Cuando el nombre de Gerardo Fernández Noroña es mencionado se me viene a la cabeza el siguiente concepto: hipocresía política. Muy lejos quedaron aquellos días del sexenio de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto cuando Fernández Noroña no tenía más armas que la diatriba, el insulto y la calumnia. Sus apetitos de poder siempre han sido evidentes. Su discurso es el típico de “izquierda” que pregona con sus palabras las bondades de la austeridad, mientras con esa misma boca alaba las texturas y sabores de unos caracoles, angulas, caviar o jabugo en la cabina de primera clase de un avión o gasta el dinero de los mexicanos en vinos carísimos en París.

En Morena, la hipocresía política es un fenómeno común y contagioso. Hace una década que tenía mi programa de televisión, fui de los pocos medios chihuahuenses, que le abrió el espacio a Fernández Noroña, que andaba en esa época, vendiendo sus libros, ya que no tenía empleo como legislador. Cuando criticaba ferozmente a Peña Nieto por hacer, por no hacer y lo insultaba hasta por respirar.

Hoy, Fernández Noroña se ha convertido en el poder y no le gusta ser criticado con la ferocidad que él utilizaba para atacar a los poderosos. La intolerancia hacia la crítica y el insulto, se incrustan de una manera milagrosa en el ADN de quienes ejercen el poder y cambian drásticamente su comportamiento hacia lo que tantos años criticaron: pedían tolerancia y no la dan; exigían austeridad y prefieren la comodidad del lujo.

Gente como Fernández Noroña, cuando están en la oposición suelen utilizar el insulto y la crítica mordaz como herramientas para desgastar al gobierno de turno y ganar simpatías entre la población descontenta. En ese momento, defienden la libertad de expresión y el derecho a disentir, presentándose como campeones de la democracia y la transparencia.

Sin embargo, una vez que alcanzan el poder, su actitud hacia la crítica cambia radicalmente. Los mismos políticos que antes clamaban por la libertad de expresión y el derecho a la crítica, ahora se muestran intolerantes y defensivos ante cualquier cuestionamiento a su gestión. Utilizan mecanismos legales, mediáticos y hasta represivos para silenciar a sus críticos, tildándolos de "derecha ardida" o "enemigos del pueblo". Transformación revela una preocupante falta de compromiso genuino con los valores democráticos y una tendencia a utilizar el poder para consolidar su posición y silenciar las voces disidentes.

Este doble rasero no solo erosiona la confianza en las instituciones políticas, sino que también contribuye a la polarización y la radicalización de la sociedad. La crítica y el debate constructivo son esenciales para el funcionamiento saludable de una democracia, y cuando los políticos en el poder buscan suprimir estas voces, se pone en riesgo la esencia misma del sistema democrático. La ciudadanía se ve privada de su derecho a ser informada y a participar activamente en el proceso político, lo que puede generar descontento y desafección hacia la política.

Además, esta hipocresía política puede tener consecuencias a largo plazo en la estabilidad y el desarrollo de un país. La falta de rendición de cuentas y la supresión de la crítica pueden llevar a la corrupción y al abuso de poder, lo que a su vez puede desencadenar crisis políticas y sociales profundas. Es fundamental que los políticos sean coherentes en su defensa de los valores democráticos y que la ciudadanía exija transparencia y responsabilidad a sus líderes. Solo así se puede construir una democracia sólida y sostenible.

Esto a colación por dos episodios más, en el que Fernández Noroña (apodado por la panista Lily Téllez “Fernández Llorona”): El pleito entre Gerardo Fernández Noroña y el abogado Carlos Velázquez de León en septiembre de 2024 en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México en una sala VIP. Según los videos que se hicieron virales en redes, Velázquez se le fue encima a Noroña y le exigió que se largara del lugar, mencionando a López Obrador, que ya estaba en sus últimos días como presidente. "¡Llama a tu pinche presidente!", le gritó el abogado, y luego, dirigiéndose al personal de la sala, exigió: "Que se largue este imbécil".

Noroña, al contar lo sucedido después, dijo (no hay una sola evidencia) que Velázquez le quitó el celular y lo agredió físicamente tres veces. "Fui víctima de un abuso y de un acto de cobardía", declaró el morenista. "No es una agresión cualquiera. No fue una agresión personal, sino a lo que represento", añadió. Además, Noroña subrayó que Velázquez no era cualquier hijo de vecino, sino un abogado de un corporativo internacional que litiga contra el Estado mexicano en temas de pago de impuestos.

Noroña lo sometió legalmente y lo obligó a hacer una disculpa pública en el Senado mexicano sentado al lado de Noroña, quien tomaba café y escuchaba en silencio, Velázquez leyó un escrito en el que reconocía que sus palabras y acciones fueron inaceptables y que el presidente del Senado merecía todo su respeto.

Luego, el pasado martes, el líder de las y los diputados panistas de Chihuahua, Alfredo Chávez Madrid, se fue duro contra Fernández Noroña: “Hemos sido respetuosos, en Morena dejaron de ser pueblo para ser nobleza, hoy no se le puede mentar la madre a nadie porque vamos a ser tal vez llevados a una fiscalía: se lo digo fuerte y claro de parte de los 12 diputados del PAN: le decimos al presidente del Senado que chingue a su madre”.

La respuesta del intolerante presidente del Senado mexicano fue: “llegar a ese nivel de injuria es francamente execrable, y hacerlo sin la persona presente es el colmo de la cobardía. No conozco al diputado local panista, y aunque lo conociera, no tiene derecho a injuriarme. Su agresión es desde la distancia y por ello tiene el agravante de ser absolutamente cobarde. Si estuviéramos en el siglo XIX, estaría obligado a retarlo a un duelo. Como estamos en el siglo XXI, mi obligación es repudiar su injuria y manifestar mi reclamo ante el Congreso de Chihuahua”.

En una década, Noroña pasó de ser el poeta del insulto a una poderosa y sensible víctima de la crítica y el insulto ahora que él y su partido tienen el poder.

Cosas veredes de algunos liderazgos de Morena, que les gusta hacer pero que no les hagan.

ESPRESSO COMPOL

Veremos si Noroña no emprende acciones legales contra Alfredo Chávez Madrid o piden juicio político sus aplaudidores en el Congreso del Estado de Chihuahua, en estos tiempos de polarización e intolerancia.