Reflexión: Si te preguntará ¿cuántos años tienes? seguramente me dirías que 16, 25, 35, 50 años, Etc., si te pregunto ¿dónde los tienes? No sabrías que responder, tal vez digas que los has vivido y muy bien, o que los guardas debajo del colchón o en el refrigerador para que se conserven; pero… ¿has pensado que tal vez ya no los tienes? Sino es así ¿dónde están? Tal vez te queden por vivir 1, 5, 10 años de vida ¿no crees?

Como es de tu conocimiento, el día primero de noviembre es la fiesta de Todos los Santos, sobre la cual se alegra la Iglesia Militante, Purgante y Triunfante, así como los Ángeles. El día dos de noviembre es la Conmemoración de todos Los Fieles Difuntos.

Es una verdad incuestionable que todos los seres humanos que venimos a este mundo, ¡sí o sí, vamos a morir! Sí, como lo lees, todos nos vamos a morir, unos más temprano que otros y una sola vez, no dos, ni tres; de ancianos, jóvenes, de un infarto, de leucemia, un accidente, una congestión alcohólica, en una sala de quirófano, etc., ¿cuándo? Sólo Dios lo sabe.

Frente a la muerte olvídate de la edad, de la belleza, del dinero, de tus conocimientos, de tus cargos públicos, de toda tu vanagloria, de tus bienes, de todos los que te echaron flores y por la espalda te traicionaron, no servirá de nada, eres un simple mortal más, postrado frente a la muerte; tus “influencias”, prepotencia, padrinos políticos y soberbia, de nada servirán en ese momento.

La muerte, aunque no lo creas, para unos es consoladora, esperanzadora e incluso esperada con ansia; para otras personas es terrible, les rodea un clima de angustia, les aterra porque interiormente saben la vida desordenada y disipada que llevaron, por el desprecio y maltrato que infirieron a otros seres humanos; otras personas lloran no porque vayan a morir, sino por el dolor que les produce pensar en los bienes que dejan y que otros van a gozar, estas personas lloran porque desean vivir eternamente en la tierra.

El objeto o fin de la Conmemoración de Los Fieles Difuntos, nos dice Grenet[1] es el de rogar por los que, muertos en estado de gracia, aunque manchados todavía de faltas veniales, están detenidos en el purgatorio, para acabar de purificarse y pagar sus deudas a la Justicia Divina. Entonces lo que se busca con esta conmemoración es obtener que Dios los trate con misericordia y abrevie las penas que deberían sufrir.

El mismo autor refiere que el objeto propio y directo de la festividad de la Conmemoración de Los Fieles Difuntos es el de rogar u ofrecer a Dios toda clase de buenas obras, limosnas, ayunos y mortificaciones por las almas del Purgatorio.

Hacemos una aclaración, la intención de las buenas obras debe hacerse en el sentido de que, si nuestros amigos, parientes o bienhechores no están en la intención de aprovecharlas, Dios las apliqué a las almas más dignas de misericordia y además al ofrecer las obras debemos hacerlos por los difuntos en general; la razón es que posiblemente hay almas en el purgatorio que seguramente no ruegan por ellas ni sus parientes, amigos o personas que presumieron de quererlas muchísimo, cuando estaban vivas, así pasa a veces: el amor dura lo que duras vivo o estás presente ¿grave el asunto verdad?

La costumbre de rogar por los fieles difuntos está fundada en la fe de la vida futura y perdurable. La Fiesta de Todos los Santos y la Conmemoración de todos los Fieles Difuntos tienen un fin sublime que nada tiene que ver con el halloween, festejo vinculado a la brujería y lo satánico, y a la mal llamada feria del hueso.

Por el contrario, el dos de noviembre debemos y podemos ofrecer a Dios nuestras oraciones y buenas obras por las almas de nuestros parientes, amigos y quienes en sus momentos fueron nuestros bienhechores, y por los fieles difuntos en general.

Entonces, este dos de noviembre, con gran devoción celebremos la Conmemoración de todos Los Fieles Difuntos y roguemos por las almas detenidas en el Purgatorio. ¡Amén!

[1] GRENET, P. LA SUMA DEL PREDICADOR. LUIS VIVÉS, EDITOR. PARIS. Pág. 354.