Un amigo y yo comentamos lo que le depara al año 2025. Desgraciadamente, me dijo, ya nos estamos acostumbrando a la violencia: Ucrania, Gaza, Myanmar y Sudán. Así es, debemos agregar los mensajes agresivos de Donald Trump y del líder supremo de Corea del Norte Kim Jong-Un que ponen al mundo al borde de una guerra mundial que bien podría ser la última que sufra este planeta.

Por otro lado, Rusia derriba un avión “por error” pero eso no devuelve la vida a decenas de personas. El mundo está de cabeza. Y la democracia en el mundo está en franco declive. La mala suerte –tenemos que echarle la culpa a alguien- llevó a una fraudulenta reelección del amigo de quienes detentan el poder el México llamado Nicolás Maduro. Nuestro régimen es amigo de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua y la encargada del despacho de Palacio Nacional dice que en nuestra nación vivimos democracia plena y es un ejemplo para el mundo. Como si las elecciones de estado fuesen positivas.

Ya estamos arrancando una dictadura que no sé si denominarla “perfecta” o “dictablanda” pero de que es dictadura lo es. Es tanto el poder que quien lo usurpa no sabe qué hacer con él. Leí un escrito con motivo del Día de los Inocentes que afirmaba el regreso de AMLO a la presidencia ahora que el Congreso de la Unión desaparezca, por el bien de la patria, la no reelección presidencial. Fue una buena broma porque fue creíble. Ojalá no se convierta en una triste y nefasta realidad.

La violencia se enseñorea en el territorio. Según expertos, una tercera parte está controlado por el crimen organizado. Sentimos que pronto la muerte tocará la puerta de nuestros hogares. El promedio mensual de homicidios dolosos es un dato que aterra. En el año 2023 esa cantidad fue de 2,490 mientras que en el 2024 refleja 2,527 más las que se acumularon en los últimos días. ¿Y qué hacen las autoridades? Decir que cuando los criminales lo decidan habrá paz en México. Están más preocupadas por defender al Mayo Zambada que en pacificar Sinaloa.

El porvenir para México es sombrío. La elección de jueces por voto popular es una… no puedo decir la palabra. Claro que insistiré en otros escritos, pero por lo pronto, hago un llamado a la población para que se abstenga de votar. Que la abstinencia sea un signo inequívoco de que no estamos de acuerdo con ese absurdo procedimiento y no legitimar moralmente el nombramiento de cientos y cientos de personas que impartirán justicia con ignorancia.

Falta que en el 2025 Trump cumpla su palabra –porque sí lo puede hacer- y se apropie unilateralmente y con el uso de su enorme fuerza militar, tanto del Canal de Panamá como de Groenlandia. Lo puede hacer. También invadirá México a pesar de que estamos dispuestos a dar la vida para defender a los narcotraficantes después de declararlos terroristas. Será muy distinta a la Expedición Punitiva, operación militar gringa que ingresó a territorio nacional para capturar a Francisco Villa en 1916. Los soldados norteamericanos tendrían éxito porque los malvados están por todos lados.

Del 2025 esperamos demasiado. Que no se deporte a nuestros paisanos. Que ya no haya guerras en el mundo. Que la paz en el orbe y sobre todo en nuestro país sea una realidad. Que la democracia regrese a México y renazca cual Ave Fénix en Latinoamérica. Que Donald Trump se vuelva pacifista. Que los Morenistas no legislen que pasarse un alto o un semáforo en rojo será un delito castigado en nuestra Constitución por traición a la patria. Que Claudia se dedique a gobernar arrebatándole el poder a ya sabes quién y cometa sus propios aciertos y errores. Que Dos Bocas venda gasolinas aunque sea importada. Que el Tren Maya tenga pasajeros. Que el AIFA gane un premio por el más eficiente y no por el más bonito.

Por eso mi amigo y yo proponemos eliminar el año 2025 y brincarnos al 2026 y ver si nuestra carta de deseos se cumplió en un abrir y cerrar de ojos. Por lo anterior ¡Feliz Año Nuevo 2026!

Mi álter ego les recomienda a mis amigos, amigas, familiares, compañeros, vecinos que se cuiden porque ahí viene enero y febrero (desviejadero).