A casi dos meses de haber sido anunciado por la secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Kristi Noem, el color negro en el muro fronterizo de Estados Unidos con México no ha avanzado, según constató El Diario durante un recorrido realizado el pasado fin de semana.

Frente a decenas de medios de comunicación que fueron convocados en la frontera de Santa Teresa con Ciudad Juárez, la tarde del 19 de agosto de 2025, la funcionaria federal tomó un rodillo y ella misma comenzó a pintar parte de los barrotes de acero del muro secundario que se construye desde mediados de julio, para dar a conocer que el muro sería pintado de negro por órdenes del presidente Donald Trump.La secretaria anunció que la orden del presidente tiene el fin de inhibir el ingreso de más migrantes a Estados Unidos. El argumento es que trepar la muralla será más difícil para los migrantes que buscan cruzar la frontera, ya que “cuando algo se pinta de negro, se pone más caliente”.

La cobertura negra del muro comenzó a altura de las Uniones Ganaderas ubicadas en Ciudad Juárez y Santa Teresa; sin embargo, durante un recorrido realizado en la zona, El Diario constató que el recubrimiento del muro no avanzó después de la visita de la funcionaria federal.

A mediados de julio, el gobierno de Trump inició la construcción del muro en la frontera de Nuevo México con Chihuahua, paralelo a la carretera Anapra-San Jerónimo, uno de los principales puntos de cruce irregular entre Estados Unidos y México.

A tres meses del inicio de los trabajos, suman aproximadamente tres kilómetros de muro secundario (atrás de la malla fronteriza) levantados desde los patios fiscales del cruce internacional San Jerónimo-Santa Teresa, hasta la altura de la Unión Ganadera.

El viernes se observaron trabajadores estadounidenses moviendo las pilas de barrotes de acero que permanecieron por cuatro años y medio cerca del basurero de Sunland Park, tras la suspensión de la construcción del muro por el gobierno de Joe Biden.

De acuerdo con lo informado el martes 5 de enero de 2021 por el entonces comisionado nacional de CBP, Mark Morgan, hasta finales de 2020 el gobierno de Trump había construido 130 millas en el Sector El Paso, equivalentes a una extensión de 209.21 kilómetros, con una altura de 32 a 40 pies de alto, es decir, entre 9.75 y 12.19 metros de altura.

Sin embargo, en enero de 2021, al iniciar su gobierno, Biden ordenó suspender la construcción de la barrera fronteriza, por lo que los trabajadores recibieron la orden de parar la obra y las pilas de barrotes permanecieron junto a un muro viejo que se convirtió en uno de los principales puntos de cruce irregular entre ambos países.

El viernes, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos anunciaron que durante septiembre de 2025 se adjudicaron 10 nuevos contratos para la construcción de 370 kilómetros de “Muro Inteligente” o “Smart Wall” y casi 640 kilómetros de nueva tecnología en la frontera con México, por un total de aproximadamente 4 mil 500 millones de dólares.

Tres de los proyectos se llevarán a cabo en el Sector El Paso, en donde se planea la construcción de 78 millas (125.5 kilómetros) de muro, entre reemplazo de la barrera antigua, muro primario (donde no existe barrera) y secundario (atrás de la malla fronteriza), además de aproximadamente 149 millas (239.79 kilómetros) de atributos del sistema de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos (USBP), en Nuevo México y Texas, por más de mil 584 millones de dólares.

El “Muro Inteligente” es un sistema de seguridad fronteriza que combina barreras de acero, barreras flotantes, vías de patrullaje, luces, cámaras y tecnología de detección avanzada para brindar a los agentes de la Patrulla Fronteriza las mejores herramientas del mundo para detener el tráfico ilegal.

Actualmente, militares a bordo de un vehículo de ocho ruedas y agentes de la Patrulla Fronteriza se encargan de vigilar las zonas que forman parte de los proyectos de construcción de la muralla de acero, mientras que grupos de traficantes de personas tratan de contactar a clientes a través de redes sociales, bajo la promesa de un cruce “fácil y seguro” a cambio de miles de dólares.

Una de esas zonas es el marcador internacional número 352, en donde del lado mexicano se observan los rastros de la migración irregular, con huellas en la arena, botellas de plástico vacías, cobijas de la Cruz Roja y prendas de vestir semienterradas. (Hérika Martínez Prado / El Diario)