Estamos conmemorando y celebrando el inicio y desenvolvimiento que hace 114 años dio origen a la Revolución Social armada, violenta, que emprendió el pueblo mexicano, destacando miles de campesinos mestizos y etnias originarias sin tierras o despojados de las mismas, vaqueros, peones, obreros (ferrocarrileros, mineros, de las fábricas de textiles…); de la clase media, de la incipiente burguesía, periodistas, intelectuales y un gran número de desempleados.
Debido a que luego de treinta años de la dictadura porfiriana, en varias regiones del país, bastantes grupos de inconformes empezaron a organizarse para exigir que se cumpliera la Constitución de 1857 y que se respetaran los derechos y las libertades de los ciudadanos, que el poder público no se concentrara en un solo hombre. Demandando: más y auténtica libertad política, justa distribución de la tierra, mejores condiciones de trabajo y educación para todo el pueblo. En ese alzarse en armas que se extendió en la mayor parte del territorio nacional de 1910 a 1920, durante la cual murieron más de un millón de combatientes, siendo campesinos la mayoría de las víctimas; distinguiéndose como líderes, como jefes del EJÉRCITO LIBERTADOR, en los frentes de batalla del norte del país: Álvaro Obregón. Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa, Pascual Orozco… Así como en la región centro-sur, el gran caudillo agrarista: Emiliano Zapata. Patriotas y nacionalistas revolucionarios que siguen presentes en la memoria histórica de la inmensa mayoría de los mexicanos, cuyas consecuencias de sus arduas y esperanzadoras luchas se están viviendo al lograrse evidentemente –a pesar de sus detractores y traidores- la elevación del nivel de vida popular y la independencia económica para garantizar la soberanía de nuestros recursos naturales y de nuestra fuerza de trabajo humana. No obstante y reafirmando nuestro reconocimiento y respeto a los heroicos personajes de nuestra Historia Patria y Matria, que fueron protagonistas de las gestas revolucionarias de Independencia (1810-1821), Reforma Liberal (1857-1860) y Revolución Mexicana (1910-1920); se impone considerar a aquellos miles de rebeldes que más participaron en los duros combates que efectiva y valientemente coadyuvaron al triunfo en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, ya que fueron figuras que pronto pasaron a segundo lugar o de plano fueron ingrata e injustamente olvidados. Dedicaremos esta modesta colaboración, a resaltar la activa presencia y participación política ideológica y en los hechos de armas, del Hombre serrano nacido en Bachíniva, Chihuahua: Capitán 1º del Ejército Libertador, HELIODORO OLEA ARIAS. En tal sentido, qué mejor que cedamos el espacio y la palabra al extinto correligionario de los hermanos Flores Magón y Juan Sarabia: “Apuntes históricos del ’20 de Noviembre de 1910’ en Bachíniva, Distrito de Guerrero, Estado de Chihuahua, hasta la toma de Cd. Juárez, sirviendo de introducción el MARTIRIO que me dieron en San Juan de Ulúa y Veracruz al fracasar la Revolución de los Flores Magón y Sarabia. “INTRODUCCIÓN.- Allá en los famosos tiempos porfirianos, tiempos del caciquismo imperante; aquí en Bachíniva, cuando salía de Presidente Municipal Don Pablo Baray, entraba Don Luis Comadurán, y en agosto de 1903 estando de Gobernador el Gral. Don Luis Terrazas, nos propusimos acusar al expresado Presidente Don Luis Comadurán, porque ya humanamente no se podían aguantar sus procedimientos; y como Don Luis Terrazas había sido su enemigo político, nos presentamos y nos atendió en justicia destituyéndolo. “Se verificaron las elecciones municipales y salí electo Presidente municipal por el pueblo; y en enero de 1904 recibí la Presidencia y desde luego me acusaron los caciques, sus amigos y sus hijos ante el Gobernador Luis Terrazas; recibió la acusación y me pidió informe justificado, lo rendí y no hubo lugar a proceder en mi contra; pero en noviembre de ese mismo año, le hace entrega del gobierno a su yerno Enrique C. Creel, quien nada más recibió la gubernatura, me mandó una orden tronante para que inmediatamente le entregara el cargo a Pablo Baray, esto lo hizo sin acusación ninguna, de una manera anticonstitucional, que parecía que él me había nombrado Presidente y no el pueblo. “Pablo Baray era su compadre de pila, y tuve que entregarle porque; qué hacíamos, eran reyes y había que respetarles sus órdenes y no la Ley. Les escribí a los Flores Magón y a Juan Sarabia a San Luis Missouri sobre el caso que me había pasado, y me contestan ‘que si el pueblo no se proponía en masa a quitarse ese yugo seguiríamos sufriendo las vejaciones más espantosas del caciquismo imperante; que trabajáramos y muy pronto nos lanzaríamos a la lucha a conquistar nuestras perdidas libertades, y el respeto a las Leyes de Reforma y a nuestra Carta Magna’. “Le entregué a Baray y luego me fui al Campo Kilómetro 56 del Ferrocarril Cansas City México y Oriente (antes y hoy, Chihuahua al Pacífico), donde trabajaba un primo hermano político Don Ismael bustillos, contratista de ese bordo, y donde seguí comunicándome con los Flores Magón y Sarabia y conquistándome adeptos a la Revolución (que había muchos). “Nos levantamos de allí, y nos fuimos cerca del pueblo de Bocoyna, siendo el Presidente Municipal de aquel lugar Don Alberto Loya, persona muy liberal y patriota, que nos entendimos muy bien, y era correligionario de los Flores Magón y Sarabia. A fines de enero de 1905, ya contábamos con cuarenta hombres armados, equipados y listos para el levantamiento y algunos más de mi pueblo Bachíniva. “Hice una composición para el 5 de febrero, y se la enseñé al señor Loya, y me dijo, está muy buena, venga a recitarla en la tarde del día 5 en el salón de la Presidencia, yo les avisaré a los correligionarios para que asistan y alistaré el salón. En efecto, ya en el salón que estaba adornado con motivos patrios y con los retratos de nuestros Grandes Héroes, di lectura a la composición. “¡¡ 5 DE FEBRERO DE 1857!! ¡¡5 DE FEBRERO DE 1905!! INVOCACIÓN A HIDALGO, MORELOS, GUERRERO, JUÁREZ, LERDO DE TEJADA Y CONSTITUYENTES. ¡PADRES DE LA PATRIA! Vosotros que volasteis a la gloria y brilláis en la eterna inmensidad, ved a mi Patria regida por la escoria, reinando solamente la vil perversidad. La Carta Fundamental Constitución, que sellasteis con sangre en el martirio, está despedazada cual un lirio, que azota el huracán sin compasión. Ya no hay garantías individuales; la justicia no existe ni en fragmentos; ella se vende ya en los tribunales. Como en la Iglesia los Santos Sacramentos… Continuaremos en la segunda y tercera partes