-“Dalila puede sepultar otro alcalde”

-Lo que dijo en inaudible insulto Riggs

-Las indirectas de Brenda Ríos

Otra vez la firma característica de un grupo criminal, el uso de una moto en el crimen y la escuadra de calibre nueve milímetros, apareció en una ejecución en la colonia Malvinas, por las calles 94 y Batalla de Nuevo Laredo, cerca de la salida a Cuauhtémoc.

Los sicarios en moto sumaron a su cuenta otro caso, para rebasar la docena en los últimos meses, en los que libran cualquier movilización de las corporaciones de seguridad, dado lo complicado que resulta el rastreo de esos vehículos que fácilmente esquivan las filas de semáforos y los embotellamientos de cualquier calle.

En este caso, nos reportan, los agresores viajaban en pareja a bordo de la unidad de dos ruedas, vestidos ambos de negro. Arribaron a una tienda de abarrotes que previamente, según algunos reportes, habían vigilado días antes, donde nomás uno bajó mientras el otro esperaba en la moto listo para huir una vez terminado el trabajito.

Instantes después de las detonaciones contra la víctima, partieron sin complicaciones entre las calles aledañas de la colonia Los Pinos y Cerro de la Cruz, para perderse de todo radar y toda cámara de vigilancia, por lo que fue infructuoso el operativo montado minutos después por agentes de la Policía Municipal y Estatal, además de Guardia Nacional, Ejército y Fiscalía del Estado.

El creciente uso de motocicletas en ejecuciones, lo habíamos asentado con anterioridad, ya escaló a un nivel de preocupación para los encargados de contener la violencia homicida y dar seguridad a los ciudadanos.

Incluso, hay quienes aseguran que este modo de operar ya rebasó o está por hacerlo, al uso de vehículos de plataforma cuyos conductores ni idea tienen de que transportan sicarios, dado que los encargados de matar rivales viajan en autos separados de las armas, tanto antes de cometer el crimen como después de hacerlo.

Esa forma de atacar tan cuidadosa fue común en un tiempo en la capital, tan organizada que escondía de las cámaras de vigilancia los vehículos de las armas, mientras los agresores huían a pie y más delante pedían su Uber, con lo que vulneraban sin problemas la Plataforma Escudo.

Ahora, pues, es el uso de motos el que sigue extendiéndose y no hay, al menos a la vista, ni idea de cómo atacar ese frente por parte de las corporaciones de seguridad.

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“Dalila también puede sepultar a otro alcalde”, así tal cual, fue la frase expresada en un concurrido restaurante de la ciudad de Parral, por un viejo lobo de la política regional, un priista de alcances estatales y hasta nacionales, que promovió la alianza con el PAN, la misma que hoy parece desdibujarse un poco más cada día.

No nos dan más señas del colmilludo tricolor, pero la consigna fue lanzada apenas comenzada la gestión del alcalde parralense, albiazul de nueva adquisición, “Chava” Calderón, quien ganó a Movimiento Ciudadano y a Morena ese disputado territorio, donde la política se hace al estilo de pueblo chico, infierno grande.

La referencia era a Dalila Villalobos, regidora del PRI que con sus señalamientos aplastó la desastrosa gestión del naranja "media cuchara" del" maistro" Alfredo “Caballo” Lozoya, César Peña Valles; Dalila es síndica postulada por el matrimonio prianista, pese a lo cual el alcalde se ha dado vuelo dejándola en visto y negándole todo acercamiento desde que ganaron la campaña y hasta la fecha.

Ayer, a la vuelta de unos meses, la exregidora y ahora fiscalizadora de los recursos municipales, denunció sin tapujos lo que tenía semanas diciéndose en todo Parral y sus alrededores: los hermanos de “Chava”, Manuel y Humberto, se la pasan en las oficinas administrativas municipales, dando instrucciones a nombre del presidente municipal, lo que rebasa la normalidad y legalidad de cualquier ayuntamiento.

Así, Dalila elevó esos reclamos de radiopasillo a un reclamo formal de autoridad a autoridad. Además, dio muestras de cómo las ambiciones personales pueden hacer añicos la cuestionada coalición de los pragmáticos tricolores y panistas, que ganaron el gobierno pero perdieron el rumbo.

De esta forma cobró vigencia otra vez el dicho, la opinión, la percepción de ese colmilludo tricolor. A ver si no termina también siendo pitoniso y “Chava” camina a la misma fosa en la que terminó Peña, obra que Dalila comenzó y la realidad se encargó de terminar.

