CDMX.- Carlos Slim, el hombre más rico de América Latina, está impulsando sus apuestas en petróleo y gas a través de participaciones que posee en empresas energéticas estadounidenses y la asociación con Petróleos Mexicanos (Pemex) en varios proyectos.

Sólo en junio, en 13 días diferentes, su holding familiar Control Empresarial de Capitales compró 2.5 millones de acciones de la empresa de refinación de petróleo PBF Energy por unos 113 millones de dólares, según documentos regulatorios.

De este modo, Slim es ahora el mayor accionista de la compañía con sede en Parsippany, Nueva Jersey, con una participación de 14.7 por ciento, frente al 10.2 por ciento de finales de año y después de deshacerse de acciones de la empresa en 2022 tras la pandemia.

"Es una gran empresa", dijo Slim durante una inusual conferencia de prensa de tres horas en Ciudad de México en febrero.

"Nos gusta el sector porque conecta la producción, la refinación y también está cerca de la petroquímica".

El magnate de 84 años, que hizo la mayor parte de su fortuna a través de la empresa de telecomunicaciones América Móvil (AMX), también ha aumentado las compras de acciones de Talos Energy, una empresa de exploración y producción con sede en Houston y campos en México.

El holding familiar de Slim compró la mayor cantidad de acciones de Talos en una oferta en enero y ha seguido sumando acciones durante marzo, mayo y ahora junio con una posición de 20.6 por ciento en la empresa. El multimillonario ya había adquirido una participación significativa en la filial mexicana de la empresa, que está desarrollando conjuntamente con Pemex uno de los campos petroleros más prometedores del País en años.

"Nos estamos metiendo en el petróleo", dijo en la conferencia de febrero. "Invertir en Talos es porque queremos asociarnos con alguien con experiencia; no sólo en México, sino también en el Golfo".

En total, Slim ha destinado casi 500 millones de dólares para comprar acciones de las dos compañías estadounidenses este año, muestran documentos regulatorios.

Su Grupo Carso también adquirió campos petroleros mexicanos mediante la compra de PetroBal, propiedad de la familia Baillères, por alrededor de 530 millones de dólares. El acuerdo fue anunciado en diciembre y cerrado esta semana.

La agitación política y financiera en México no está frenando a Slim. Si bien el mercado esperaba que Claudia Sheinbaum ganara la Presidencia de manera aplastante, no anticipaba que su partido, Morena, obtuviera una casi supermayoría en el Congreso.

Eso asustó a los inversionistas, que se deshicieron del peso mexicano, acciones y bonos en medio de preocupaciones de que la nueva Administración aprobará una serie de reformas constitucionales que podrían erosionar los controles al poder y presionar el Presupuesto.

La volatilidad fue suficiente para recortar alrededor de 8 mil 600 millones de dólares del patrimonio neto general de Slim, de acuerdo con el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, pero todavía vale casi 92 mil millones de dólares.

Slim, que se reúne frecuentemente con el Presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, no ha comentado públicamente sobre el resultado de las elecciones.

Las apuestas energéticas se suman a un año muy ocupado para Slim y su familia, ya que también amplían sus intereses en Europa y América del Sur.

A principios de este mes, la empresa de telecomunicaciones británica BT Group reveló que Slim había adquirido una participación de 3.16 por ciento en la compañía, mientras que AMX informó el lunes que aumentará de 50 a 91 por ciento su participación en el operador de cable y telefonía móvil chileno ClaroVTR, una empresa conjunta que antes se repartía en partes iguales con Liberty Latin America (LLA).

Slim, cuyos familiares han sufrido problemas renales debido a una cuestión hereditaria, también aumentó sus participaciones en la cadena de biotecnología ProKidney este mes.

La empresa con sede en Winston-Salem, Carolina del Norte, desarrolla terapias que reparan los riñones enfermos utilizando las propias células del paciente. La familia posee ahora 25 por ciento de la empresa.