-Maru, valentía y valores en San Isidro

-Sustos y golpes en recuerdo “revolucionario”

-Hora de un hasta aquí a viejos “vivebuses”

Lucen desesperados los choferes de plataforma por los constantes asaltos, golpes e incluso extorsión de que son objeto, no solo en esta ciudad, sino en otras latitudes de la entidad.

En Juárez, el fin de semana, Armando Reyes Sánchez, alias “El Banano”, murió atropellado, luego de participar en un operativo para detener a un presunto asaltante de taxis de plataforma.

Él y sus compañeros acudieron al llamado de emergencia de una mujer que conducía un taxi de estos, en un “cuatro” para tratar de hacer lo que la policía no ha hecho, evitar los ataques a conductores.

Pero el infortunio llevó a “El Banano” a perseguir corriendo al delincuente, sin percatarse de un vehículo que circulaba por la zona, y el cual terminó arrollándolo y quitándole la vida en un lamentable accidente.

La cuestión es que hacía apenas 10 días, aquí en la capital ocurrió un caso igualito, pero con desenlace diferente, porque los DiDis que trataron de detener a un delincuente, fueron arrestados y sometidos a proceso penal por lesiones.

Fueron nada menos que siete los arrestados que permanecieron casi 24 horas en los separos del ministerio público, donde fueron dejados libres bajo caución, en espera de ser llevados ante un juez.

El delincuente, que, sí fue golpeado -nadie lo niega, ni los mismos choferes-, se recuperó de las lesiones en un hospital y salió libre como si nada pasara. Los conductores dudan que haya sido abierto expediente contra él.

Así es de que, en menos de dos semanas, dos sucesos idénticos, pero con desenlace diferente, ante la desesperación de los raterillos que los atacan cuando realizan sus viajes, particularmente a los choferes del sexo femenino.

El agravante en el suceso ocurrido aquí en la capital, es que el sujeto extorsionaba a sus víctimas para que lo llevaran a repartir droga, y luego se quedaba con el celular para evitar ser denunciado.

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La iniciativa para contar con un nuevo edificio empresarial sigue en pie.

La idea es que el nuevo recinto albergue las oficinas de Coparmex, Canacintra, Desarrollo Económico del Estado de Chihuahua y otros organismos más pequeños.

Una de las alternativas, en la que incluso se cuenta ya con un proyecto ejecutivo, es construir el edificio empresarial en Expo Chihuahua. Otra posibilidad, la zona de El Reliz.

Eso implicaría robar espacio al estacionamiento que resulta más que indispensable por la naturaleza de eventos que son realizados en Expo-Chihuahua.

No se les ocurra hacer lo que hicieron con el otrora funcional gimnasio Manuel Bernardo Aguirre, lo llenaron de edificios por todo su estacionamiento; hoy no luce ahí ningún evento.

Del avance en las opciones dependerá, desde luego, que sea vendido el apolillado pero caro edificio que ocupan en la avenida Cuauhtémoc.

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Estuvo la gobernadora Maru Campos en Pascual Orozco, antes San Isidro, Guerrero, para conmemorar junto con los poderes del estado en pleno, un aniversario más de la Constitución, con discurso encendido en el que llamó a recuperar el legado de los antepasados, sus valores, valentía y sed de justicia.

Es San Isidro, denominado como Pascual Orozco desde 1934, la segunda cuna de la revolución, por decreto del Poder Legislativo y capricho del exgobernador Javier Corral, que llegó a la ocurrencia de provocar una discusión acerca de tal hecho histórico, con decretazo que hace de Pascual Orozco el origen de la Revolución, que no Cuna, denominación que tiene Cuchillo Parado.

Está perfectamente documentado que Toribio Ortega se alzó en armas un 14 de noviembre en Cuchillo Parado y seis días después hizo lo propio Pascual Orozco en San Isidro, Guerrero, por lo que la determinación es estéril; inclusive a nivel nacional hay otros levantamientos, pero ninguno antes de que lo hicieran los cuchillenses.

