El borrego cimarrón, emblema del desierto chihuahuense y ausente desde hace décadas en vida libre, se encuentra en el centro de la política ambiental estatal. El Gobierno del Estado impulsa un programa para restablecer la especie en su hábitat natural, luego de confirmarse que la población actual sólo permanece en ranchos cinegéticos bajo esquemas de semicautiverio. La intención es que un día vuelva a caminar sin cercos sobre la sierra, como antes.

Joel Isaac Morales Saldivar, jefe del Departamento de Vida Silvestre de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, explicó que el proyecto avanza mediante convenios con Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA). Algunos ranchos poseen pies de cría y entregan ejemplares al programa cuando alcanzan cierto número o edad, lo que permite trasladarlos a otras propiedades bajo el mismo modelo y ampliar así la base genética.

En la conversación, Morales describió un escenario construido en años: la especie dejó de verse en vida libre desde hace varias décadas, al grado de que su presencia real sólo quedó confirmada cuando se colocó en la lista de especies en peligro de extinción. Desde ese punto, el Estado enfrentó un reto doble: conservarla y reconstruir su ruta hacia el desierto abierto.

Aunque no existe aún una fecha para liberarla, el funcionario señaló que la población en semicautiverio podría considerarse estable. Sin embargo, sigue confinada. En Chihuahua hay casi 800 UMA registradas y sólo del 10 por ciento maneja borrego cimarrón bajo condiciones intensivas, dentro de cercas que limitan su territorio. La expectativa es realizar un censo estatal en 2026 para contar con números claros y evaluar una eventual liberación.

Morales también apuntó un obstáculo inesperado: la presencia del borrego berberisco, una especie exótica introducida por propietarios privados que buscaban ampliar opciones de caza. El animal escapó del control inicial, se expandió con rapidez y ahora ocupa zonas donde debería estar el cimarrón. La competencia por territorio y alimento empuja hacia abajo las posibilidades de retorno de la especie nativa.

El comunicado oficial de la SDUE confirmó este esfuerzo como parte del anuncio del arranque de la temporada de caza deportiva en las UMA del estado. Ahí se destacó que Chihuahua sostiene desde hace años un programa de conservación y reintroducción del borrego cimarrón, acompañado por un modelo que obliga a los dueños de predios a presentar planes de manejo, censos y solicitudes estrictas para determinar tasas de aprovechamiento.

Entre las especies cinegéticas autorizadas figuran venado cola blanca, venado bura, coyote, puma, pecarí de collar, aves acuáticas migratorias y el jabalí europeo, además del propio borrego berberisco. El borrego cimarrón aparece en una condición distinta: aunque existe aprovechamiento en UMA intensivas, su carácter de especie en peligro de extinción mantiene un esquema más rígido de control.

En el fondo del tema permanece la imagen del desierto y sus silencios: el funcionario recordó que el territorio natural del cimarrón abarca Sonora y Chihuahua. En el primero aún hay ejemplares en vida libre; en el segundo sólo quedan rastros en alambre y sombra. El programa estatal intenta revertir esa escena. Y mientras tanto, los corrales de las UMA sostienen a los animales que, algún día, podrían regresar al paisaje donde antes se perdían entre rocas y sierras.

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