-Desbordan a Mata sus ambiciones

-Casa llena y con mensaje

-Sigue quemando a Corral terreno caliente

Desde los grupos feministas promueven la idea, entre aventurada y alocada, para que 14 salas penales del Tribunal Superior de Justicia del Estado, con titulares electos en el proceso actual, sean asignadas a 10 mujeres y a cuatro hombres, no siete y siete como estaba en la convocatoria.

El argumento tiene su base en los números de votos que obtuvieron las candidatas mujeres, cifras más elevadas, en efecto, que las obtenidas por los hombres.

Por ejemplo, Guadalupe Ocón Bailón, quien quedó en octavo lugar de las mujeres y no alcanza una magistratura, obtuvo 71 mil 592 votos, más que los obtenidos por Rubén Aguilar Gil, quien quedó en el cuarto lugar de los hombres, con 69 mil 800 votos.

Otra muestra es Yasel Iradiel Villanueva, noveno lugar de las mujeres, también perdedora, quien sumó 69 mil 839, por encima del quinto lugar de los hombres, Rodolfo Acosta Mendoza, quien levantó poco más de 67 mil sufragios, con los que le alcanza el asiento en la cabecera de una sala penal.

Es más, la número nueve de las mujeres, otra derrotada, Judith Ávila Burciaga, tuvo 65 mil 171 por encima del sexto lugar de los hombres, Héctor Villasana Ramírez, a quien 57 mil 600 votos también lo convierten en magistrado.

Y la décima posición femenina, con 62 mil 265 votos, es de Adela Lozoya Gutiérrez, cuyo nivel de apoyo la coloca por encima del séptimo ganador de los hombres, Jesús David Flores Carrete, quien con todo y su posición de fiscal apenas juntó 57 mil 367 votos.

El cómputo final del Instituto Estatal Electoral (IEE) deja muy claro que las mujeres dominaron sobre los hombres, porque tienen votaciones mucho más altas, desde Claudia Cristina Campos Núñez, con 108 mil votos, hasta la séptima aspirante femenina, Nancy Sánchez Corona, con casi 75 mil; los hombres obtuvieron, desde el séptimo hasta el primero, de 56 mil hasta los 107 mil votos.

Si no hubiera diferenciación de género, apenas entrarían Gerardo Javier Acosta Barrera, José Luis Rodríguez Chacón y Adalberto Vences Baca; muy forzado llegaría una de las mayores vergüenzas de la justicia estatal y sus pactos oscuros, Aguilar Gil, del PT, apadrinado en acordeones del PRIAN y algunas cuantas morenas.

El problema de esta tesis, sustentada además por las feministas en precedentes sobre la deuda histórica con las mujeres -que ya quisieran cobran de golpe y no en abonos- es la lógica jurídica: no pueden cambiar las reglas del juego -de siete hombres y siete mujeres en las salas penales, según la ley- cuando ya ha terminado el partido.

Pese a eso, no es descabellado que alguna o algunas de las mujeres busquen la impugnación por ese lado.

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Dicen los panistas que al director ejecutivo de la Junta Central de Agua y Saneamiento, Mario Mata Carrasco, acusado de traidor en su tierra natal por operar en contra del proyecto estatal judicial en la pasada elección, ya lo desbordaron sus ambiciones.

Señalan que, desde su importante posición estatal, busca hacerse notar como precandidato a la gubernatura y, a la vez, posicionar a su hijo regidor de Delicias como candidato a alcalde; aparte de todo, quiere tener alternativa política para dónde caer si, como es obvio, ya no le alcanza para 2027, pues debe saber que su mejor momento ya pasó.

De ahí que en su tierra de origen sea visto como un mal chiste que solo trata de generar división, pero, además, con frentes abiertos en otras partes del estado.

Ahora en Cuauhtémoc, reportan, el titular de la JCAS ha entrado en pique con el diputado panista Saúl Mireles, que también es un cero a la izquierda en el Congreso y dentro de su partido, presumiblemente por candidaturas próximas del distrito y del ayuntamiento de la ciudad manzanera.

Allá también, consideran, habría operado en contra de Mireles y de los perfiles azulados en la elección judicial, únicamente para hacerlo quedar mal, como si al legislador le hiciera falta apoyo para no dar buenos resultados. Los números cuauhtemenses son más reveladores que los de Delicias.

En fin, debe pensar Mata que le dieron la Junta Central como juguete o plataforma política que le permite meterse a asuntos en todo el estado, cuando en realidad tiene limitaciones de todo tipo.

No por nada lo han bateado en las juntas municipales de Juárez, Ojinaga, Cuauhtémoc, Chihuahua... total, nadie le hace caso, salvo algunos cuantos despistados en Delicias.

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La inauguración de la casa de enlace del diputado azul, Alfredo Chávez, no fue un simple corte de listón.

El evento reunió a buena parte de la estructura panista de alto nivel: el senador Mario Vázquez; el alcalde, Marco Bonilla; la presidenta estatal del PAN, Daniela Álvarez; la presidenta del Comité Municipal azul, Sarahí Franklyn; y el secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña.

Más allá de los discursos, la fotografía política fue clara: el coordinador del Grupo Parlamentario del PAN no solo tiene respaldo institucional, también demostró presencia en territorio con el impulso de comités vecinales en el Distrito 18. Se le nota de que quiere, quiere...llegar con todo al 2027 por la alcaldía.

Con operación entre liderazgos de colonia, mensaje de cercanía ciudadana y un equipo que ya trabaja como si fuera campaña, más de uno interpretó el evento como lo que realmente fue: rascarle la panza a César Jáuregui para tratar de rebasarlo hacia la candidatura por la alcaldía.

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El miedo no anda en burro, dice el sabio refrán popular.

Por eso Javier Corral intenta una fuga hacia adelante en un asunto que parece menor, pero que políticamente es una bomba de tiempo.

Es como la frase esa de “¡al ladrón!, ¡al ladrón!”, que ha sido adaptada para miles de circunstancias similares en el mundo y en nuestro país.

Ahí el culpable se adelanta a denunciar a otro -culpable o no- para evadir su responsabilidad.

Hablamos de la inhabilitación por un año dictada por un tribunal judicial contra una funcionaria de segundo nivel, María Antonia Arreola Valenzuela.

Ella era exdirectora de Procesos de Investigación de la Secretaría de la Función Pública. Ocultó el expediente EPRA-79/2019, que contiene nada menos que la denuncia penal del exdiputado priista Omar Bazán, donde acusó al exgobernador de enriquecimiento ilícito por la apropiación de un terreno adyacente a su casa en Ciudad Juárez, aquel tema muy conocido en la frontera al que El Diario denominó “terreno caliente”.

Ahora, en un portal manejado por alguno de sus pocos chalanes, José Pérez, el senador morenista denuncia que se trata de un intento de Maru Campos para “revivir” la denuncia de Omar Bazán, a quien “premió” con la dirección del Conalep y además acusa de ser “personero” de Manlio Fabio Beltrones. ¡Qué novedad! ¡Descubrió el agua hervida!

El tema es sumamente incómodo para Corral, por eso le brotan salpullidos en la piel.

Cualquier pieza que remuevan de su quinquenio, por menor que parezca, le pega a la 4T en su conjunto, incluida la bancada morenista y a la propia presidenta Sheinbaum. Si con algo se ha vendido caro es con la bandera de la lucha contra la corrupción.

Claro que Corral Jurado pudo haber permanecido “calladito te ves más bonito”, como aconseja la prudencia, pero ha optado por otra que le acomoda mejor: “antes muerto que sencillo”.