Manejar en carreteras mexicanas, incluidas las del estado de Chihuahua, es un factor de riesgo para accidentes automovilísticos. Si bien el factor de la velocidad aumentada es uno que representa casi el 14 por ciento de las causas atribuidas al conductor, existen otras variables a considerar como el peso vehicular o las malas condiciones de la cinta asfáltica o calzada, que también contribuyen. Nuestro país en el año 2021 estaba en el séptimo lugar en accidentes de tránsito a nivel mundial, según la ONU y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
El año pasado en nuestro estado se registraron 271 colisiones y 81 muertes en accidentes de la red carretera, con 425 vehículos involucrados y una pérdida estimada de más de 77 mil millones de pesos. Por lo tanto las carreteras, son áreas no solo de nueva creación, de banderazo y olvido, sino de supervisión constante o deberían de serlo. En México, desde el 2002, se dio inicio a las funciones del Centro De Verificación de Peso y Dimensiones en la Red Carretera Federal, que han pasado de 16 espacios de verificación en 2006 a 70 espacios o centros en poco más de diez años. Pero es precisamente en 2017, que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) presentó un documento de revisión,donde se señalaba que la mayoría de estos Centros de Verificación estaban cerrados la mayor parte del tiempo, por lo que emitió la recomendación a nuestro gobierno, de sostener un presupuesto, que permitiera el buen funcionamiento de estos centros y que operarán las 24 horas del día, todo el año. En 2018, como parte de algunos acuerdos tomados de un Foro realizado por el Senado de la República, acerca de pesos y dimensiones de las configuraciones vehiculares en vías federales de comunicación, se colocaron seis arcos de pesaje y medición dinámicos en la Red Carretera Federal. Y es que la velocidad, como señalamos anteriormente, es un factor que tiene mucho que ver con una decisión personal del conductor que sin duda se encuentra señalada no sólo por los elementos intrínsecos del vehículo, sino por las señaléticas, las Normas Oficiales Mexicanas, como la NOM -012-SCT-2017, los reglamentos de carreteras federales y la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, la cual establece incluso límites de velocidad tanto para día y noche y para diferentes tipos de vehículos. Es necesario considerar otros factores además como son la estructura de la propia carretera, como están separados los cuerpos de la carretera, los ángulos de las pendientes, el ancho de la calzada, y las condiciones propias del terreno donde se encuentra esta red de carretera. Considerar una densa corriente de agua que se forma en medio de la carretera, que vaya inundando poco a poco los carriles, hasta hacerte considerar si es seguro proseguir, ante condiciones climáticas adversas que dañan la estructura de nuestros caminos sin duda, donde avanzar es una tarea peligrosa y más considerando el factor de la visibilidad disminuida. Todo este escenario se presentó hace unos días en un tramo carretero de Chihuahua, y es que hemos lidiado con las nevadas, la lluvia, el granizo y las tormentas de arena, pero inundaciones, se volvió un tema extremo, de mucha angustia para los conductores, aun los que no sentimos experimentados. Pocas horas después se formaba un enorme socavón en otro tramo carretero regional. Esto me hace cuestionar si los materiales, el diseño o el propio mantenimiento de la red carretera es el adecuado, porque sin duda un proyecto que no considere lo extremo de nuestro clima, la enorme demanda de transporte de carga, el exceso de velocidad de los guiadores, pues será dinero mal invertido, y es que es sorprendente y triste ver tramos carreteros recién reparados, ya con hoyancos y erosiones importantes. Hasta donde es posible planear y utilizar el recurso que es limitado para estas encomiendas. ¿Estamos cumpliendo nosotros como guiadores también? ¿Los transportistas? Está comprobado que la falta de mantenimiento a la superficie de rodamiento eleva el deterioro de las carreteras, pero sucede también con los puentes, los sistemas colectores o de drenaje y que en poco tiempo sea de un costo mucho más elevado el costo de reparar antes que dar mantenimiento. En 2019 nuestro país ocupaba el lugar 47 en calidad de sus carreteras, según el Foro Económico Mundial, pero a partir de este año el presupuesto ejercido para la reconstrucción y conservación de carreteras, fue disminuyendo considerablemente según datos de la Secretaría de Hacienda, ya que en ese año registraba una inversión de 15 mil 567 millones de pesos, hasta los 6 mil 943 millones de pesos el año pasado, haciendo un reajuste de este recurso a la Secretaría de la Defensa Nacional, para hacerla encargada de estos trabajos, principalmente en el sur del país, y sería interesante de conocer cómo ha funcionado esta estrategia. Mientras tanto, habrá que seguir contribuyendo al buen uso de las carreteras y a la prevención de accidentes desde nuestra responsabilidad.