El próximo 30 de septiembre llega a su fin el mandato de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Se despide, siendo el presidente más popular de las últimas cuatro décadas y el único desde Lázaro Cárdenas y después del milagro mexicano (década de los 60´s y 70´s), que pudo sacar de la pobreza a millones de mexicanos, incluidos los juarenses y chihuahuenses (9 .5 millones de mexicanos según el banco mundial). También es el fin de una era política con un líder a la cabeza tan carismático y querido como el expresidente Lázaro Cárdenas, a quien por cierto también admira. El fin de una historia que inició en el año 2005 cuando todas las encuestas del país lo anunciaron como el próximo presidente de México en el 2006 y que debido al fraude cometido por Fox y Calderón, pudo llegar a la presidencia hasta el 2018.
Debo confesar que siento nostalgia y alegría a la vez, pues me considero afortunado de haber vivido esta época y ser testigo de la 4ta transformación de México, en un cambio radical del sistema político y neoliberal que tenía sumido a México en la pobreza y en la desgracia. La nostalgia es porque me tocó ser testigo en aquel 2006, en la plancha del zócalo de la Ciudad de México y escasos días después del fraude electoral, del inicio y la proclama de AMLO en su lucha por terminar con ese régimen corrupto y corruptor, en el que el poder judicial federal era cómplice y comparsa, en la búsqueda de un mejor país sin abusos, excesos, privilegios y por buscar el beneficio de los que menos tienen. El inicio del ¨Por el Bien de México, Primero los Pobres¨. La alegría es porque, como si se tratara de un guión cinematográfico, después de robarnos la esperanza en dos ocasiones, una mediante el fraude y la otra por la imposición de un pequeño grupo de oligarcas que mandaban en el país, por encima del presidente y las instituciones, por fin AMLO pudo llegar a la presidencia de México, con el apoyo de la gran mayoría de los mexicanos, doce años después. Con 21 años voté por primera vez por él, lo hice nuevamente en el 2012 y 2018, y como yo, al igual que millones de mexicanos que fueron aumentando cada vez más, veíamos en AMLO a un presidente que por fin iba acabar con esa camarilla de pillos que tenía secuestrado a México, un hombre de convicciones, honesto, leal a México y que iba apoyar a “los de abajo”, esos olvidados que Luis Estrada retrató muy bien en su obra insigne del mismo nombre. Se retira un hombre que dedicó su vida a la lucha social, pudiendo concretar su anhelo de encabezar la transformación de nuestro país con un respaldo popular en más del 70% y que se vio reflejada en las urnas del 2 de junio del 2024, obteniendo el 60% de la votación total su partido Morena, ese movimiento que fundó en 2012. Nadie puede decirse sorprendido sobre los cambios que llevó a cabo AMLO pues, a excepción de la Guardia Nacional, todo lo demás lo venía anunciando desde el 2005, pasando por las campañas presidenciales del 2006, 2012 y 2018. Había anunciado la separación del poder económico del político, la prohibición de perdonar impuestos como lo hacían todos los presidentes con las grandes empresas corruptas, prohibir el saqueo de México por las empresas extranjeras, mejorar las condiciones laborales de los maestros, dar apoyo económico a los más desprotegidos, aumentar el salario, gobernar con austeridad reduciendo sus salarios de él y sus funcionarios a la mitad, acabar con lujos y excesos en el gobierno, y otras tantas promesas que cumplió y le han cambiado el rostro a México y su sistema político. Los únicos sorprendidos son los prianistas que no pensaban que podía hacer todo esto, que no pensaban que iba obtener el apoyo popular y los votos para lograrlo, logrando no solo lo anunciado, sino también y en su último mes de mandato, lograr cambiar el único poder que se resistía, eliminando los excesos, los lujos y los mega sueldos de los que se sentían intocables, ajenos al pueblo de México: la cúpula del Poder Judicial Federal. Se nos va el presidente AMLO y con él se lleva el agradecimiento y cariño de millones y millones de mexicanos que lo respaldamos en su lucha por un mejor país que nos deja, no nos falló. Por supuesto que un país tan lastimado y abandonado necesita más de seis años para cambiar, sobre todo en el tema de violencia, como la que se vive actualmente en distintas regiones de nuestros Estado, pero hizo ya lo más importante hablando en temas económicos y de reducción de pobreza, así como las bases de un sistema socioeconómico y político que sigue cambiando positivamente a México y que verá sus frutos con Claudia Sheinbaum como presidenta. Misión cumplida presidente, gracias, Andrés Manuel López Obrador, y hasta siempre presidente.