Nueva York.- "Esta vez es diferente". Como solía decir el gran inversionista Sir John Templeton, éstas son algunas de las palabras más costosas en la inversión. "Esta vez no es diferente" también puede ser costoso.
Ahora que el Presidente Trump busca revertir décadas de globalización y anular las reglas comerciales mundiales, los mercados están en zozobra con motivo. Sería absurdo pensar que nada ha cambiado, y no se puede simplemente desear que la turbulencia desaparezca.Para superar este caos, hay que pensar con claridad en un momento en que muchos inversionistas (y también legisladores) están emocionalmente afectados.
La intensa incertidumbre desencadena automáticamente miedo y estrés en el cerebro humano, llenando nuestros cuerpos con la ancestral respuesta de pelea o huida, esencial para la supervivencia. El miedo fija nuestra atención en lo negativo, nos vuelve extremadamente sensibles a las señales sociales, entorpece nuestra memoria de trabajo y perjudica nuestra capacidad de pensar con flexibilidad. Un acontecimiento sin precedentes en la vida de la mayoría de los inversionistas, como la avalancha de aranceles de Trump, intensifica nuestro miedo y estrés. "Nadie ha visto esto antes, así que nadie sabe cómo reaccionar", afirma Elizabeth Phelps, neurocientífica en la Universidad de Harvard que estudia las emociones y la toma de decisiones. Normalmente, los inversionistas pueden consultar datos del pasado para poner en perspectiva un mercado en caída y calmar sus temores, pero nada parecido a la guerra comercial de Trump ha ocurrido en casi un siglo. "Esto significa", dice Phelps, que los inversionistas de hoy "no tienen experiencia en la cual basarse para tranquilizarse". Por eso, pensar con claridad ahora es más difícil, pero también más importante que nunca. Así que como primer paso deja de obsesionarte con el daño a tu cartera. En lugar de eso, imagina una pirámide simple, señala Jonathan Treussard, de Treussard Capital Management en Newport Beach, California. La pirámide tiene tres estratos, cada uno representando una probabilidad diferente de arrepentimiento. En el estrato inferior están las decisiones que puedes tomar ahora y de las que es muy poco probable que te arrepientas más adelante. El segundo estrato consiste en acciones de las que podrías arrepentirte en cierta medida más adelante. El tercero se compone de decisiones drásticas que son difíciles, si no imposibles, de revertir, lo que las convierte en candidatas ideales para serio arrepentimiento en el futuro. En el estrato inferior de la pirámide yacen acciones como ajustar el presupuesto familiar; gastar menos y ahorrar más te ayudará a capear una tormenta en el mercado. También puedes considerar la cosecha de pérdidas fiscales. ¿Posees acciones o fondos que de repente valen menos de lo que pagaste por ellos? Consulta a tu asesor fiscal para ver si puedes convertirlos en una pérdida fiscal. Al vender e invertir las ganancias en un fondo diversificado de bajo costo, puedes reducir tu factura fiscal, disminuir tu riesgo y mantener tu exposición a las acciones a los precios más bajos de hoy. En el segundo estrato (acciones de las que algún día podrías arrepentirte, al menos un poco) se encuentran decisiones algo más importantes. Considera recibir los dividendos de tus acciones o fondos en efectivo en lugar de reinvertir en más acciones; esa liquidez adicional puede brindarte un colchón psicológico contra futuras pérdidas. Si la caída del S&P 500 te tiene nervioso, invierte parte de tu dinero en acciones internacionales o en bonos, particularmente en valores del Tesoro protegidos contra la inflación, que aún ofrecen un valor decente aunque sus precios han subido recientemente. También puedes reequilibrarte, vendiendo parte de lo que ha subido y comprando más de lo que ha bajado. Sólo después de haber agotado los estratos inferior y segundo de la pirámide, dice Treussard, se debería considerar el estrato superior, que consiste en decisiones arriesgadas como deshacerse de todas tus acciones o apostar fuerte por un repunte. El poder de esta pirámide de decisiones reside en que, si te limitas a los dos estratos inferiores, no tienes que acertar al desenlace final de la guerra comercial de Trump. Tomar las decisiones más fáciles primero significa que minimizas tu arrepentimiento futuro. En vista de que puedes tomar muchas medidas sencillas en los dos estratos inferiores de la pirámide, sentirás menos necesidad de lidiar con las decisiones mucho más difíciles, y potencialmente lamentables, en su cúspide. En resumen, "podemos y debemos pensar de forma extrema", afirma Treussard. "No debemos actuar de forma extrema". Esto es particularmente cierto porque a partir de aquí cualquier cosa puede pasar. La confianza en el sistema de comercio global ha sido destrozada y recuperarla requerirá esfuerzo y paciencia. Podrían producirse inflación, recesión o algo peor, pero también podrían materializarse sorpresas positivas. Si como respuesta cambias toda tu cartera, no solo actúas como si supiera qué hará el mercado a continuación, lo cual es prácticamente imposible. También actúas como si supieras qué hará Donald Trump a continuación, lo cual es imposible. Aunque nada es seguro a corto plazo, algunas cosas son muy probables a largo plazo. "Se terminarán reconociendo los costos de los aranceles y se derogarán", confía Bryan Taylor, economista titular en Finaeon, una firma de investigación en Irvine, California, que reúne y analiza siglos de datos financieros. "Cuando miras el pasado, ves que los mercados terminan por recuperarse, porque con el tiempo prevalece la lógica", añade. Mark Higgins es asesor financiero en IFA Institutional y autor de "Investing in U.S. Financial History", un libro que hace una crónica de los mercados de 1790 a la actualidad. La mayoría de los inversionistas actuales, afirma, "se sorprenderían de lo mucho más tipo circo han sido los mercados financieros del País en el pasado". "Cada generación piensa que todo se derrumbará. Esto será doloroso, pero lo superaremos", añadió. (Jason Zweig / The Wall Street Journal)