Hace unos días, platicando con un buen amigo y al calor de un sabroso café, me sorprendió con una noticia que la verdad en principio me pareció una broma: es el hecho que está haciendo lo necesario para irse del país.

Seguramente a varios nos ha tocado escuchar a alguien decir que hay que tener listos los pasaportes, que ahora más que nunca hay que estudiar inglés, por si se ofrece, que hay que vender la casa o casas, los terrenos, las propiedades y cambiarlos por dólares y con lo que se junte, si se puede, tratar de entrar a Estados Unidos legalmente y buscar allá algún tipo de ciudadanía.

Lo había escuchado como broma, pero ahora que lo vi determinante y comentando los detalles de cómo piensa hacerlo, me dejó en claro que ya está en el proceso para lograrlo.

Sus argumentos en la plática no son fáciles de debatir, ni cómo decirle que no.

Por ejemplo, me dijo: Ahora con la estrategia reformista, si se les ocurre cambiar la Constitución para regresar a la reelección presidencial, ¿quién se los podría impedir? Si no les importó la destrucción del Poder Judicial con el disparate de la supremacía constitucional, ¿por qué no hacerlo?

Si sometieron a la Suprema Corte de Justicia de la Nación acabando con la carrera judicial para imponer a ministros, magistrados y jueces afines al sistema, y bajo la supervisión de un tribunal disciplinario que actúe contra quien se revele; si anulan el derecho y la prerrogativa ciudadana del amparo; ahora le van a dar más facultades al INE y harán improductivos a los consejeros electorales; si van a desaparecer los órganos autónomos, ¿no podrán aprobar la reelección como sucedió en Rusia o en Venezuela?

¿O qué tal si se les ocurre que los diputados federales ya no duren en el cargo tres años si no seis? Ya llevan seis años en el poder y ya tienen otros seis.

El caso es, el comentario profundo que hizo va en el sentido de que en Venezuela les llevó 16 años para instalarse como dictadura y todavía hoy, 25 años después, se mantienen en el poder ¿por qué en México no podría pasar lo mismo? Me preguntó.

Tener el control total es el claro proyecto que tienen quienes hoy gobiernan la nación; ya tienen el INE, ya están concretando el control del Poder Judicial, tienen al Ejército, la Presidencia de la República, la Guardia Nacional, el Senado, la Cámara de Diputados, 22 gobiernos estatales… ¿por qué no podrían, por ejemplo, cambiar el concepto de propiedad privada?, y él mismo me contesta: “yo por eso voy a vender lo poco que tengo”.

Los índices de inseguridad en el país es otro de los factores más preocupantes y que no ayudan; ahora, cualquiera se anima a cometer delitos, ya sea asaltar casas, robar autos, asaltar y nadie hace nada, y ahora menos, cuando desde la Presidencia se da el ejemplo no obedeciendo sentencias judiciales.

Nada más para tener una idea, durante el primer mes del gobierno de la presidenta de México, la violencia persiste a lo largo y ancho del país y entre el 1 y el 31 de octubre del presente año, se registraron un total de 2 mil 293 homicidios.

Según las cifras del Gobierno federal, son 10 las entidades con mayor número de homicidios cometidos en el mes de octubre y Chihuahua no está fuera de esa lista: Guanajuato: 307; Sinaloa: 179; Estado de México: 176; Baja California: 150; Chihuahua: 139; Nuevo León: 128; Guerrero: 119; Jalisco: 106; Michoacán: 102 y Sonora: 82, es decir, parece que el segundo piso de la 4T resulta más violento que los tiempos de AMLO.

En cuanto a la salud, el servicio es muy malo, no hay medicinas, faltan espacios en hospitales, y en el sector privado es prácticamente imposible atenderse debido a los altos costos, que no se bajan de cien mil pesos, si bien te va; son increíbles los altos precios.

Tengo que reconocer que me sorprendió mucho la plática con mi amigo porque siempre ha sido una persona emprendedora y con actitud positiva, es alguien que está convencido de que todo lo hace por lo más importante: su familia. A ellos busca dejarles seguridad jurídica, económica, social y patrimonial, pero sobre todo darles la oportunidad de salir adelante.

La charla me provocó esta reflexión, por eso creo, aún y con el escenario tan adverso, no todo está perdido porque siempre en medio de la adversidad, México ha demostrado su resiliencia y su corazón solidario.

Es cierto que hoy enfrentamos desafíos más grandes en inseguridad, hay más limitaciones en el acceso a servicios y un entorno donde las instituciones atraviesan tiempos inciertos, pero también la esperanza sigue viva en muchos de los mexicanos que en el fondo buscan lo que mi amigo: mejores condiciones de vida.

La historia de México siempre ha sido escrita por generaciones que no se rinden y hoy, somos nosotros quienes tenemos la oportunidad de construir un mejor país desde nuestras comunidades.

No debemos olvidar que "somos parte de una larga línea de generaciones que jamás se han rendido. De aquellos que, ante la adversidad, han respondido con esfuerzo, con esperanza y con amor por esta tierra. México está hecho de gente que, pese a los obstáculos, ha construido con sus propias manos un futuro mejor para los que vienen detrás. Hoy, como en el pasado, los desafíos nos ponen a prueba. Pero sabemos que nuestra fuerza no solo está en nuestras capacidades, sino en nuestra voluntad de seguir adelante.

La amena e interesante plática de amigos, me llevó a concluir que debemos recordar a quienes estuvieron antes de nosotros, aquellos que, con su valentía, abrieron el camino. Sigamos su ejemplo: levantémonos cada día con el mismo espíritu de lucha y esperanza, sabiendo que también somos una generación que no se rinde y que cada día contribuimos a un mejor futuro.