La elección por voto popular de las personas juzgadoras del país ya no tiene vuelta atrás, y será de similar importancia a un proceso electoral para elegir a quienes ocupan la Presidencia de la República, las senadurías, las diputaciones federales y locales, las gubernaturas, las presidencias municipales y las sindicaturas. Es por ello que debemos acudir a las urnas y formar parte de este acontecimiento histórico, seleccionando a las personas que consideremos más adecuadas para una debida impartición de justicia.
Resulta innegable que, para la elección del próximo primero de junio, será por demás complicado saber cómo y por quién votar. Boletas muy, pero muy diferentes a las que estamos acostumbrados, además de un sinfín de candidaturas que contrasta con los máximos diez partidos políticos y/o dos o tres coaliciones electorales contendientes en otros procesos electorales, harán difícil tomar la mejor de las decisiones. Lo pertinente es advertirlo para que se implementen las acciones a que haya lugar, disipando confusiones y con ello motivar la participación. Con prácticamente transcurrido una cuarta parte del periodo de campaña, hemos estado recibiendo promocionales de las personas aspirantes principalmente a través de las redes sociales y, limitadamente, por los periódicos impresos y digitales. Habrá quien haya mandado imprimir algunos volantes para entregarlos de “mano en mano” como lo establece la ley —sin que pueda recibir apoyo de alguien más, ya que se entendería como una aportación en especie que no está permitida, al menos gratuitamente—, o quien haya salido a “gastar suela” en visitas domiciliarias, pero por ningún motivo se comparará con las amplias actividades propagandísticas de quienes son postulados y postuladas por los partidos políticos, que sí reciben financiamiento público y privado. Quienes aspiran a un cargo de elección judicial, deben hacerlo con recursos estrictamente propios.Entonces, ante ese escenario tan acotado para poder obtener información fundamental sobre trayectorias profesionales, méritos, visiones y propuestas (sin dejarnos llevar por la apariencia física y por el carisma), resulta necesario buscar en las fuentes más confiables que estén a nuestro alcance, teniendo presente en todo momento que la función jurisdiccional no es para improvisados y carentes de capacidad y conocimientos. Nada más de imaginar a una persona juzgadora inexperta y falta de preparación que, en una audiencia, sentencia y/o en cualquier otra actuación tenga que decidir sobre el patrimonio o la libertad de nosotros o de nuestros familiares, muy probablemente pudiera perjudicarnos hasta en forma irreversible, a pesar de los fundamentados argumentos planteados por los abogados de las partes.
En las páginas de internet del Instituto Nacional Electoral (INE) y del Instituto Estatal Electoral de Chihuahua (IEE), así como en sus respectivas redes sociales como Facebook o YouTube, se proporciona información, entre otra: de las funciones que tiene una persona ministra, magistrada o jueza, según corresponda al ámbito federal o local; de las diferentes boletas que estarán a disposición de las y los electores el día de la jornada electoral; de los cargos y las candidaturas que podremos elegir en la delimitación territorial donde vivimos, etc. En el caso del INE, se está habilitando en su página oficial una liga para poder practicar el voto, esto es, un simulacro en el que, eligiendo la entidad y sección electoral, después se capturará en los recuadros de las boletas la persona candidata de nuestra preferencia, siendo un ejercicio importante para ir familiarizándonos con lo que haremos del día de las elecciones. En los sitios oficiales tanto del INE como del IEE, se encuentra una liga llamada “Conóceles”, en la que aparece la foto y posiblemente algún video de presentación de las personas aspirantes, así como diversa información relativa a: sus datos generales; sus medios de contactos; sus redes sociales; los motivos de su postulación; su visión sobre la impartición de justicia; sus propuestas, y; lo más relevante que es su trayectoria académica, profesional y laboral, así como su currículum vitae en general, entre otra. Adicionalmente, si existe la posibilidad de contactar directamente a la persona candidata, o través de quienes le sean cercanas, pudiera ser factible allegarse de más información. No hay que dejar de mencionar, que un sinnúmero de candidatas y candidatos no han sido afectos a interactuar en las redes sociales, por lo que sus páginas en dichos sitios seguramente serán recientes, conteniendo principalmente información asociada con su promoción electoral. Muchas de ellas, concentradas en su arduo desempeño en el Poder Judicial, no les ha sido factible tener esas distracciones en el ciberespacio, lo que por ningún motivo debería demeritar la excelente trayectoria con la que pudieran contar. Con lo anterior, ya estaríamos en condiciones de ir indagando quién o quienes sí valdrían la pena para otorgarles el voto, privilegiando ante todo que tengan el más adecuado de los desempeños en esa impartición de justicia que los mexicanos nos merecemos. Pero algo muy relevante lo es, el que vayamos escribiendo en un papel o lugar que nos permita la certeza y recuerdo del nombre, cargo, materia (civil, penal, familiar, laboral, etc.), color de la boleta, si es de la elección federal o estatal, entre otros aspectos imprescindibles, que nos facilitarán llegar a las casillas electorales con nuestro “acordeón” de candidaturas a las que le confiaremos la construcción de la impartición de justicia que la sociedad ha deseado. No lo dejemos para último momento, evitando así el tomar una decisión desinformada, improvisada y, consecuentemente, irresponsable.