Ciudad de México.- El terror, los tintes de thriller psicológico y la complicada historia de un amor roto, elementos que caracterizaron la primera entrega de Silent Hill 2 para PlayStation 2 hace 23 años, regresan con el remake de este videojuego, ahora en PlayStation 5 y PC.

Konami lanzó hoy esta obra reinterpretada por Bloober Team, un estudio de origen polaco, encargado de llevar a los fans de la franquicia nuevamente al pueblo ficticio de Estados Unidos para someterlos a una nueva, pero al mismo tiempo nostálgica, aventura llena de horrores.

El estudio no es novato en la industria ni en el género. Es responsable de otros títulos como Layers of Fear, aquella historia de un pintor que lidia con su deteriorada salud mental, y Observer, un título de ciencia ficción que explora las calamidades de las pesadillas de los personajes.

Un título de esta magnitud, aclamado por los fans en su momento, no parecía necesitar un remake, pero con las tendencias vistas en Resident Evil 2, Dead Space o Alone in the Dark, Konami no se quedó atrás y arriesgó con Bloober una de sus más valoradas franquicias.

El desarrollador japonés se mantuvo en un perfil muy bajo desde sus últimos lanzamientos; más allá de las reediciones de Metal Gear para distintas consolas, no había mucho por contar, hasta hoy, que llega con un potencial competidor para The Game Awards.

Las expectativas estaban por los cielos y el estudio logró cumplirlas, pues ejecutaron con maestría el encargo, además de aportar nuevos elementos aprovechando las capacidades técnicas de PS5, como los fascinantes gráficos y la atmósfera sonora, aspectos que notamos durante algunas horas de juego.

El videojuego rescata todos los elementos narrativos de James Sunderland, un personaje que, a diferencia de otras sagas, no es un súper soldado modificado genéticamente ni un mercenario entrenado para matar zombis.

En su lugar, nos encontramos con un hombre de mirada triste, con evidentes problemas de depresión, que llega a este lugar maldito con la esperanza de reencontrarse con su amor, y está dispuesto a hacer todo lo posible por lograrlo, incluso enfrentarse con extrañas criaturas en su camino.

Esta es la maravilla de los primeros Silent Hill: la capacidad de ofrecer premisas narrativas que parecen relativamente sencillas, con personajes genéricos, pero con un enorme trabajo de inmersión en el diseño de escenarios, personajes, puzzles, combates, exploración, música, diseño sonoro y, lo mejor, el terror.

A diferencia de su predecesor, que utilizaba movimientos de cámara amplios y generales, en el remake se recurre a una cámara que sigue al personaje desde el hombro, similar a lo más reciente de Resident Evil o The Last of Us.

La fórmula funciona con el nuevo sistema de combate, que rige la mayor parte de la jugabilidad. De hecho, en algunos momentos, la experiencia se siente muy cercana a The Last of Us, sin perder de vista los elementos característicos de Silent Hill.

La niebla, los monstruos, sobresaltos de la nada, claustrofobia, confusión, desespero, ansiedad, miedo todo el paquete Silent Hill está presente, listo para remover las emociones más densas. Y lo consigue, cumple con su objetivo y se agradece, por lo que es bastante recomendable.

Emociona tanto un juego de este tipo, que alegra no saber por un momento de microtransacciones, temporadas de pago, elementos cosméticos ni conciertos de reguetoneros en plataformas como Fortnite. Por fin, un juego que se disfruta sin apuros.

Konami emerge de la nada, sin presiones de retrasos ni escándalos, como los recientes reportes de Ubisoft, que tras varios títulos no ha logrado recobrar el brillo de lo que fue en los tiempos de Xbox 360 y PS3.

A pesar del reciente tropiezo multimillonario con Concord, PlayStation se mantiene resiliente con el remake de Silent Hill 2, que explotará en su consola hasta que Konami decida llevarlo a Xbox.