Ciudad Juárez.- Por paranoia, tras pensar que el conductor del Didi en que iba a su casa tras una parranda estaba avisándole a sus excompañeros de “La Empresa” dónde estaba, fue que presuntamente Carlos Alberto C. M. lo asesinó de dos tiros en la cabeza.

De acuerdo con su propio testimonio, vertido durante la solicitud de vinculación a proceso bajo la causa penal 2037/2024, el presunto asesino del conductor de plataforma dijo que le disparó con el arma de cargo de su madre, la agente de la Policía Municipal de iniciales S. M. M. C., a quien se la robó rompiendo un candado de la caja fuerte en que la mantenía, hurto por el que incluso su madre lo denunció formalmente ante la Fiscalía de Distrito Zona Norte.

La audiencia inicial para C. M. inició a las 12:15 en la sala primera de Apelación de la Ciudad Judicial, ayer. Llevaba ropa distinta a la que llevaba al momento de la detención y, trascendió, esto fue debido a que aquella llevaba marcas de sangre, por lo que pasó a ser evidencia de un posible ilícito.

El homicidio doloso por el que se le acusa es el de José Manuel Vergara Pacheco, de 39 años de edad, conductor particular de plataforma digital originario de Veracruz residente en Juárez. La víctima recibió dos disparos de la cabeza entre las 2:30 y 3:30 de la madrugada del 30 de marzo de 2024 en el cruce de las calles Flamingo y avenida De Los Aztecas, al interior de su coche Hyundai Elantra 2018 gris en el que laboraba usualmente de 8:00 de la noche a 5:00 de la mañana.

Ese día, recogió presuntamente a C. M., quien había bebido desde las 9:00 de la noche del día anterior con dos amigos suyos en viviendas de las colonias Azteca e Independencia II.

En la Azteca, su amigo no quiso llevarlo a su casa, ya de madrugada, por lo que le pidió “un uber” según indicó el supuesto agresor en declaración ante el Ministerio Público, lo que fue leído durante la audiencia inicial.

Ese día iba armado

Tomó la pistola Pietro Beretta MOD.92 FS-K.9 con cargador gris metálico para 15 cartuchos, de los que llevaba aparentemente 13 al inicio de la noche. El arma era de su madre, y la tenía resguardada. Nunca se la prestó y, por el contrario, siempre la mantenía resguardada en esa caja fuerte bajo candado, pero C. M., según su declaración, tomó dos desarmadores para vencer el seguro y le colocó un trapo encima para no despertar con el sonido a su madre dormida mientras era víctima de robo de su arma de servicio.

Decidió cargarla porque tenía miedo de que miembros de “La Empresa”, grupo criminal al que perteneció por cinco meses en la ciudad de Chihuahua”, le hicieran algo por retirarse de la pandilla. Era “paja”, aunque no se detalló en qué consistía ese título, y recibía cuatro mil pesos a la semana, pero se fue porque “me querían tronar.

Subió al asiento trasero del copiloto del Elantra de la víctima para ir a casa luego de beber con sus dos amigos, y en algún momento José Manuel empezó a hablar por teléfono mientras conducía, con el teléfono a la oreja. En la declaración del presunto victimario se señaló que al ver esta conducta, le arrebató el teléfono porque “sabía que me estaba poniendo”.

Los oficiales de la unidad 310 del Distrito Poniente de la Policía Municipal empezaron cerca de este punto de la historia a tener presencia. Vieron el auto ser conducido de una manera errática, en el cruce de la avenida con la calle Caolín. Aceleraba y frenaba continuamente sin motivo, dio vuelta en la Caolín hacia la oscuridad, mientras la patrulla lo seguía. Ahí fue notorio el cambio constante de luces largas a cortas, y entonces se les marcó el alto para revisar que el conductor estuviera bien.

No hizo caso

La persona que presuntamente asesinó al chofer le disparó una vez en la cabeza, cerca de la oreja derecha, señalaron las pruebas periciales y los resultados de la necrocirugía. C. M. aseguró al Ministerio Público en su declaración inicial –que hizo en compañía de un defensor público–, que tras el tiro lo escuchó decir algo, unas palabras que no identificó, así que le volvió a disparar, en el lado derecho de la cabeza. Ya no habló, pero cayó mientras conducía hacia el lado derecho del automóvil y se perdió el control de este, por lo que el supuesto agresor intentó retomar el volante, sin éxito.

Se estrellaron contra una camioneta Toyota Avanza negra estacionada afuera de una casa de la calle Flamingo. Los policías vieron salir a alguien del lado del piloto, en la parte trasera, y lo alcanzaron. Tenía un arma consigo así que le ordenaron tirarla al suelo y entregarse, y así lo hizo.  El arma asegurada por los oficiales ya solo tenía 11 cartuchos útiles. 

Fue enviado a prisión preventiva para asegurar su presencia en las siguientes audiencias por esta causa penal; la medida cautelar más gravosa porque tiene dos causas penales pendientes a las que no se presentó –por robo–, por haber señalado pertenecer a un grupo delictivo y porque pueden estar en riesgo las víctimas indirectas, según la decisión del juez Luis Javier Ortiz Beltrán.

Será el próximo 4 de abril a las 11:00 de la mañana cuando C. M. conozca la resolución de su situación jurídica.