Chihuahua.- Con las presas en su menor nivel de almacenamiento desde hace 30 años, desde la sequía 19941995, más de 200 mil hectáreas regadas con aguas superficiales no podrán ser sembradas como cada año, mientras que otras 300 mil están en riesgo debido a que dependen de las lluvias.
A una semana del arranque tradicional del ciclo agrícola, que comienza con la primavera, serán alrededor de 500 mil hectáreas de cultivos irrigadas con agua de pozos las únicas que podrían sembrarse, de acuerdo con las estimaciones de la Comisión Nacional del Agua y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
El agua de los pozos utilizados para riego agrícola, de acuerdo con las cifras oficiales, sería suficiente para alcanzar alrededor de 500 mil hectáreas, en los territorios del estado donde existe la infraestructura para tal fin y las concesiones para el uso del recurso subterráneo.
Dicha superficie de riego ha crecido en los últimos años y ha alcanzado casi 700 mil hectáreas en tiempos más favorables, pero la estimación para 2025 es que tendrá una reducción y los cultivos serán limitados a los prioritarios. En cuanto a la superficie de temporal, estimada en alrededor de 300 mil hectáreas, dependerá de las lluvias, tanto las de arranque del ciclo agrícola como las esperadas para la temporada de precipitaciones para ya entrado el segundo semestre del año.
En tanto, las estimaciones de cultivos en las zonas de riego con aguas superficiales, alrededor de 200 mil hectáreas más -que en años productivos ha llegado a duplicarse, en 2025 tiende prácticamente a cero, debido al bajo nivel de almacenamiento de las presas.
Presas importantes en niveles mínimos
Como al final del ciclo agrícola del año pasado, las presas más importantes de la entidad, La Boquilla y Las Vírgenes, siguen en su peor nivel en 30 años, cuando llegaron a tener, respectivamente, apenas un 14 y un seis por ciento de almacenamiento.
El mayor embalse de Chihuahua, La Boquilla, ubicada en la corriente del río Conchos entre Valle de Zaragoza y San Francisco de Conchos, tiene una capacidad de dos mil 893 hectómetros cúbicos, actualmente, tiene un 15 por ciento de llenado a pesar de que está cerrada desde el mes de septiembre del año pasado y ha tenido ligeros escurrimientos escasas precipitaciones en el caudal que la alimenta.
El ciclo agrícola de 2024 inició con un 30 por ciento de llenado y lo culminó prácticamente en los niveles actuales. El año 2023 comenzó el ciclo agrícola de marzo con el 76 por ciento de su capacidad y lo culminó con un 44 por ciento de almacenamiento.
El embalse en 2022 registró un 46 por ciento y en 2020 un 33 por ciento al culminar el ciclo de riego. En el año 2018, La Boquilla mantenía en agosto un 54 por ciento de almacenamiento y en 2014 un 47 por ciento, de acuerdo al monitoreo público que diariamente realiza la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de todas las presas del país.
Para el año 2010, gracias a intensas lluvias generalizadas en la entidad, llegó a alcanzar un 82 por ciento de almacenamiento; en 2006 un 60 por ciento y en 2002 un 34 por ciento, todos los registros al finalizar el correspondiente ciclo de riego.
En 1998, después de una prolongada sequía similar a la de este año, fue reportada al 29 por ciento de su capacidad, mientras que en 1994, hace 30 años, la falta de lluvias y la extracción de agua para riego la llevaron a su nivel más bajo, es el peor en todos los años de los que Conagua tiene registros formales disponibles. El año de 1995 fue el más crítico para los productores que dependen de su almacenamiento, situación que es repetida en este 2025.
La presa Las Vírgenes, oficialmente denominada Francisco I. Madero, tiene una capacidad de almacenamiento mucho menor, de 333 hectómetros cúbicos. Está ubicada en el municipio de Rosales, al norte de Delicias, y en la corriente del río San Pedro, otro de los más importantes del estado.
El nivel más crítico, según el registro histórico, lo tuvo en 1994, cuando fue reportada con apenas un dos por ciento de almacenamiento respecto de su capacidad de llenado al terminar el ciclo agrícola, de alrededor de un 30 por ciento al comienzo. Desde entonces, no había bajado a los niveles actuales. En el inicio del ciclo agrícola 2024 estaba al 32 por ciento de su capacidad, pero finalizó entre el 11 y el 12 por ciento en el que lo han mantenido desde septiembre del año pasado.
En los cierres de ciclos agrícolas de 1998 registró un 40 por ciento; en 2002, un 77 por ciento; en 2006, un 73 por ciento y en 2010, las lluvias generalizadas en la entidad la llevaron casi al 100 por ciento de su capacidad, lo que también alcanzó cuatro años más tarde, en 2014, hace poco más de una década. En 2018, según la información oficial, tenía un 66 por ciento, mientras que en 2020 mantenía el ciclo agrícola en un 37 por ciento. Para el año 2022 llegó a alcanzar un 107 por ciento de almacenamiento, el más alto de las últimas tres décadas reportadas, pues su nivel de aguas máximas extraordinarias es de 100 hectómetros cúbicos más que su capacidad ordinaria.
Panorama de las presas pequeñas
Las presas pequeñas de la entidad también enfrentan escenarios críticos, con un nivel de almacenamiento que impide su uso en labores agrícolas. La que sigue en tamaño es El Granero, ubicada aguas abajo del Conchos en el municipio de Aldama, utilizada en la irrigación del valle de Ojinaga.
Su capacidad es de 284 hectómetros cúbicos y está a un 65.7 por ciento de llenado, inferior al 96 por ciento de 2024 al mes de marzo y superior al 100 por ciento en años anteriores, condición que adquiere por ser el último embalse en las corrientes hidrológicas de la entidad.
Sigue en capacidad la presa El Tintero, ubicada en el noroeste del estado, en Buenaventura, en la corriente del río Santa María. Tiene apenas un 9.8 por ciento de llenado de un total de 125 hectómetros de capacidad; es su nivel más bajo históricamente al inicio de un ciclo agrícola. En la corriente del río Santa Clara, en la misma región noroeste, está la presa Las Lajas, con un 7.2 por ciento de llenado de sus 83 hectómetros cúbicos; el año pasado a estas fechas llegó a bajar a un 16 por ciento, pero en 2023 alcanzó más del 90 por ciento. Por otra parte, la presa Abraham González de Guerrero, con capacidad de 79 hectómetros cúbicos, está con un 20 por ciento de llenado, nivel también crítico en relación al 28 por ciento del año pasado y del 92 por ciento de 2023.
Las dos presas ubicadas en la capital del estado, la Chihuahua de 23 hectómetros cúbicos y El Rejón de apenas seis, reportan niveles más altos, de 46 y 32 por ciento, respectivamente, pero su uso es limitado.
Estos embalses en los cauces del río Chuvíscar y el arroyo El Rejón, han tenido mayores bajas históricas, como entre 1994 y 1995, que llegaron a tener menos del 10 por ciento de almacenamiento.
Por otra parte, la presa Pico del Águila, en la corriente del río Florido, con 48 hm3 de capacidad, dispone de un 38.3 por ciento de agua respecto de su capacidad total, aunque también ha llegado a niveles de entre el 15 y el 20 por ciento en periodos de sequía décadas atrás. Finalmente, la presa Piedras Azules, de 8 hm3 de capacidad, está con un 71 por ciento de almacenamiento, como lo han mantenido casi desde su arranque de operaciones, en el año 2015, para la captación de aguas del río Parral, dentro del municipio del Valle de Allende.