Chicago.- ¿Cómo atacar al ex presidente Donald Trump?

Es una pregunta que ha atormentado a los estrategas del Partido Demócrata durante casi una década.

Hillary Clinton lo llamó “el peligroso Donald” y racista.  El presidente Biden utiliza términos peligrosos e idealistas para describirlo como un peligro para la democracia estadounidense.

La vicepresidenta Kamala Harris está tratando algo diferente:  desinflarlo.

Las primeras dos noches de la Convención Nacional Demócrata en Chicago han sido utilizadas como un enfoque más preciso de los lentes a través de los cuales Harris y sus aliados pretenden enmarcar a Trump desde ahora hasta el Día de la Elección.

En unos hábiles videos mostrados a los delegados y en discurso tras discurso, emergieron una serie de ataques.

Harris es la agente del cambio orientado al futuro y Trump es el estancamiento en el pasado. Él ha estado utilizando un largo engaño contra los estadounidenses que ya superó su fecha de expiración.

El objetivo del mensaje anti-Trump de Harris es tratar de hundir a su contrincante con el fin de superarlo, minimizarlo y desconectarse de él para evitar ser arrastrada y reaccionar a cada una de sus provocaciones.

Está destacando menos las declaraciones racistas de Trump y está dejando de mostrarlo como una amenaza para la democracia, en su lugar se está enfocando en mostrarles a los demócratas una descripción que considera que resonará entre los votantes: el de un Trump que es un fraude y un malvado que sólo se importa él mismo y sus amigos billonarios.

Los ataques están diseñados no sólo para ganar el aplauso de la convención sino también para ganar votos.

El objetivo es erosionar el apoyo de Trump entre los indecisos y mayormente entre los votantes caucásicos de la clase media en los tres estados llamados del Muro Azul que es probable que decidan la elección: Pennsylvania, Michigan y Wisconsin.

Harris y sus aliados están diciendo que Trump es un falso trabajador populista y un “esquirol” anti-sindicato que se ha mostrado a sí mismo como un egoísta hasta un grado que no es característico de un estadounidense.

La sorpresiva aparición de Harris en la primera noche de la convención pareció sacada del libro de estrategias de su contrincante, un toque Trumpiano y teatral que electrizó el lugar.

El video que precedió a su entrada estableció el tono y el imaginario del camino hacia adelante que seguirá su campaña, e ilustró su intento por quitarles a los republicanos la propiedad de los americanos y el patriotismo.

El video que se trasmitió en la arena abrió con una amplia imagen de caballos galopando por llanuras abiertas, la gigantesca pantalla lanzó destellos con los símbolos de la grandeza estadounidense:  seis Marinos levantando la bandera en Iwo Jima, la Estatura de la Libertad, la llegada a la luna e imágenes de la bandera de Estados Unidos.

El tono del video fue juvenil y optimista, saltando de una jubilosa multitud a favor de Harris a la siguiente. Mostró a Trump como un oscuro y desagradable pasado y Harris como el brillante futuro.

Terminó cuando el narrador mencionó los problemas legales de Trump:  “Esta es la opción que tenemos:  elegir a una fiscal o a un delincuente”.