-El color de quien quede en CEDH

-Aspirina para el 2027 y no para el 2025

-¿Algo traman Riggs y Ana Herrera?

En unos cuantos días, han sido ejecutados cinco hombres en Cuauhtémoc, en cuatro hechos violentos a los que debe sumarse el incendio aparentemente intencional -ligado a la desaparición de una víctima más- del Centro Hípico Chenome.

El reporte oficial del ataque a este lugar, registrado ayer en la madrugada, asienta que tres sujetos fueron golpeados y sometidos por un grupo delincuencial, que posteriormente dejó libres a dos de ellos y se llevó “levantado” a otro, que hasta ayer no había aparecido.

Mientras unos se encargaban de someter a los hombres, otros hicieron disparos e incendiaron bodegas y caballerizas del lugar, donde había casi 40 animales y cinco vehículos; los caballos fueron rescatados, pero las unidades terminaron quemadas, igual que casi todo a su alrededor.

En la Fiscalía Zona Occidente, donde nada de muertito la titular, Silvia González Gutiérrez, dicen que este episodio de violencia a las afueras de Cuauhtémoc es el último de una serie de escarceos que tienen meses entre el grupo denominado “Gente Nueva de El Tigre” y su rival “La Línea”, que pelea a sangre y fuego el control de los territorios manzaneros.

Bajo esta guerra han caído líderes, mandos medios e integrantes de ambos grupos, en enfrentamientos que se han recrudecido en los últimos días, pero que tienen muchas semanas cocinándose y calentándose a la vista prácticamente de todo el mundo.

Las movilizaciones de “patrullas” de la delincuencia organizada entre Cuauhtémoc, Carichí, Nonoava, Anáhuac, Rubio y alrededores, han sido constantes y anticiparon la confrontación actual, que tiene mucho de violenta, pero no de novedosa.

Para colmo, la infiltración de esos grupos a las corporaciones policiacas, desde la casi inexistente municipal hasta la Guardia Nacional, no ha dejado de avanzar desde hace años, volviéndolas un factor que agudiza la problemática y poco sirve para resolverla.

No es gratuito, pues, que los grupos criminales hayan pasado de la confrontación interna a operar sin consecuencias otros delitos que afectan a los ciudadanos comunes, lo que ha comenzado a generar preocupación en la iniciativa privada y grupos de la sociedad civil que, no por nada, también empiezan a elevar la voz por una evidente falta de autoridad en la región.

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El jefe de la policía municipal, Julio Salas, anduvo por El Salvador el pasado fin de semana. Estuvo intercambiando experiencias y estrategias con la policía de aquel país centroamericano, que quizá haya quien tenga sus dudas respecto a las formas en que han metido en cintura a la delincuencia, pero algo se ha hecho bien. El bajón de los índices delictivos lo comprueban.

Si en algo se ha distinguido el jefe de la Municipal, es su inquietud por innovar en la corporación y seguir fortaleciendo el tema de la investigación, así que veremos las novedades que reporte de esta gira, y qué acciones interesantes se pueden moldear para nuevas estrategias en la capital.

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Deberá publicarse en el Periódico Oficial del Estado la convocatoria negociada ayer en la Junta de Coordinación Política, mediante la cual habrá de elegirse al próximo (a) titular de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.

Hay expectativas de que finalmente habrá un acuerdo con Morena, pero el pasado inmediato indica que son escasas, escasísimas, sino es que nulas esas posibilidades.

Recordemos que debió ser reformada la Ley Orgánica de la comisión para permitir el interinato -e incluso señalar quién sería, el abogado Alejandro Carrasco-. Todo ello a raíz de la lamentable muerte de Javier González Mocken, titular designado por mayoría calificada en la pasada legislatura.

La rendija del acuerdo con Morena es que estarían satisfechos con la elección de una mujer, para terminar con el cacicazgo varonil que existe desde la creación del organismo derechohumanista.

