Chihuahua, Chih.- Rita Patiño era una corredora rarámuri que amaba el baile, cantar, comer y las fiestas. Tenía conocimientos en herbolaria y llegó a trabajar como matrona. Una de sus caminatas la llevó tan lejos de su comunidad que, sin percibirlo, había dejado atrás su natal Chihuahua. Como buena tarahumara, cruzó a pie decenas de ríos, llanos, barrancos y montañas.

Una noche de 1983, la policía de Kansas, encontró a Rita en una iglesia, cansada y con miedo, a más de 2 mil kilómetros de distancia de su comunidad en el Cañón de Urique.

Sin acceso a un intérprete, fue enviada a un hospital psiquiátrico e inadecuadamente diagnosticada con esquizofrenia. Durante 12 años permaneció privada de su libertad y despojada de sus derechos, hasta que, gracias a un equipo legal que la auxilió, pudo volver a la Sierra Tarahumara en 1996.

Logró vivir los últimos años de su vida con graves secuelas causadas por las medicinas mal prescritas. Con muy pocos recursos y en medio de complejas condiciones familiares y sociales, Juana Osorio, su sobrina, se hizo cargo de ella hasta su muerte, en 2018, cuando Rita se convirtió en una estrella.

Su historia llega al cine

La representación de la migración en el cine es un tema complejo que abarca una amplia gama de experiencias y realidades. En muchas ocasiones, la gran pantalla ha sido una poderosa herramienta para visibilizar las historias de los migrantes y generar empatía hacia sus historias de vida.

Existen propuestas fílmicas como “La mujer de estrellas y montañas” que retratan de una manera más íntima, las vivencias y adversidades de este grupo social vulnerable.

Dirigido por el cineasta y productor mexicano Santiago Esteinou, este largometraje de 100 minutos es uno de los más poderosos en cuanto a narrativa y fotografía, que abordan temas como la negligencia, la migración y la identidad.

“Lo que a nosotros nos interesaba era ir más allá del suceso hospitalario para entender quién era Rita, entenderla como mujer, como humano. Inicialmente habíamos planeado un documental observacional, que sí contará su historia, pero sobre todo fuera muy de seguimiento sobre lo que pasaba en el presente con su vida y con la vida de su sobrina. Esto no se pudo llevar a cabo porque en la etapa inicial de la filmación Rita murió”, cuenta Esteinou.

Película sin estrella

Esteinou y el equipo de producción pudo convivir con Rita y documentarla de forma espaciada desde 2016 a 2018, tiempo en el que, según el director, se fueron estableciendo “buenas relaciones” con base a la confianza. Sin embargo, el compromiso de hacer una película ya se había establecido y existía una necesidad de terminarla, por lo que surgió la duda de cómo finalizar el filme cuando no tienes a la protagonista.

De este modo para “La mujer de estrellas y montañas” se recurrió también a testimonios de personas vinculadas a las defensa de Rita en EE UU, conocidos, personas de su comunidad y, por supuesto, la construcción de la relación, cariño y cuidado que su sobrina, Juanita, le dedicó desde que retornó a Chihuahua. Quien también se sumó al proyecto fue Ángeles Cruz, directora mixteca oriunda de Oaxaca, quien aportó su experiencia como actriz y sus conocimientos detrás de la cámara para darle forma a otro de los pilares del documental, que fue la recreación del recorrido que hizo de México a EE UU.