Tres sucesos históricos uno científico y dos políticos, están en el escenario: el eclipse total de sol que sucederá el lunes; el debate presidencial entre la candidata progresista Claudia Sheinbaum y la conservadora Xóchitl Gálvez y la continuidad de la demanda por “violencia política de género” interpuesta por el conservadurismo local en contra de los diputados locales de Morena. Sobre el, candidato de MC no nos referimos, porque no pinta en la elección. 

El eclipse es de esos que suceden cada 30 años, además es total y generará oscuridad total por algunos minutos donde vaya pasando. Pero puede causar daños irreversibles, al ser humano que cometa la imprudencia de observarlo sin protegerse, sin los objetos idóneos para ello. Según parece y todo indica, que el país entero tiene puesta toda su atención en dicho fenómeno y se prepara festivamente para ser protagonista pasivo de dicho acontecimiento extraordinario. Los gobiernos, como debe ser están preparando a los gobernados, para que vean el eclipse sin el enorme peligro que entraña. La forma más segura y completa de observarlo, sin duda es a través de la televisión y los medios digitales.

En cuanto al debate entre las dos candidatas presidenciales “más visibles”, ha quedado a un “ladito”, por el entusiasmo que genera el eclipse. Sin embargo, percibimos que para el mundo de la política y de los medios digitales inmersos en ese tema, es de enorme importancia, por varios motivos.

Obviamos la definición de debate presidencial ya la conocen los ciudadanos. La experiencia y digitalización de la cultura, ha logrado que los ciudadanos saben de sobra lo que es un debate electoral, para qué sirve, quiénes participan y los mensajes que se espera transmiten como respuestas a los problemas y necesidades que tiene la sociedad, a la que se trata de convencer por ellos. Esto ya es de sobra conocido.

La silla presidencial ya está definida, la predisposición electoral va mayoritariamente en favor de Claudia Sheinbaum. Por eso el debate es sólo un requisito formal y los que lo ven, asisten para reconfirmar su predisposición por alguna de las dos. Y claro, siempre han despertado el morbo de los receptores, que más bien ponen la atención, no en la satisfacción de sus necesidades intelectuales y democráticas como debiera ser, sino ver y escuchar cómo se van a comportar cuando estén frente a frente ambas candidatas, con sus imágenes físicas, psicológicas y simbólicas tan distintas entre sí. Es natural en el ser humano, hurgar en dichos eventos mediáticos, si alguna de las dos va a destapar e insistir en algún escándalo político que “derrumbe” la campaña de la imputada. Alguna imputación extraordinaria que ponga a temblar a la señalada y que al receptor lo ponga con los ojos desorbitados y los pelos de punta. Recordemos que en la televisión lo que predomina es la imagen física, no el discurso racional. Ambas candidatas lo saben. 

Otra costumbre en los debates televisados, es el uso frecuente de cartulinas con imágenes contundentes que denoten alguna debilidad del adversario que buscan la desaprobación de los receptores. Ver si hay porras o no adentro y fuera del recinto del debate. Y los ejércitos listos para inundar las redes sociales opinando en favor o en contra de una de ellas. 

Pero insistimos en una realidad: los debates no cambian la predisposición electoral que ya está tomada desde hace tiempo en favor, como lo indican, hasta nuevo aviso, las encuestas de la candidata de la coalición progresista “Sigamos Haciendo Historia” Claudia Sheinbaum.

Otra circunstancia histórica del debate presidencial es que por primera vez en la historia de México lo protagonizan DOS MUJERES. Lo cual es un suceso extraordinario para el avance de la democracia en nuestro país. 

Dos candidatas presidenciales mujeres debatiendo cara a cara, con toda su capacidad intelectual y política, que buscan representar la investidura presidencial, ante los ojos de todos los mexicanos; denotando en la semiótica de sus discursos verbales y no verbales de su imagen física, psicológica y simbólica, a la presidenta potencial de la república. Y que merece representar legítimamente los símbolos inherentes a la investidura presidencial.

Dentro de los elementos que dan forma a la predisposición electoral, está la propaganda positiva y sucia, que ya posicionaron socialmente sus atributos políticos, como gobernantes, operadoras políticas, diseñadoras de políticas públicas para el desarrollo económico y político, y en fin de los resultados que han dado en las responsabilidades públicas que han ostentado. Todo México sabe ya quién es quién entre ellas.

El tercer suceso también muy importante, en el escenario local, es la demanda de “violencia política de género” que interpuso el conservadurismo local contra la bancada legislativa de Morena, y que tiene en vilo la reelección de todos sus diputados. Esta maniobra, muy propia del realismo sigue generando una gran incertidumbre e intranquilidad en la elección en todo el Estado, no sólo de Juárez. Y por supuesto que independientemente del fallo judicial que se dé a la misma, sigue poniendo en peligro la tranquilidad social en el estado. Al tiempo.

Quienes interpusieron esa demanda chicanera, no calcularon que ponen en peligro la paz y la tranquilidad en el estado. Pues eso de intentar quitarles el derecho de reelección a los diputados de la alianza “Sigamos Haciendo Historia”, con un manotazo autoritario, ningún pueblo y ninguna democracia lo va a aguantar. Es un “balazo en el pie” el que se está dando el conservadurismo local.