Ciudad de México.- Con cierta euforia la Presidencia de México anunció que luego de una llamada entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump se lograron importantes acuerdos comerciales, el más importante: pausar hasta el 2 de abril la aplicación de aranceles a productos que estén bajo el amparo del Tratado de Libre Comercio.
A ese acuerdo se suma la determinación de dar al sector automotriz un plazo similar para también aplicarle aranceles, aunque esto fue producto de una petición directa que realizaron tres empresas estadounidenses, incluidas las gigantes Ford y General Motors. Respecto a la conversación el propio Donald Trump comentó: “Hablé hoy con la presidenta de México, una mujer maravillosa, y les ayudamos con el problema que tenía que ver con los aranceles. Tuvimos una buena conversación, también discutimos el tema de las drogas y han estado trabajando mucho más duro últimamente ¿han notado eso? Sobre la gente que viene y las drogas y hemos hecho un tremendo progreso en ambas”. La expresión de Trump es condescendiente, pero también es muy clara en que son ellos los que “ayudan” con el tema arancelario, ese tono paternal también muestra complacencia ante las acciones que ha emprendido México contra la migración ilegal cuyo destino es Estados Unidos y en la lucha contra los cárteles de las drogas, en particular aquellos que trafican fentanilo. Pero más allá de la extensión del plazo, se tendría que ver si esa decisión realmente es una manifestación de buena voluntad o es producto de presiones internas en Estados Unidos que se han quejado por ser afectados directamente con la aplicación de aranceles. Ya se dijo lo de las grandes armadoras automotrices, pero también el sector restaurantero y de alimentos se dicen afectados; la producción de alimentos en Estados Unidos es insuficiente y requiere de la producción de México para satisfacer su demanda con buen precio y calidad, lo que hace Trump es tratar de convertir un problema que él mismo creo al interior de su país en una aparente victoria y tiene a México para ejemplificarla. Lo cierto es que en su país, Donald Trump ha recibido críticas importantes por la de medida de aplicar aranceles a México y Canadá y derivado del impacto en la economía que generó esa medida diversos sectores expresaron sus molestias a la par que las proyecciones mostraron un duro revés en la bolsa de valores. Ahora, si el acuerdo fue tan amistoso y las relaciones se desenvuelven en medio de halagos y reconocimientos, todo indicaría que al final de cuentas el tema arancelario será superado y al final de cuentas la práctica comercial entre ambos países se va a mantener sin mayor alteración. A diferencia de Canadá y China, México ha mostrado una mayor sumisión a las peticiones de Donald Trump y ha evitado entrar en un conflicto directo, porque eso no nos conviene. Tiene razón el presidente de Estados Unidos cuando dice que México ha trabajado muy duro en el tema de las drogas y la contención de migrantes. ¿Y cómo podría decir otra cosa? Se le ha demostrado un cambio radical en la política de seguridad pública; se han capturado 12 mil integrantes de los grupos criminales, entre ellos algunos líderes considerados como prioritarios; le hemos entregado a capos que históricamente eran requeridos por la justicia estadounidense y además se plantó una barrera humana, con 10 mil elementos de la Guardia Nacional, en la frontera sur para contener las oleadas de migrantes. Sí todo lo anterior viene surtiendo efecto y logró calmar a Donald Trump, entonces parecería innecesario que el gobierno de México siga convocando a un mitin en el Zócalo de la Ciudad de México. ¿Qué caso tiene?