Ciudad de México.- Se casó Kid Groggo, boxeador. Cuando regresó de la luna de miel sus amigos se sorprendieron al verlo desfallecido, exangüe, débil, exhausto, feble, pachucho, desmadejado, anémico y decaído. "¿Qué te sucedió? -le preguntaron alarmados-. ¿Por qué te ves así?". "Es mi esposa -respondió el púgil con voz apenas audible-. No me deja que me levante sino hasta la cuenta de ocho". (Nota. Es difícil llegar en una sola sesión a ese número, aun tomando las miríficas aguas de Saltillo. Una cuenta de cinco o seis es muy posible si se bebe el mencionado taumaturgo líquido, pero ocho ya son palabras mayores). Aquel tipo estaba preocupado. "¿Qué te sucede?" -le preguntó un amigo. "Estoy desesperado -respondió el sujeto-. Mi hijo tiene 25 años y no fuma, no bebe, no es mujeriego, no juega a las cartas, no hace desórdenes, y no anda en malas compañías". "Y ¿eso te preocupa?" -se sorprendió el amigo. "¡Claro que sí! -exclamó el otro-. ¡Me pregunto si en verdad es mi hijo!"... El doctor Nillo, maestro de Anatomía, le hizo una pregunta a su joven alumna: "Dígame, Rosilí: ¿cuál es la parte del cuerpo del varón que en determinadas condiciones de excitación puede aumentar hasta 20 veces su tamaño?". "Por favor, doctor -respondió la muchacha ruborizándose hasta la raíz de los cabellos-. No me pregunte esas cosas". "Entonces yo mismo le daré la respuesta -dice el médico-. Es la pupila del ojo. Se lo digo para que no vaya a sufrir alguna decepción"... Un cancionero se acercó, guitarra en ristre, a la mesa del restaurante donde estaban Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras célibes. Les dijo con untuoso acento: "Tengo 'El Pájaro Azul'". "¡Oh! -se preocupó la señorita Himenia-. ¿Falta de circulación?"... Aquel joven y su novia paseaban en el automóvil de él. Eran los tiempos en que las vueltas se anunciaban sacando el conductor la mano por la ventanilla del vehículo. De pronto el muchacho dio un giro sin avisar. Un conductor que iba atrás le gritó indignado: "¡Saca la mano!". Exclamó compungida la muchacha: "¡Te lo dije, Pitorro! ¡Ya nos vieron!"... El médico le dijo a Babalucas: "Los virus del catarro se acaban con vitamina C". Preguntó el badulaque: "¿Y cómo le hago para que se la tomen?"... En el campo nudista una curvilínea muchacha de exuberantes curvas le dijo a otra: "Me gusta mucho venir al campo nudista. Estoy harta de la inmoralidad de la sociedad, de la presencia del sexo en todas partes, y éste es el único lugar donde no siento que los hombres me desvisten con la mirada"... Con tonos apocalípticos el padre Arsilio advirtió a sus pequeños feligreses sobre los grandes riesgos y peligros que se ocultan en el pecado de lujuria. Tronó amenazante: "¡Y los niños y jóvenes que se entregan al nefasto vicio del placer solitario, ésos se van a quedar ciegos!". Pepito se inclinó hacia su amigo Juanilito y le dijo al oído: "Pues lo que es yo, le voy a seguir hasta que sienta que ya necesito anteojos"... El reportero entrevistaba al ancianito que ese día cumplía 100 años de edad. Declaró con orgullo la vejuca: "Siempre he tenido una salud perfecta". Inquirió el reportero: "¿Nunca la encamaron?" -pregunta el reportero-. "Muchas veces -contestó ella algo apenada-. Pero siempre en estado de perfecta salud"... La esposa del recién casado dio a luz nada menos que cinco bebés. Muy orgulloso, el flamante padre llamó al periódico local a fin de dar la estupenda noticia. "Mi señora tuvo quíntuples" -le dijo a la encargada de la sección de sociales. La redactora creyó no haber oído bien-. "¿Podría repetir eso?" -le pidió al muchacho. Respondió él: "Supongo que sí, pero no lo voy a intentar"... FIN.

MIRADOR

        Por Armando FUENTES AGUIRRE. 

    Si no creemos en la Resurrección, perdidos somos. 

    Si la Resurrección no fue, la muerte es, y así quedamos condenados a la nada. 

    Sin la Resurrección todo es nada, y puede ser el mal, y el odio puede ser, y no hay diferencia entre mal y bien, odio y amor, mentira o verdad, y todo es lo mismo y da lo mismo todo. 

    Lo que nos hace ser hombres es eso que en unos se presenta con claridad de luminosa fe y en otros como apenas vaguísima intuición: la idea de que no todo acaba con la muerte. Más aún: la convicción de que no hay muerte. No sabemos, no podemos saber, qué vida hay después de ésta. Tampoco el feto, vivo en el vientre de la madre, podía conocer la otra forma de vida que viviría luego de nacer. Así nosotros: ignoramos la forma de vida que viviremos luego de morir. Pero algo somos, y con todas las fuerzas que da el ser rechazamos la sola idea de la muerte total, de la nada, de la definitiva y absoluta desaparición. 

    Hoy, día de la Resurrección, celebremos también la esperanza de nuestra propia, eterna resurrección. 

    ¡Hasta mañana!...

MANGANITAS

Por AFA.

". Regreso de vacaciones.".

     Tras varios días en el mar,

    o después de hacer turismo,

    muchos se dirán lo mismo:

    "¡Ahora sí, a descansar!".