A menos de un mes de que entre en vigor la prohibición de venta de comida chatarra en escuelas, la Secretaría de Educación y Deporte (SEyD) intensificó su estrategia de concientización para garantizar que la transición ocurra sin contratiempos y evitar sanciones por parte de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coespris).
El subsecretario de Educación Básica, Lorenzo Arturo Parga Amado explicó que desde hace semanas se han realizado presentaciones dirigidas a directivos, supervisores, maestros, padres de familia y encargados de cooperativas escolares para aclarar los lineamientos del acuerdo publicado el 30 de septiembre de 2024. Este establece la venta exclusiva de alimentos y bebidas con alto valor nutricional en todas las instituciones educativas del país, desde preescolar hasta nivel superior.
La SEyD diseñó materiales informativos, incluyendo infografías con respuestas a dudas comunes, dirigidas a maestros, alumnos y concesionarios de las tiendas escolares. Además, en la próxima entrega de boletas en marzo, el tema será abordado con los padres de familia.
"Nos interesa que todos tengan claro qué alimentos pueden llevar los niños a la escuela y qué productos estarán permitidos en las cooperativas", detalló Parga. "No se trata de eliminar todo, sino de fomentar una alimentación saludable. Un tamal, una gordita o un burrito tienen valor nutricional si se preparan de forma casera, sin conservadores ni aceites dañinos".
Uno de los puntos clave del acuerdo es la eliminación de la publicidad de productos ultraprocesados dentro de los planteles. "Pedimos a todas las escuelas de nivel básico que retiren anuncios, logotipos, lonas o cualquier tipo de publicidad de alimentos con octágonos de advertencia", señaló el subsecretario.
Sobre la aplicación de sanciones, Parga indicó que la Coespris tendrá a su cargo las inspecciones aleatorias a partir del 29 de marzo. "Las sanciones pueden ir desde una amonestación hasta la suspensión de actividades o el retiro de la licencia para operar", advirtió.
A pesar de los desafíos, algunas escuelas ya han iniciado el proceso de cambio con el apoyo de padres de familia y proveedores. "El niño seguirá deseando unas papitas con salsa, pero poco a poco se generará una nueva cultura alimenticia", reconoció Parga. "No es solo para quienes tienen problemas de sobrepeso, sino para todos, porque buscamos prevenir enfermedades crónico-degenerativas que cada vez aparecen a edades más tempranas".
Con este esfuerzo, las autoridades educativas buscan que los planteles no solo sean espacios seguros en términos físicos, sino también saludables para las futuras generaciones.