En lugar de atender las múltiples carencias de los chihuahuenses, el exgobernador gastaba su tiempo en no hacer nada y enredar a legisladores e historiadores en discusiones como ésta; por lo demás, merecido el reconocimiento a la valentía de los guerrerenses, en particular a su líder Pascual Orozco.

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Esa sesión solemne realizada ayer en San Isidro, Guerrero, con motivo de la gesta revolucionaria que parió al PRI, pasó de ser una fiesta a una sala de urgencias. Hubo percances que dejaron sustos y golpes.

Una de las cunas de la Revolución (junto a Cuchillo Parado) ahora fue sede de cuatro percances que, por suerte, no pasaron a mayores, pero sí dejaron algunos lesionados y a más de uno con el Jesús en la boca.

Antes de siquiera llegar al pueblo, una de las camionetas que llevaban a los reporteros a cubrir el acto casi sale del camino.

Los periodistas, que apenas se reponían de la zarandeada, tuvieron más sobresaltos apenas pisaron San Isidro, pues en el desfile previo a la sesión hubo dos percances más.

La fotógrafa de la diputada del PAN, Yesenia Reyes, fue atropellada durante el recorrido. Para descartar cualquier riesgo fue trasladada a Cuauhtémoc y revisada en un hospital.

Pero esto no fue todo, durante el desfile, el conductor de una traila que iba en el contingente comenzó a sufrir convulsiones y perdió el control del vehículo.

Debido a que iban a baja velocidad, pudieron intervenir para ponerlo a salvo, así como al resto de los espectadores.

Por si fuera poco, y para mantener a todos con los nervios de punta, dentro del salón de eventos, durante la sesión, la fotógrafa del diputado Luis Fernando Chacón, del PRI, sufrió una caída que al parecer le dejó fractura en la rodilla.

Pese a los accidentes-incidentes la sesión concluyó casi como se había programado.

Esperamos que todos los involucrados tengan una pronta recuperación y que, si vuelven el próximo año, no corran con la misma suerte de árbol meado por can.

Sufrieron sus propias revoluciones personales.

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La escena es más común de lo deseable en todos los tramos de la ruta troncal del Bowí: camiones tirados, con la tapa del motor abierta, congestionamiento vehicular a los lados y pasajeros desesperados porque se quedaron tirados. Sin duda una herencia del corralato y del régimen duartista.

Es lo que pasa con los viejos camiones rojos Marcopolo, que ya están por cumplir su ciclo de vida o al menos el de uso, de acuerdo con la Ley de Transporte que obliga a todos, no nada más a los concesionarios privados, a circular con unidades de menos de 10 años de antigüedad.

Tenemos en versión digital de GPS, a manera de ejemplo nada más, el último reporte recibido de una de esas unidades tiradas en plena troncal, la que debió ser rodeada por los demás camiones que iban detrás en la ruta.

Se trata del camión T-059 con placas 23-AZA-20, al que le falló el motor por la tarde del pasado lunes 18 de noviembre, festivo, para fortuna de quienes vieron alterada su rutina de transporte en el colectivo y para quienes debieron frenarse para que otros viejos “vivebuses” rebasaran al que tenía bloqueado el carril confinado, cerca del campus de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Por común no deja de ser deprimente la escena de la que constantemente se quejan los usuarios, pues no son hechos aislados los camiones descompuestos en la troncal, repleta de los rojos, con unos cuantos blancos más modernos, pero al parecer ninguno de los nuevos, tal vez porque todos los mandó a Juárez la Operadora de Transporte Vivebús, como se denomina oficialmente hasta la fecha.

Mientras a los usuarios les causa molestias depender de camiones que de la nada pueden dejar de funcionar, a la ciudad no le da mucha competitividad el sistema que, para colmo, se complementa con alimentadoras que no pasan o incumplen con los horarios de sus rutas.

Porque ese, el de las alimentadoras que dejan a la gente tirada, no por descomposturas sino porque tardan siglos en pasar, es otro constante y recurrente reclamo de la ciudadanía.

La Subsecretaría en la materia sigue sin ponerse las pilas aun y con todo el apoyo de sus áreas superiores, ya cansadas de pagar facturas de los gobernadores anteriores.