Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez sostuvieron el domingo pasado el primero de los tres debates de la contienda presidencial; el evento se realizó en las instalaciones del Instituto Nacional Electoral y se definió un formato en el que se privilegió la participación ciudadana mediante preguntas enviadas por mexicanos radicados en el norte, centro y sur del país.
Este primer debate se tituló “La sociedad que queremos” y los temas que se abordaron fueron los de educación y salud; transparencia y combate a la corrupción y, finalmente, no discriminación, grupos vulnerables y violencia en contra de las mujeres. A pesar de que algunos medios de comunicación anunciaron que en el debate se había olvidado a las entidades fronterizas, en realidad no fue así, pues en diversos momentos, al menos Chihuahua se hizo presente; sin embargo, cada vez que ocurrió fue por razones desafortunadas. Hubo dos momentos específicos en los que se habló de Chihuahua o Juárez: el primero fue cuando Xóchitl Gálvez mencionó el incendio ocurrido al interior de las instalaciones del Instituto Nacional de Migración, en el que fallecieron 40 personas migrantes de diferentes nacionalidades. El segundo fue cuando esa misma candidata mostró a la Dra. Claudia Sheinbaum una fotografía en la que se le ve saludando al exgobernador Javier Corral Jurado y en el que se leía la frase “Acorralada”, haciendo alusión a las críticas que ha recibido por integrar en su equipo cercano a expanistas de cepa. Chihuahua se hizo presente también de manera simbólica al abordarse el tema de violencia en contra de las mujeres, pues a pesar de que éstas se han generalizado en todo el país, pocas entidades tienen la desafortunada historia que hoy cuentan las cruces rosas, las cientos de pesquisas buscando a mujeres desaparecidas y las fosas clandestinas encontradas con regularidad en diversos lugares del estado; Chihuahua es epicentro de la desaparición de niñas y mujeres, de diversas violencias en su contra y, sobre todo, de feminicidio. Hoy, al escuchar lo que las tres candidaturas tenían que decir al respecto, nos quedó una clara idea de lo que pueden o no hacer para contener el grave fenómeno. Me parece importante destacar que, por primera vez escuchamos en un debate presidencial la discusión de temas como las paternidades responsables, la violencia vicaria o el pago de pensiones alimenticias; sin embargo, del análisis de las propuestas poco se puede decir, pues algunos candidatos reflejaron total desconocimiento sobre políticas preventivas, particularmente en materia de feminicidio. Esto resulta muy preocupante si se considera que, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, sólo en el 2023 se registraron cerca de 850 casos de feminicidio en todo el país, pero, si a ese número le agregamos aquellos que se investigan como homicidios de mujeres, el número es muy superior. Hubo otros temas en el debate que también impactan directamente a Chihuahua y a su Gobierno estatal conservador y reacio al respeto de las libertades, como lo son el derecho de las mujeres a abortar y los derechos de las personas de la diversidad sexo-genérica. Coincido con quienes sostienen que lo que se vio el día de ayer no fue debate propiamente; también, creo que es importante corregir el desorden provocado por el formato, pues los presentadores tuvieron cierta libertad y eso permitió que se hicieran preguntas simultáneas relacionadas con temas que habrán de abordarse en los subsecuentes encuentros, como los de seguridad pública y militarización. Los próximos debates se titulan “La ruta hacia el desarrollo de México”, y “Democracia y gobierno: diálogos constructivos” que se realizarán el domingo 28 de abril y el domingo 19 de mayo, respectivamente. Esperemos que esta vez sí se debatan ideas, se intercambien argumentos sólidos y las candidaturas nos muestren propuestas metodológicamente bien estructuradas.