Me siento obligada a escribir este artículo con muchísimo cuidado; pensando muy bien en las palabras que voy a expresar, para no herir susceptibilidades; dada la temática que voy a tratar. Pues, conozco a casi todas las personas involucradas en el asunto; porque el servicio público me lo ha permitido en distintos momentos. Con algunas o algunos coincidí en áreas de gobierno. 

Hace días que se presentó en esta ciudad capital, en una sala de cine, un documental que dura casi una hora con cuarenta minutos, denominado: LA FARSA. 

A pesar de haber sido invitada a la premiere, decidí no ir. Luego me comentan que está en YouTube y ahí ya pude verla una de estas noches de insomnio. Por si mis amables lectores desean, búsquenla en dicha plataforma. 

Contiene los testimonios de quienes sufrieron, la peor persecución política de los últimos tiempos, (por lo que mi memoria recuerda). A casi todas y todos ellos, se les aprehendió, sin una orden; los policías ministeriales ingresaron a sus domicilios sin orden de cateo; se les violentó “el debido proceso”. 

Por lo que ahí se describe, ya hay múltiples denuncias por tortura. 

Ojalá prosperen. Se castigue a los verdugos. Vayan tras las rejas quienes deberían estar ahí. 

Y, -por otra parte-, deseo de todo corazón que la paz mental y la tranquilidad de quienes fueron víctimas, llegue pronto; que, recuperen la estabilidad y reconocimiento social, del que gozaban antes de verse envueltos en estos escándalos. 

Por cierto, prácticamente todos, fueron absueltos. 

El protagonista, que buscó todos los reflectores, que pretendió elevar su ego, darse a notar, es: Javier Corral.

En mis editoriales, he procurado ni mencionarlo; pues no merece ni la más mínima atención. Pero, esta vez, de verdad que lo amerita. Es ruin y desalmado lo que hizo. 

Busco calificativos, para no usar palabras altisonantes, por respeto a este medio de comunicación; y lo menos que puedo decir es: perverso y pervertido. Ya que, en el video mencionan algunos que tenían cámaras en sus celdas, llegaban y les pedían que se desnudaran por completo, porque “el jefe” quería verlos. ¿Qué acaso no tenía una entidad que gobernar; como para estar en su oficina dándole vuelo a su mente retorcida?

La presión, amenazas, y coacción, de la que fueron objeto los involucrados, no tiene nombre. Utilizaron incluso, no solo la fuerza física o la violencia psicológica; sino que se atrevieron a meterse con las esposas e hijos; incluso poniendo en riesgo a menores de edad; sin importar el daño traumatizante que les estuvieran causando. 

Es de llamar la atención, que las personas mencionadas, como ejecutores de la voluntad del tirano huevornador, ya fueran: policías, jueces, ministerios públicos, etc., son en su gran mayoría nombres de mujer. Significa que Corral, seguramente ejercía algún tipo de presión a su vez, sobre las y los servidores públicos; para cumplir su afán desmedido de querer enaltecer su figura personal, mediante la mal llamada: “Justicia para Chihuahua”. 

Debería estar en la cárcel ese sujeto. Sin embargo, está postulado por Morena para Senador; pues a pesar de haberlo impugnado por no ser nacido en territorio nacional, sino en El Paso, Tx., según se demostró por el representante del PRI ante el INE, el diputado federal Hiram Hernández Zetina (de Ciudad Juárez); la resolución del magistrado que revisó el caso, viene en el sentido de que “no nació ahí por voluntad propia”. Así es. Así de absurdo. Nadie nacimos en determinado lugar, o en tal familia, por voluntad propia. No creo que eso sea un argumento jurídico válido. Parece un mal chiste, que un jurista diga eso. 

Por otro lado, ya anunció la señora Sheinbaum, que Corral será su “zar anticorrupción”. No uso estas expresiones, pero aplica a este caso concreto: “Dios los hace y ellos se juntan”. Pues son de la misma calaña. Igual de indecentes, deshonestos, corruptos, ladrones, cínicos. 

Ya es momento, de erradicar la tortura.

Ya es momento…