Va el “panista” derechito al desfiladero. ¿Y el PAN estatal? Pintado, de azul, pero pintado. A ver si la Secretaría General de Gobierno sale al quite. A alguien le debe preocupar el 2027.

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La monumental asta bandera del Parque El Palomar, sede de prácticamente todos los actos cívicos en la capital, fue dejada en el completo olvido ayer cinco de febrero, Día de la Constitución.

Contrario a la costumbre, no sólo no se celebró el acto protocolario a cargo de las autoridades, sino que ni siquiera fue izado el lábaro patrio.

La bandera mexicana ondeó en la más modesta astita que se ubica en la avenida Independencia, a un costado de la de la Presidencia Municipal, durante el evento que encabezó el alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla, junto a integrantes de su gabinete y representantes del Ejército Mexicano.

Aunque el detalle pasó casi inadvertido, no deja de resultar curioso que, teniendo una enorme estructura destinada a exhibir con orgullo la bandera y recordar las fechas que han marcado a México como una nación democrática, se haya elegido este sitio más discreto. Quedó la monumental bandera como la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, aislada, excluida.

Quizá las condiciones climáticas no se prestaron para colocar la enorme insignia en lo alto en El Palomar.

Total que no hubo bandera ni para foto de perfil whatsappero, menos para portada del impreso, por decirlo en términos tradicionales.

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Fue la misma Olivia Franco, la síndica municipal, quien develó los descalificativos que habían quedado en lo apenas audible, proferidos por Miguel Riggs, el regidor de delicado vocabulario.

Con todas sus letras le habría dicho Riggs “las m&mxdas de esta pxndeja”, para más adelante exclamar “ayy cabrón”, también refiriéndose despectivamente a ella.

Indudable que las expresiones tienen como finalidad socavar el ejercicio de su función, en una misoginia burlona del adolescente Riggs.

No contaba el imberbe que sus declaraciones quedarían grabadas y ahora son sujeto de escrutinio no sólo por el órgano de control interno del Municipio, sino también por el Instituto Estatal Electoral, con la diferencia de que éste último no ratificó las medidas del primero.

Es decir, no le concedió a Olivia ordenar al denunciado abstenerse de emitir comentarios misóginos, y que omita dirigirse a ella en las reuniones en las que sean parte, ni tampoco un curso para erradicación de violencia política.

Lo que, sí le concedió, es que Riggs deberá usar vías de comunicación institucionales por escrito. Así es de que a puras cartas Riggs con Olivia, so pena de revisar de nueva cuenta estas medidas.

Veremos si Olivia queda conforme con la resolución o recurre la misma.

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La diputada de Morena, Brenda Ríos, en su obsesión por el alcalde Marco Bonilla, le pisa los callos a sus mismos compañeros de partido.

Resulta que, en su participación durante la sesión permanente del Congreso del Estado, denunció supuestos procesos adelantados de elección.

Tal vez viajó a varias ciudades del estado donde sus compañeros de partido, alcaldes, mantienen tapizadas de publicidad las calles.

Pero no conforme con echarles tácitamente tierra, le siguió con la presidenta Claudia Sheinbaum de manera indirecta.

Dijo que se requiere construir un gobierno basado en la integridad, la transparencia y el compromiso ético por el pueblo, que se leyó como referencia la desaparición del Instituto Nacional de Acceso a la Información y todos los organismos autónomos como parte del segundo piso de la Cuarta Transformación.

Para que luego no diga que ponen palabras en su boca, Brenda señaló que las personas deben de ser gobernadas por funcionarios y autoridades que actúen con honestidad y transparencia.

Todo ello, bajo los principios de no robar, no mentir y no traicionar al pueblo.

Habló de prohibir discursos falaces y la propagación de mentiras en el ejercicio de funciones públicas, algo que durante seis años hizo el expresidente Andrés Manuel, utilizar la mañanera para engañar a las personas y contar mentiras.

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Alguien de los entes reguladores en la vida nocturna de la ciudad juraba y perjuraba que jamás reabriria el drive inn La Hacienda. Pues anoche fue la reinauguración con todo y grandes decibeles de las tradicionales bandas estilo sinaloense. ¿Acaso era lo que exigían los vecinos del célebre lugar para conciliar el sueño? Nomás falta el plus de las también tradicionales balaceras.