Ciudad de México.- El episodio de violencia del 15 de Noviembre volvió a colocar en el centro del debate político a un actor tan visible como opaco: el llamado bloque negro. La oposición lo acusa de operar al servicio del gobierno; Morena lo rechaza tajantemente. Ambos lados aseguran tener indicios, pero ninguno ha presentado pruebas verificables, investigaciones concluidas o datos de autoridad que permitan saber quién organiza, financia y dirige a los grupos encapuchados que irrumpen en manifestaciones.

La discusión escaló luego de que el PAN presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR), señalando que los agresores del 15-N “no actuaron solos”, sugiriendo que podrían estar vinculados a estructuras de poder político.

Morena, por su parte, niega su existencia como operación gubernamental y acusa a la oposición de utilizar el tema para construir narrativas de desestabilización sin sustento.

En una entrevista en el Senado, la morenista Lilia Margarita Valdez Martínez insistió en que su partido no opera ningún grupo de choque y calificó como “acusaciones desesperadas” las versiones que atribuyen el bloque negro a Morena.

La versión de Morena

“Nos acostumbramos a luchar contra la represión, no a practicarla”

La senadora Valdez fue directa cuando le preguntaron si Morena se deslinda del bloque negro:

"Totalmente. Los que andamos en la verdadera izquierda no estamos acostumbrados a hacer ese tipo de cosas. Si estuvimos en contra tantos años de esa violencia y de esas represiones, ¿cómo vamos a caer ahora en eso? Yo digo que no”.

Sobre la acusación recurrente de que el bloque opera siguiendo órdenes del gobierno, la senadora pidió que quien tenga pruebas, las presente ante las autoridades:

“Que haga su denuncia donde debe ser y que investiguen. Yo creo que son cuestiones muy desesperadas de decir quién lo maneja o cómo lo maneja. No lo creo”.

Valdez reconoció la obligación del Estado de garantizar manifestaciones pacíficas, pero argumentó que la actuación contra grupos encapuchados también genera críticas por presunta represión:

“Si el gobierno los agarrara y los llevara para ver quiénes son, también habría quién lo criticara por reprimir o por decir que ellos mismos los pusieron. Son problemas complejos”.

La senadora señaló que la detención de jóvenes durante la marcha de la generación Z ya está bajo proceso y que, si hubo selectividad en quiénes fueron asegurados y quiénes no, corresponde al gobierno capitalino explicarlo.

PAN denuncia ante la FGR y asegura que el bloque “es color guinda”

Mientras Morena rechaza cualquier vínculo, Acción Nacional presentó una denuncia formal ante la FGR. El dirigente nacional, Jorge Romero, afirmó que el objetivo es que la fiscalía investigue quién ordenó los actos de violencia contra jóvenes manifestantes y quién opera realmente al bloque negro.

El vocero panista Jorge Triana fue más lejos: "El bloque negro no es un bloque negro, es un bloque guinda. Queremos que investiguen y llegar hasta las últimas consecuencias”.

El PAN argumenta que la violencia del 15-N tuvo un patrón de actuación coordinado y que existen “indicios” de que el grupo actuó para desviar la atención de las causas de la manifestación.

Tampoco aportó evidencias públicas que permitan confirmar la hipótesis. La denuncia busca que la FGR investigue delitos como lesiones, daño en propiedad ajena, asociación delictuosa y abuso de autoridad.

Roberto Gil Zuarth insistió en que estos grupos tienen como fin inhibir la protesta social: "Alguien los organiza, alguien los financia, alguien los recluta. Que les quiten la capucha a los violentos y a sus jefes”.

Hasta ahora, ni la FGR ni la Fiscalía de la Ciudad de México han hecho públicos avances sustantivos de investigaciones previas sobre la identidad, estructura o financiamiento del bloque negro.

Entre acusaciones cruzadas y ausencia de datos públicos

Lo que deja claro el cruce entre declaraciones y denuncias es que: No hay información oficial que identifique a los integrantes del bloque negro. Ningún partido presenta pruebas verificables que acrediten quién lo financia o quién lo dirige.

No existe una investigación pública concluida que pueda atribuir su operación a gobierno, oposición o grupos delincuenciales.

La narrativa crece más rápido que la evidencia

Mientras tanto, el bloque negro está como un símbolo de disputa política más que como un fenómeno investigado con datos objetivos. Morena y PAN lo usan como argumento de contraste, pero ninguna autoridad ha dado información sólida sobre su estructura, motivación o cadena de mando.

La senadora Valdez sintetizó el dilema

“Hay que preguntarle a quien corresponde por qué fue selectivo detener a unos y a otros no”. Y Acción Nacional, desde la otra orilla, sostiene: “El 15-N no se olvida. Que la autoridad diga quién financia y dirige al bloque”.

El país sigue sin respuestas claras. Y el bloque negro —con capucha, sin capucha, guinda o no— continúa siendo una incógnita envuelta en discursos, denuncias y sospechas, sin pruebas concluyentes que permitan saber a quién sirve en realidad.