Chihuahua, Chih.- La amenaza de aranceles por parte de la administración de Donald Trump encendió las alarmas en la industria automotriz, uno de los principales motores económicos de Chihuahua, ya que, de concretarse, México no podría responder en la misma medida en sectores estratégicos que le “duelan” a Estados Unidos, sostuvieron dirigentes empresariales.

El sector, que representa alrededor del 40 por ciento de la industria manufacturera del estado, acoge cuatro OEM (Fabricantes de Equipos Originales por sus siglas en inglés), más de 400 compañías T1, T2 y T3, de acuerdo con su posición dentro de la cadena de suministro y seis centros de diseño.

Durante 2024, estimó anteriormente el presidente del Autoclúster, Jorge Charles, la industria en el estado superó las cifras reportadas el año anterior, cuando alcanzaron ventas por 10 mil millones de dólares.

Las plantas ubicadas en Chihuahua fabrican asientos, arneses, sistemas de clima, bolsas de aire, motores, volantes y rines de aluminio, entre otras autopartes.

Ante la declaración del presidente estadounidense sobre la posible implementación de un arancel de 25 por ciento a los productos importados de México y Canadá a partir del 1 de febrero, el dirigente de Coparmex, Salvador Carrejo Orozco, señaló que habrá que conocer los detalles; sin embargo, advirtió que por el mensaje en la toma de posesión estarán muy dirigidos al sector automotriz.

La amenaza de los aranceles, dijo, es un signo de gran preocupación para la economía mexicana y en particular de Chihuahua que es el principal estado exportador del país y una base importante tiene que ver con la industria automotriz, que es uno de los sectores en Estados Unidos con los que Donald Trump hizo compromisos electorales.

El principal efecto de los aranceles, además del impacto negativo en el comercio bilateral, es el grave riesgo de que generen una presión inflacionaria tanto en la nación norteamericana como en México, por lo que, mencionó Carrejo Orozco, habrá que observar cómo sortean las consecuencias de esta medida y por supuesto, cómo responde el Gobierno de México.

Apuntó que una alternativa para México es responder en la misma medida en sectores estratégicos que le “duelan” a Estados Unidados, es decir, una medida de represalia consistente en el porcentaje en sectores que sean críticos para el vecino país.

“México no se puede quedar cruzado de brazos, entonces lo conducente es imponer medidas similares en algunos otros sectores. Es lo mínimo que podría hacer, aunque no es lo conveniente, pues tiene efectos negativos para las dos economías”, dijo.

El líder patronal consideró que no hay buenos augurios en este arranque de año con esta medida de Donald Trump.

En tanto, el presidente de Index, René Espinosa Terrazas, mencionó que el tema de los aranceles no es sorpresa y si bien no lo pueden minimizar ni tomar tan literal, de concretarse tendría implicaciones en los costos de muchos de los productos que exportan y otras complicaciones, no sólo para México, sino también para el mercado del vecino país.

“Si el Gobierno mexicano tiene la capacidad de llevar el diálogo y la relación binacional a un alto nivel con la nueva administración de Estados Unidos, el tema de los aranceles quedará como mecanismo de negociación, así se vio en la pasada administración (de Donald Trump) y se espera que sea algo similar”, dijo.

Agregó que de imponer Trump aranceles, impactaría en decisiones de los corporativos que se traducirían en los niveles de producción de las plantas e indicó que trasladar producción fuera de México es un escenario muy catastrófico.

Indicó que las respuestas del Gobierno federal han sido buenas y confía en que el secretario de Economía y su equipo sobrelleven estos temas.

Apuntó que de responder México con aranceles afectaría a toda Norteamérica que tiene el potencial de ser una gran región productiva industrial. “Nadie quiere echar a perder el potencial que tenemos como región", dijo.

Por su parte, el presidente de Chihuahua Futura, Sergio Mendoza Vidal, señaló que primero habrá que conocer cuáles sectores van a gravar y en qué porcentaje, y de ahí partir el análisis.

Explicó que al final el que paga estos aranceles es el consumidor, pues el precio de los productos incluye todo el costo: materia prima, mano de obra, rentas, servicios e impuestos.

Coincidió que de imponerse los aranceles, la respuesta de México debe ser la misma, pero con precisión quirúrgica, pues no pueden establecer impuestos en productos que no afecten. “Si nos van a perjudicar a nosotros, la respuesta debe ser medida y proporcional, que los haga reflexionar”, dijo.