Del 10 al 13 de febrero, monseñor Eugenio Lira, obispo de Matamoros, Reynosa, estuvo en Panamá en un encuentro de obispos y secretarios ejecutivos de la Pastoral de Movilidad Humana, y declaró que "las políticas migratorias de Estados Unidos afectan a más de 13.5 millones de indocumentados".
El Papa, ante la difícil situación que para los obispos de Estados Unidos han significado estas políticas, escribe la carta que aquí resumimos:
-"Queridos hermanos en el episcopado, en estos delicados momentos que viven como pastores del pueblo de Dios en los Estados Unidos, recuerdo que el paso de Israel de la esclavitud a la libertad nos llama a mirar la realidad actual, marcada por el fenómeno de la migración, como un momento decisivo de la historia para reafirmar nuestra fe en un Dios siempre cercano, encarnado, migrante y refugiado, y la dignidad infinita y trascendente de toda persona humana.
La doctrina social de la Iglesia muestra a Jesucristo como el verdadero Emanuel-dios con nosotrosque quiso vivir el drama de la inmigración.
La constitución apostólica de Pío XII sobre el cuidado de los migrantes, 'carta magna del pensamiento de la Iglesia sobre las migraciones', describe a la Sagrada Familia que huye de la ira de un rey impío como ejemplo y consuelo de emigrantes y peregrinos de todo tiempo, lugar y condición, quienes acuciados por las persecuciones o la necesidad, deben abandonar su patria, familia y amigos para dirigirse a tierra extraña".
-"Jesucristo, amando a todos con amor universal, nos educa en el reconocimiento permanente de la dignidad de cada ser humano, sin excepción. Cuando hablamos de 'dignidad infinita y trascendente', estamos subrayando que el valor más decisivo de la persona humana va más allá de cualquier consideración de carácter jurídico para regular la vida en sociedad. Todos los fieles cristianos y hombres de buena voluntad debemos mirar la legitimidad de las normas y políticas públicas a la luz de la dignidad de la persona y sus derechos fundamentales, no al revés.
Sigo atentamente la crisis en Estados Unidos con motivo del inicio de un programa de deportaciones masivas. Una conciencia bien formada no puede aprobar ni callar ante 'cualquier medida' que criminalice abierta o veladamente la condición ilegal de algunos migrantes. Y aunque es cierto que toda nación tiene derecho a defenderse y a salvaguardar sus comunidades de quienes perpetran graves crímenes antes de llegar al país o mientras están en él", hay que decir que "deportar a quienes dejaron su propia tierra por causa de extrema pobreza, inseguridad, explotación, persecución o el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, dejándoles indefensos. Un auténtico estado de derecho se realiza tratando dignamente a todas las personas, especialmente a las más pobres y marginadas".
-"También el bien común se promueve cuando sociedad y gobierno, con creatividad y respeto estricto al derecho de todos, acogen, protegen, promueven e integran a los más frágiles, desprotegidos y vulnerables. Esto no debe impedir la regulación ordenada y legal de la migración, mas nunca mediante el privilegio de unos y el sacrificio de otros, pues lo que se construye a base de fuerza y no desde la verdad sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará.
¡La persona humana no es un mero individuo, relativamente expansivo, con algunos sentimientos filantrópicos!, sino un sujeto con dignidad que, a través de la relación con todos, especialmente con los más pobres, va madurando su identidad y vocación. El orden de amor que debe promoverse se descubre en la parábola del buen samaritano. Buscar la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones, introduce un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad".
-"Reconozco el valioso esfuerzo de ustedes, queridos obispos, cuando cercanamente trabajan con migrantes y refugiados, anuncian a Cristo y promueven los derechos humanos fundamentales. ¡Dios premiará abundantemente todo lo que hagan al proteger y defender a quienes son considerados menos valiosos o menos humanos!
No cedamos ante narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados. Vivamos solidarios y fraternos construyendo puentes de cercanía y no muros de ignominia. Demos la vida como Jesús.
Que la 'Virgen morena' que reconcilió a los pueblos enemistados, nos conceda reencontrarnos como hermanos".