El presidente electo Donald Trump anunció el jueves que nominará a Robert F. Kennedy Jr. para liderar el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), abriendo un debate sobre si Kennedy, cuyas posturas poco convencionales y escepticismo sobre las vacunas inquietan profundamente a las autoridades de Salud Pública, puede ser confirmado.
Trump está conformando su administración con personas que incluso algunos republicanos consideran alarmantes, incluyendo al ex representante Matt Gaetz como fiscal general y al presentador de Fox News Pete Hegseth como secretario de Defensa. Al elegir a Kennedy, Trump selecciona a alguien que ha estado en desacuerdo con las agencias de salud pública que ahora supervisaría.
En una declaración en Truth Social, su plataforma en redes sociales, Trump dijo que Kennedy restauraría las agencias de salud del país “a los estándares de investigación científica de oro y faros de transparencia, para terminar con la epidemia de enfermedades crónicas y hacer a Estados Unidos grande y saludable nuevamente”.
Kennedy, quien ha criticado la “puerta giratoria” entre la industria y el Gobierno, prometió en redes sociales “liberar a las agencias del asfixiante control corporativo para que puedan cumplir su misión de hacer de los estadounidenses una vez más las personas más saludables del planeta”.
Si es confirmado, Kennedy tendría un control considerable sobre un departamento con 80 mil empleados en 13 divisiones que gestionan más de 100 programas. Sus agencias regulan los alimentos y medicamentos que los estadounidenses consumen a diario, deciden si Medicare y Medicaid pagarán por medicamentos y tratamientos hospitalarios, protegen contra enfermedades infecciosas e invierten miles de millones de dólares en investigaciones médicas sobre enfermedades como el cáncer y el Alzheimer.
Muchos demócratas y expertos en salud pública se mostraron horrorizados por la selección de Trump. El doctor Richard E. Besser, director ejecutivo de la Fundación Robert Wood Johnson y ex director interino de los CDC, advirtió que tener a Kennedy en el puesto de secretario de Salud “representaría un riesgo increíble para la salud de la nación”, ya que los ataques de Kennedy a la estructura de salud pública están agravando la desconfianza tras la pandemia de coronavirus.
“Robert F. Kennedy es parte del problema y no puede ser parte de la solución”, dijo Besser.
La senadora Patty Murray, demócrata de Washington y ex directora del Comité de Salud del Senado, calificó la selección como “catastrófica” y “peligrosísima”. Describió a Kennedy como un “anti-vacunas notorio” y “teórico de la conspiración marginal” que podría perjudicar la salud pública de múltiples maneras.
Sin embargo, durante la campaña electoral, tanto mientras se postulaba como cuando su campaña se fusionó con la de Trump, Kennedy obtuvo apoyo de personas de todo el espectro político que compartían su desconfianza hacia las industrias farmacéutica y alimentaria, y aplaudían su énfasis en la nutrición y la eliminación de aditivos en los alimentos.
Pero Kennedy ha difundido información falsa sobre las vacunas, incluida la afirmación de que causan autismo, una teoría que ha sido desmentida hace mucho. Ha contradicho públicamente la recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de fluorizar el agua para prevenir la caries dental.
Kennedy también ha defendido el consumo de leche cruda, a pesar de la advertencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sobre los riesgos, particularmente en medio de una epidemia de gripe aviar entre las vacas lecheras. Además, ha promovido la hidroxicloroquina, un medicamento cuyo uso de emergencia como tratamiento para el Covid-19 fue revocado por la FDA tras un estudio de 821 personas que demostró su falta de efectividad.
La confirmación de Kennedy en el Senado, incluso con una mayoría republicana, es incierta. Además de sus opiniones poco ortodoxas sobre la medicina y la salud, ha estado involucrado en actividades peculiares, como el supuesto abandono de un oso muerto en Central Park y la decapitación de una ballena. En entrevistas previas al anuncio de Trump, algunos senadores republicanos expresaron inquietud, pero ninguno descartó votar a su favor.
“Algunas de sus declaraciones me resultan alarmantes, pero nunca he conversado con él a profundidad”, comentó la senadora Susan Collins, republicana de Maine y cuyo voto podría ser crucial para la confirmación de Kennedy. “Así que no quiero prejuzgar sólo por recortes de prensa que he leído”. Sin embargo, agregó: “Creo que sería una elección sorprendente”.
Los republicanos más alineados con Trump se mostraron entusiastas. “Cien por ciento”, dijo el senador Tommy Tuberville, republicano de Alabama y miembro del Comité de Salud del Senado, cuando se le preguntó si votaría a favor de Kennedy. Tuberville dijo admirar a Kennedy por su trabajo con alimentos y vacunas, y agregó: “Más que nadie que yo conozca, él ha mantenido una mente abierta”.
La peculiar alianza política entre Trump y Kennedy, quien respaldó a Trump tras suspender su campaña presidencial, ha sido beneficiosa para ambos. La fusión le dio a Kennedy una plataforma que antes no tenía: mítines bien producidos y multitudes de seguidores de Trump.
Por su parte, Kennedy le ofreció a Trump un núcleo de nuevos seguidores, en particular demócratas descontentos y “madres naturistas” que, de otro modo, no habrían votado por alguien con antecedentes de fuertes actitudes autoritarias. Trump quedó impresionado con Kennedy y prometió darle “libertad total en temas de salud”.
Últimamente, Kennedy ha cambiado su discurso de las vacunas hacia la “epidemia de enfermedades crónicas”, una meta que los expertos en salud pública consideran loable. Si pone la nutrición en el centro de su agenda, podría encontrar puntos en común con científicos y autoridades de Salud.
“Creo que los responsables de políticas están interesados en temas de alimentación”, dijo el doctor Anand Parekh, director médico del Centro de Políticas Bipartidistas, quien afirmó estar “agradablemente sorprendido” al ver a Kennedy destacando la nutrición y “desviándose de sus habituales temas de vacunas y salud ambiental”.
Kennedy es abogado ambientalista sin formación formal en medicina o salud pública. No sería el primer abogado en dirigir la agencia; el actual secretario de salud, Xavier Becerra, es ex miembro del Congreso y ex fiscal general de California. Secretarios anteriores también han sido gobernadores, como Tommy Thompson bajo el presidente George W. Bush y Kathleen Sebelius bajo el presidente Barack Obama. (Sheryl Gay Stolberg / The New York Times).