La cuestión es ¿quién? Los optimistas hablan de un perfil de la sociedad civil que sea neutral, pero los pesimistas sostienen que no hay tal cosa.

Tarde que temprano terminará saliendo el color guinda o azul, y ninguna de las partes está dispuesta a pasar por ese riesgo, sobre todo quien trae la mayoría, atendiendo que Morena no ha cumplido con los acuerdos adoptados incluso en Jucopo, como ocurrió con el punto de acuerdo que Pancho Sánchez abordaría en una de las sesiones pasadas y que terminó en un caos por toma de tribuna de Cuauhtémoc Estrada y sus compañeros.

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Aunque en las inmediaciones de la Plaza de Armas, rodeada por el Congreso del Estado, la Presidencia Municipal, el edificio de regidores y la Catedral, es de lo más común ver a funcionarios y figuras políticas, hubo una escena en específico que llamó la atención ayer.

Ahí en contraesquina del Starbucks del Edificio del Real se dejaron ver el regidor de Morena, Miguel Riggs y Ana Herrera, quien formó parte de la administración de Javier Corral como secretaria del Trabajo y después intentó amarrar un lugar en el notariado, sin éxito.

Aunque fue favorecida por Corral para heredar la notaría 12 que estuvo a cargo de su padre, Armando Herrera Acosta, los fedatarios que servirían como jurado en su examen la dejaron plantada.

Aquello fue muestra del rechazo que había contra el entonces gobernador, quien reformó la Ley del Notariado a su antojo e incluso emprendió una persecución contra Luis Raúl Flores, por aquellos famosos recibos de la nómina secreta que resultaron ser falsos.

Desde entonces, Ana ha estado alejada de la actividad pública, por eso llama la atención encontrarla dialogando con Riggs, otro de los más fieles subordinados a Javier Corral que incluso ha brincado de partido junto con él para seguir viviendo del erario. ¿Será que traman algo?

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Los que traen la mordaza puesta son los legisladores federales de Morena que, salvo sus redes sociales y alguna eventual aparición en tribuna, poco o nada aparecen dando declaraciones ante medios sobre la actividad del Congreso de la Unión.

Pasaron las reformas judicial y de Supremacía Constitucional y ahora viene la aprobación del Presupuesto de Egresos y Ley de Ingresos de la Federación, pero sólo los diputados y senadores de oposición brindan ruedas de prensa y declaraciones.

En el último evento masivo de Morena, la visita de la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, Luisa María Alcalde Luján, los parlamentarios presentes se hicieron los occisos y ni pío dijeron a los reporteros que acudieron a cubrir la asamblea.

Los cercanos a los diputados federales aseguran que hay una instrucción tajante para que nadie diga nada y dejar que las reformas e iniciativas federales se cuezan en el pleno legislativo con la mayoría morenista, sin importar los gritos de los contrarios.

La orden categórica ha sido acatada por los integrantes de la fracción porque les queda claro que quien se mueve no sale en la foto.

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Fue la propia senadora, Andrea Chávez, quien difundió el pasado fin de semana una reunión privada con jueces y magistrados de Chihuahua.

De ahí que el alcalde, Marco Bonilla, haya exhortado a la legisladora a también reunirse con agricultores, médicos, enfermeras, policías y de todos los sectores que se verán afectados por los recortes presupuestales que el gobierno federal hará el próximo año.

Eso sí, donde habrá aumento es a la Secretaría del Bienestar porque ahí están empadronados todos los adultos mayores, ninis, entre otros sectores que seguirán recibiendo su pago a través del Banco del Bienestar, aunque en los hospitales se estén muriendo los pacientes por falta de medicamentos e insumos.

Lo mínimo que pudiera hacer la senadora es gestionar recursos para el estado debido a la nula inversión federal para atención a carreteras y el campo, donde verdaderamente urge por la sequía y por tantos accidentes sobre todo en el tramo Chihuahua-Juárez.