Cuando se tiende al absolutismo mantienen el control de la sociedad. La frase “las paredes oyen” es de origen francés nacida durante el siglo XVI. Se atribuye a Catalina de Médici el haber ordenado construir conductos acústicos en las paredes de sus palacios para así escuchar las conversaciones de amigos y enemigos y estar al tanto de posibles conspiraciones.

Por supuesto México no se queda atrás. Les recomiendo la lectura de “Los Informantes” (Colección de Textos Universitarios. UACH, SPAUACH) de Javier Contreras Orozco que trata de los documentos confidenciales de la incursión de agentes del gobierno en las guerrillas en Chihuahua.

Experiencia Personal

Había espías por todos lados, con o sin espuelas. La asistencia de seudo alumnos (los porros) o maestros (aviadores) en las universidades, en los sindicatos, en las asociaciones civiles, en cualquier parte, era parte de lo cotidiano. Era un gobierno temeroso de una revuelta, revolución o insurrección. Los mecanismos lo fueron y lo son el Centro de Investigación y Seguridad Nacional –CISEN- de la Secretaría de Gobernación el cual después fue reemplazado por el Centro Nacional de Inteligencia –CNI- ahora dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. En otros tiempos la policía secreta violaba leyes al por mayor a través de la Dirección Federal de Seguridad. La Secretaría de la Defensa Nacional contaba con su Inteligencia Militar. Los gobiernos estatales también con su dependencia respectiva y hasta los municipios –no todos, conste- tenían su sistema de espionaje e inteligencia.

En 1985 participé como insurrecto a la segunda reelección de Reyes Humberto de las Casas Duarte. Mis compañeros maestros se recomendaban entre sí no hablar del movimiento por teléfono, porque seguramente sus líneas habían sido intervenidas desde el mismo Telmex.

Yo no contaba con el servicio – la empresa era del gobierno en ese entonces- y en el fraccionamiento en el cual yo vivía no tenía cobertura. Había un teléfono público en la esquina de mi hogar, pero sólo podías hacer llamadas. Posteriormente alumnos y profesores tomamos la Facultad de Filosofía y Letras en 1992 y posteriormente en 1998. Bajo un común denominador: el desinterés porque en nuestra máxima casa de estudios prevaleciera la democracia. Ya para el ´92 tenía mi número, el 2-76-41 por cierto. En ambas ocasiones mencionadas llamaba a compañeros para ponernos de acuerdo en las estrategias de protesta. Las dos veces, de pronto, la llamada se cortaba y el teléfono moría. Dos o tres horas después timbraba una vez y la línea revivía. “Ya me intervinieron mi cuernófono” decía yo. Y mis colegas platicaban que les había ocurrido lo mismo. Entonces nada de información confidencial vía alámbrica.

Cuando en 1992 tomamos las instalaciones de la escuela, llegó un individuo que pienso era de Inteligencia Militar. Y lo considero así porque caminaba como soldado, traía el corte de pelo estilo castrense, usaba botas marciales, pantalones color caqui y sobre todo porque me mostró una credencial que lo acreditaba como tal. “Este es un movimiento magisterial estudiantil y solo participamos quienes somos miembros de esta comunidad. No somos un peligro para la seguridad nacional etc. etc.”. Le mostré mi credencial de profesor, tomó los datos y se marchó 1-2, 1-2, 1,2…

Experiencia sindical

No puedo afirmar que en las líneas telefónicas del Spauach hubiesen colocado pájaros en los postes; simplemente lo dejo en el aire. En las asambleas de pronto había personas que no pertenecían al gremio “¿y esos quiénes son?” me preguntaban. “Son de gobernación” e iba con ellos y les decía que no estábamos planeando nada en contra del estado. Después, en vez de enviarnos agentes de espionaje ya nos preguntaban directamente, dependiendo del régimen, si simpatizantes del PCM, del PAN o del PRI estaban involucrados. “No, el sindicato es apartidista” respondía en cada caso.

Siempre nos han observado, indagado, escuchado, alejados de la justicia. Pero ahora, con la Cuarta Transformación ya no lo harán más, no violarán nuestra privacidad ni nos espiarán ilegalmente, ahora lo harán con la ley en la mano. Adiós a la libertad de expresión, bienvenida la censura constitucional. Porras a la represión cibernética, RIP a los derechos humanos. Esta será una dictadura perfecta, legítima, mucho más pulcra y exacta que en los viejos tiempos.

Mi álter ego está de buen humor: ¿qué es un periodista de deportes? Profesional de la prensa que no sabe escribir, entrevista a ídolos que no saben hablar y las redacta para gente que no lee los periódicos ni físicos ni virtuales.