Ustedes quieren salir, nosotros queremos entrar
“Las consecuencias de las elecciones en Venezuela –me dijo un iluso- hará reflexionar, al todavía presidente, de los inconvenientes de sus propuestas de reformas constitucionales. Entenderá que a la larga esos cambios serán perjudiciales y que lo mejor es conservar la división de poderes”. Nada más alejado de la realidad.
Lo que hoy ocurre en Venezuela lo hará confirmar que va por el camino correcto porque ¿Qué hubiese pasado si Maduro no estuviese cobijado por instituciones dependientes de su mandato? Si el poder judicial, la defensa de los derechos humanos y sobremanera el Consejo Nacional Electoral fuesen instituciones autónomas, entonces los venezolanos tendrían instancias imparciales a las cuales recurrir en caso de inconformarse con el resultado de los comicios. Pero no, el CNE declaró oficialmente que Maduro ganó sin presentar actas ni boletas ni datos y –aprendido de Manuel Bartlett- se les cayó el sistema. Y eso es lo que quienes hoy están en el poder, aspiran. Porque las entidades autónomas son molestas para cualquier sistema tiránico de derecha o de izquierda (sea bautizada como dictadura, dictablanda, dictadura perfecta). Es mejor tener bajo control a quienes imparten justicia en todo proceso, al ombudsman y sobre todo a las instituciones que convocan, organizan y califican los resultados arrojados en las urnas. Por eso la Cuarta Transformación está aferrada en mantener subyugadas a todas las entidades públicas para que el ciudadano no tenga opciones de a quién recurrir cuando sus derechos –individuales o colectivos- sean vulnerados. Maquiavelo recomendaba a El Príncipe usar su inteligencia, valor, capacidad, sagacidad, para tomar decisiones En cambio, el padre del absolutismo moderno, Thomas Hobbes, fue más allá, mucho más lejos: otorgó al soberano facultades para dictar leyes a discreción según su conveniencia. Así, lohttp://mx.wrs.yahoo.com/;_ylt=Aqwb5MDw1W4DeVb114b9v3PO8Qt.;_ylu=X3oDMTA4NDgyNWN0BHNlYwNwcm9m/SIG=12pvhj9qe/EXP=1107891186/**http%3A%2F%2Fwww.egiptologia.com%2Fhistoria%2Fsoberano%2Fsoberano03.jpgs súbditos son libres donde las leyes no intervengan y no tienen derechos contra el soberano, excepto las que este desee voluntariamente concederles. Y en este caso sí, la ley es la ley. Y de esa doctrina está inspirado el presidente. Cuando sea una realidad la Reforma Judicial, después vendrán los cambios en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Para continuar con la metamorfosis, el gobierno federal administrará unilateralmente los fondos de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro AFORES (autónomos desde 1997) y posteriormente irá en contra de la autonomía del Banco de México (con apenas 30 años de auto gobierno) y se apropiará de las Reservas Internacionales que actualmente son de más de 200 mil millones de dólares que se destinarán para comprar adeptos, construir trenes y subsidiar Dos Bocas, el AIFA, el Tren Maya y los caprichos que se vayan acumulando. Y ya montados en su macho pues crear el cargo de vicepresidente o que los expresidentes sean senadores vitalicios y de una vez –porque el pueblo lo exige- eliminar la latosa no reelección. Ah, y limitar libertad de prensa y de expresión. Y cuando el dinero de los Fondos y de las Reservas se agoten, pedir prestado. Y cuando nos cobren diremos “pagaremos con las ganancias de Mexicana, Pemex y de los trenes de pasajeros”. Estas líneas desgraciadamente no están llenas de pesimismo sino de objetividad. Ya hemos vivido esos tiempos que inocentemente pensamos que habían muerto pero que hoy están más vivos que nunca. La historia mexicana involuciona. Dicen que “Hugo Chávez hizo el bien y el mal. El bien lo hizo mal y el mal lo hizo bien”. Es muy triste percatarnos que la democracia sirva para destruir la democracia y para fortalecer el totalitarismo. Mi álter ego propone que en los baños públicos ya no se distingan si corresponden a hombres o mujeres de manera tradicional: un bigote y una falda, o un sombrero y una bolsa, o Ellos y Ellas, sino con los siguientes signos: XX y XY. Es decir, sanitarios exclusivos para quienes poseen cromosomas XX y para quienes son XY. Es un comienzo. Estoy convencido de que en la intimidad del WC el género es indispensable durante la práctica de esas nobles necesidades.