No se necesita ser un experto en políticas públicas para advertir, desde ahora, que las prioridades del Gobierno federal no están basadas en las promesas de campaña.
Porque es evidente que la mayor carga presupuestal se irá a los programas sociales que, dicho sea de paso, están todos incluidos, como, por ejemplo y en primer plano, la educación.
Aunque diversos analistas señalan que el sector educativo no se incrusta en el terreno del desarrollo social, debieran considerar que se trata de uno de los indicadores de la pobreza en México. Pero, oh sorpresa: ya no se medirá la pobreza por un órgano desconcentrado, porque el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Pobreza) ha quedado en los últimos escombros de las ruinas de lo que tanto se buscaba en nuestro país: los contrapesos.
Dejemos a un lado que desaparecieron algunos organismos autónomos, como el propio Coneval o el INAI (Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información); por el camino andado, muy pronto se irá al bote de basura la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y, en consecuencia, los de los estados.
La Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos, presentado al Congreso de la Unión por el Poder Ejecutivo, muestra una fotografía de espanto: la Secretaría de Salud, para empezar, sufrió un recorte del 34%, lo que, ahora sí, nos dejará en desventaja con Dinamarca.
Porque según nos habían dicho -ya sabes quién-, hasta mediados de este año, teníamos un sistema de salud mucho mejor que en Dinamarca y esperábamos que con la nueva administración federal se consolidara ese modelo envidiado en el mundo entero.
Cifras conocidas por todos: Dinamarca ocupa el primer puesto de los países con mayor calidad de vida. Según diversos estudios, los daneses son la población más feliz de todo el planeta. ¿Por qué? Porque el poder adquisitivo de sus ciudadanos es muy alto y las tasas de criminalidad de las más bajas del mundo.
Otro dato: El sistema de salud danés se enmarca dentro del modelo de sistemas públicos o de Beveridge; su financiamiento es público, que procede de los impuestos de los ciudadanos y los presupuestos estatales. Se destina un 11% del PIB al gasto sanitario. En México no rebasa el 4%.
Un dato más: En 2023, el gasto público per cápita en sanidad en Dinamarca fue de 4 mil 968 euros por habitante, lo que coloca a esa nación en el puesto 8 de los 192 rankeados. Además, en Dinamarca toda persona que enferma gravemente tiene derecho a recibir tratamiento gratuito en un hospital.
Este sistema ha destacado por su calidad, infraestructura médica, costos y disponibilidad de medicamentos. Con excepción de farmacia, odontología, fisioterapia y podología, todos los servicios médicos son gratuitos y el 99% de la población tiene asignado un médico especialista en atención primaria.
Entonces no entendí: si estamos mejor que en Dinamarca, algunas preguntas… ¿por qué tardan varios meses en programarse cirugías para los derechohabientes de los principales esquemas de salud en México? ¿Por qué el desabasto de medicamentos en las farmacias públicas?
¿Por qué las salas de emergencia son tan deprimentes que dan ganas de salir corriendo? ¿Por qué en vez de pagar mejores salarios a las y los héroes (porque eso son) médicos, enfermeras y personal técnico especializado de los hospitales públicos mexicanos, se contratan profesionales de la salud de otros países?
¿Estamos mejor que en Dinamarca? Vamos: no es ni peyorativo ni sarcasmo… reducir el presupuesto de salud en un 34% le va a pegar al servicio de los derechohabientes, habrá menos cobertura, menos medicinas en las farmacias en las que el cuadro básico se verá seriamente afectado.
Ah, pero ya está operando un programa llamado algo así como “médico en tu casa”, que será, en cristiano, un censo mucho más eficaz y mejor diseñado que cualquier instrumento de medición, incluso que el Inegi, que tendrá la información detallada de los “beneficiarios” y sus aliados colaterales.
La seguridad del país, entonces, ya no es prioridad, porque también disminuye el presupuesto de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en un 36%, y el de la Defensa Nacional en un 43%, no se diga el de cultura, en un 30%.
Espero equivocarme, lo digo en serio y con mucha honestidad, espero equivocarme y que las políticas públicas tengan un sentido verdaderamente enfocado en mejorar como nación y que el país tenga un rumbo claro, pero de que estaremos mejor que en Dinamarca, en salud, no lo entendí. Al tiempo.