Ciudad de México.- La desnudez no es nueva para el coreógrafo danés Palle Granhøj (Skallerup, 1959). Creció en un entorno donde estar desnudo era la forma normal de ir a la playa; representaba la libertad. Y ha sido parte de sus obras durante más de tres décadas.

Observa, sin embargo, un cambio de actitud entre los jóvenes a su alrededor. En las escuelas evitan cambiarse en público para las clases de educación física o bañarse juntos "por pudor". Lo paradójico es que recurren más a las redes sociales para exponer sus cuerpos.

"Así que tuve la idea de que ya era el momento de hacer una pieza con desnudo de principio a fin", explica en entrevista.

Una Eva y un Adán (2019), un dueto a cargo de la griega Sofia Penzo y el polaco Mikolaj Karczewski, colaboradores de largo tiempo del coreógrafo, toma como punto de partida el mito de Adán y Eva para explorar los orígenes de la desnudez.

"(Partir del relato bíblico) era obvio porque así fue como empezó todo. Supongo que en todas las religiones, o en muchas religiones, es la misma historia.

"Pero la pieza no tiene que ver con Adán y Eva. No tiene que ver con el cristianismo ni con las historias musulmanas ni con nada de eso. Sólo tiene que ver con que ellos también estaban desnudos", comparte, quien traerá la obra a México la próxima semana.

Karczewski y Penzo han dado al menos 450 funciones en distintos espectáculos de Granhøj. Hay un entendimiento total con el coreógrafo, están entrenados en su particular método de trabajo: la técnica de obstrucción, basada en la restricción del movimiento.

Comenzó a trabajar de esta manera con la coreógrafa estadounidense Nancy Spanier, hace casi 50 años; ella lo aplicaba con estudiantes de teatro, pero Granhøj vio posibilidades para él como coreógrafo.

Consiste en que los intérpretes empiezan a crear material en el salón de ensayo. Un bailarín ejecuta el material creado minutos antes y el otro actúa como "obstructor"; es decir, intenta restringir el movimiento original.

Con este sistema ha creado piezas como 8IQ (No Woman No Cry), un tributo al género femenino; Foot Face, donde los bailarines están sobre un piso transparente con espacio para el público debajo, y This Is Not Romeo and Juliet, una exploración del amor en tiempos de guerra en Europa.

La ventaja de esta técnica, dice, es que surgen cosas que él como coreógrafo no podría imaginar, al no prever ni el material propuesto por los bailarines ni cómo aplicarán las restricciones de movimiento.

"Teóricamente, se le llama serendipia, donde las cosas se crean sin un propósito definido. Así que no hago borradores ni vamos en una dirección concreta", añade.

Una Eva y un Adán no es una pieza narrativa.

"Creo que en la obra hay una especie de experiencia en la que el hombre descubre qué es el cuerpo femenino y, por supuesto, al revés", puntualiza.

Debido a su larga relación con Karczewski y Penzo no fue necesario usar una frase, una canción o poema para comenzar a trabajar como cuando se trata de intérpretes nuevos.

"Nos conocemos tanto que ni siquiera dije: '¡Hola!'", ríe. "Ellos simplemente se inspiraron a sí mismos. Después de tres meses, grabado todo en video, tengo cientos de horas de material. Mi trabajo es señalar qué creo adecuado para la pieza".

Cuando Una Eva y un Adán se presente en México, en el marco del Festival Cultura UNAM, los bailarines ya habrán dado un centenar de funciones de la obra.

Aunque al inicio, admite, fue un reto para ellos ser vistos desnudos, Granhøj está seguro de que ahora se sienten totalmente confiados en el escenario.

"Así que tal vez la vergüenza o la situación incómoda que pudiera experimentarse estaría del lado del público", opina el fundador de la compañía Granhøj Dans en Aarhus.

Comenzó como bailarín, pero creía que podía hacer las cosas de una manera diferente. Era considerado incluso problemático. Un día sus colegas, entre ellos Mads Mikkelsen, que antes de actor tuvo una carrera como bailarín, lo retaron: "¿Por qué no haces algo tú?". Así empezó como coreógrafo.

La puesta en escena, de corte minimalista, se vale sólo de una iluminación sencilla: cinco linternas y una lámpara grande. Y es musicalizada con una grabación en vivo de una pieza para violonchelo y piano de Sergei Rachmaninoff.

"No lo sabía cuando creé la pieza, pero ahora me doy cuenta, después de presentarla tantas veces, que evité usar videos o un equipo de diez técnicos, ni un celular. Lo cual siempre hacemos. Así que el público está sentado frente a dos seres humanos tratando de investigar con sus linternas qué está pasando entre ellos", comenta.

La obra ya se ha presentado en Europa, América Latina y China, con una respuesta del público en general positiva, a pesar de las diferencias culturales en cuanto a la desnudez en público.

"He visto muchas obras de compañías que también hacen espectáculos con artistas desnudos, pero la forma en que se presenta en este espectáculo es muy fácil y natural: es sólo un ser humano como tú. La diferencia es que tú llevas ropa y yo estoy desnudo. Eso es todo", asegura.

Toma nota

Qué: Una Eva y un Adán

Quién: Granhøj Dans en Aarhus

Dónde: Auditorio del MUAC (Insurgentes Sur 3000, CU)

Cuándo: viernes 10, 17:00 horas; sábado 11, 18:00 horas, y del 14 al 17 en el Festival Internacional Cervantino en Guanajuato y León.