Amenazas de cortarles dedos, cañones de pistolas en la boca, pérdidas de conciencia por ahorcamiento, “tehuacanazos” y demás torturas vivieron las cinco víctimas de secuestro de cuatro hombres que dijeron pertenecer al Cártel de Sinaloa Cuarta Generación.

El terror fue narrado por cuatro de las víctimas y las madres de los dos estadounidenses secuestrados, a quienes se pidió el dinero del rescate inclusive para ser recogido por policías estatales, de acuerdo con la información vertida en audiencia inicial.

Hasta las 4:00 de la tarde de ayer, tres de los cuatro acusados habían sido enviados a prisión preventiva. El cuarto tuvo una audiencia por separado, pues su detención fue por orden de aprehensión, y los otros fueron arrestados en flagrancia. La separación en audiencias fue, sin embargo, reclamada por la Fiscalía Especializada en Operaciones Estratégicas, que incluso se enfrenta a una multa por retrasar la audiencia del cuarto, pues sólo contaban con una carpeta de investigación, sin copia para la defensora en la segunda sesión, pues habían sido informados de que sería una.

Los hechos imputados a Omar Ricardo L. F. (22 años), Marco Irving G. L. (18) y Daniel Fermín B. R. (22) son que el 11 de abril a las 9:00 de la noche privaron de la libertad a las víctimas D. R. O. (18 años) y J. C. L. (17), ciudadanos estadounidenses, afuera del restaurante-bar Pockets, al obligarlos a subir a un automóvil para luego llevarlos a una vivienda en la colonia Manuel J. Clouthier, donde también estaban secuestradas una mujer originaria de China, una más de Tabasco, y un hombre de Guatemala.

En la casa de seguridad, un hombre identificado como “El Rojo” y presuntamente Cristian Eirin S. M. (el cuarto imputado) fueron los encargados de hacer las llamadas, mensajes y videos de exigencia de efectivo para la libertad de las víctimas, mientras que el resto son señalados como quienes las vigilaban y torturaban.

Gracias a los antecedentes de investigación presentados para solicitar la vinculación a proceso, se supo que el hombre originario de Guatemala llegó el 6 de abril, y la mujer tabasqueña el día 9. Ambos buscaban ir a Estados Unidos con ayuda de traficantes de personas, pero se encontraron con presuntos criminales que los apresaron para pedir dinero a sus familias por dejarlos en libertad. De la mujer de China no se conoce versión, pues no presentó denuncia ante la Fiscalía.

La víctima tabasqueña, A. M. L. I., dijo haber sido incomunicada, amagada con una pistola en la cabeza, golpeada a cachetadas y ahorcada hasta la inconsciencia. E. O. H. P., el hombre guatemalteco, fue amenazado con cortarle una oreja si su esposa no pagaba más de 100 mil pesos que se pedían por él.

Tenían ‘un jale’

Era 11 de abril y D. R. O. recibió una llamada de su “patrón”, apodado “El Sobrino”. Le dijo, como a las 3:00 de la tarde, que le tenía un ‘jale’: cruzar dinero de Juárez a El Paso. Alguien se lo daría en el Pockets Torres.

D. R. O. contactó a A. P. y a la otra víctima, J. C. L., para que lo acompañaran, y lo hicieron. “No era nada malo”, le aseguró D. a A.

Una vez afuera del restaurante, se acercó un auto con tres hombres. Presuntamente, quien conducía el Nissan March de los supuestos mensajeros con el dinero era Daniel Fermín, el copiloto era Marcos Irving, y atrás viajaba Omar Ricardo.

Los tres les dijeron a D. y J. que subieran al coche para contar el dinero. El tercero, A. P., no hizo caso, por desconfianza, pero los otros dos lo hicieron. Fue un error.

“Pensé que eran de confianza, pero nos subimos y nos apuntaron con pistolas. ‘Ya mamaron, agáchense’, nos dijeron”, contó J. C. L., el adolescente. Era un secuestro.

D. R. O. intentó defenderse y quitarle la pistola a uno de ellos, pero sólo recibió un cachazo en la cabeza que lo puso a sangrar.

Ven mamás la tortura

En la vivienda, en la calle Desierto de Lut 1719-6, fueron atados de manos y pies, vendados de los ojos y dejados en un colchón en una de las recámaras. A ratos les pedían los teléfonos de sus familias para llamarles y pedirles dinero.

Al adolescente lo golpearon en video “para que viera (mi mamá) que no era juego”, dijo. Lo llevaron a una bañera y le echaron agua sobre la cara que tenía cubierta con una toalla. Le dijeron que le iban a cortar los dedos a su amigo, pero nunca sucedió.

Eso les pasaba por trabajar con “El Sobrino”, le dijeron a D. R. O.

A las madres de las víctimas, los presuntos secuestradores les repitieron que no se pasaran de listas, que pagaran o habría consecuencias. Que ellos trabajaban para el Cártel de Sinaloa Cuarta Generación, y si querían colgaban del puente a las víctimas, por no pagar.

El juez Apolinar Juárez Castro, en funciones de juez de Control, declaró legal la detención y retención de los tres acusados en la primera sesión, permitió la imputación, y preguntó si deseaban declarar, a lo que se negaron. Ante la solicitud de los acusados, fijó para el 21 de abril la continuación de audiencia inicial para saber si son vinculados o no a proceso. Además, fijó 12 meses de prisión preventiva justificada, por el riesgo de que se fugaran, para las víctimas y para la investigación.

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