medallas, ha asumido hasta ahora la responsabilidad, atribuyendo el inconveniente a un problema técnico relacionado con el barniz. Y LVMH ha dejado que otras organizaciones hablen por sí mismas. Un portavoz de la empresa dijo que como no fabricó las medallas y no es responsable de ellas, LVMH no tiene comentarios al respecto. Pero en la preparación de los Juegos y durante el evento en sí, LVMH mostró el papel de sus expertos artesanos en la elaboración de las medallas. En el segundo piso de un club que creó, a pocos metros del Palacio del Elíseo, la residencia del presidente francés, los diseñadores de Chaumet explicaron con orgullo el proyecto de un año de duración para diseñar las medallas en secreto. En el centro de cada una de ellas había un trozo de la Torre Eiffel. Chaumet nunca antes había diseñado una medalla deportiva, y de las tres que les pidieron hacer, la de bronce fue la más complicada. "Es lo más difícil porque es lo más delicado", dijo Philippe Bergamini, uno de los diseñadores de joyas con más años de servicio en Chaumet, a The New York Times en ese momento. La empresa modificó los diseños cientos de veces hasta que un comité especial de atletas y funcionarios olímpicos se puso de acuerdo. Los diseñadores unieron fuerzas con la Casa de la Moneda, una institución francesa que produce dinero y otros objetos preciosos desde la Edad Media. Cada medalla tardó 15 días en completarse, desde estampar el diseño hasta sumergirla en oro, bronce y plata y luego terminarla con una capa de barniz. Entonces, cuando un atleta publicó fotos de su medalla de bronce oxidándose en agosto pasado, apenas unas semanas después de los Juegos, la Casa de la Moneda inició una investigación interna para "entender las circunstancias y la causa del daño", dijo la organización en un comunicado. La Casa de la Moneda descubrió que el barniz utilizado para evitar la oxidación era defectuoso. La receta del barniz es un secreto comercial, pero el revestimiento se debilitó después de que la Casa de la Moneda lo modificara para cumplir con las recientes regulaciones de la Unión Europea que prohíben el uso de trióxido de cromo, una sustancia química tóxica utilizada para evitar la oxidación del metal, según La Lettre, un periódico francés especializado en la industria. Una portavoz se negó a confirmar el informe, pero dijo en un comunicado que la Casa de la Moneda "ha modificado el barniz y optimizado su proceso de fabricación para hacerlo más resistente a ciertos usos observados de las medallas por parte de los atletas". Ante la avalancha de medallas deterioradas, el Comité Olímpico Internacional se ha comprometido a encontrar reemplazos. "Las medallas dañadas serán reemplazadas sistemáticamente por la Monnaie de Paris y grabadas de manera idéntica a las originales", indicó en un comunicado. Para LVMH, los Juegos Olímpicos fueron una fiesta de presentación, una gran incursión en el mundo del deporte y un momento para promocionar la empresa de una manera que hasta entonces había evitado, prefiriendo en cambio mostrar sus marcas individuales. "Obviamente, porque es la medalla, tiene un perfil muy alto y todo el mundo se pregunta cómo sucede esto, especialmente viniendo de LVMH, cuya razón de ser es la calidad y la precisión", dijo Michael Payne, quien ideó la estrategia de marketing original del COI.