Durante las últimas semanas los mexicanos hemos sido víctimas de una andanada de informaciones y opiniones que nos hablan de una caída estrepitosa de la popularidad de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, de Morena, de la Cuarta Transformación y del mismo Andrés Manuel López Obrador; incluso del comunismo internacionalista que ya ni existe. Con estridencia y mucho eco se repite en medios de comunicación y, sobre todo, en redes sociales.

Las cautivas y cautivos que navegan y se sumergen en las plataformas digitales y redes sociales son avasallados por una horda de usuarios y, sobre todo, de páginas y grupos que aseguran que existe una irritación social y un “hartazgo” de los ciudadanos —sobre todo de las juventudes— en contra del actual gobierno, según ellos, por un estado de alarma derivado de la violencia en que se encuentra nuestro México.

Si fuéramos turistas o visitantes ocasionales y llegáramos a este país para involucrarnos en las redes digitales, podríamos asegurar que México está al borde de un estallido social, de una insurrección o de un golpe de Estado ocasionado por el “mal gobierno actual”. Pero, ojo: solo del gobierno federal, no de los gobiernos estatales o de las autoridades municipales.

Hace unas semanas surgió, desde un rincón extraño de la web, un sitio donde se concentran principalmente adolescentes y jóvenes —en su mayoría “antisociales” o personas que pasan la mayor parte de su tiempo en la vida digital y, sobre todo, desde el anonimato— desde donde se lanzó una convocatoria dirigida a los jóvenes de la denominada “generación Z” para protestar contra el gobierno de México. Este sitio es “4chan”. Días después, una cuenta de Twitter (X) vinculada a un político del PRI replicó la convocatoria e, inmediatamente, la primera noticia se dio en TV Azteca.

Y sí: se trata de un espacio de anonimato del que han surgido fenómenos, conspiraciones, delitos y crímenes de odio en Estados Unidos, donde se aprovecha esta ausencia de identidad para llamar a cometer cualquier delito o agresión en la vida pública. De este espacio surge lo que hoy se intenta realizar.

Usurpando la imagen de un anime japonés (One Piece), que en otros países ha representado una bandera de “insurrección”, quienes idearon esta protesta ahora pretenden usar este símbolo como una nueva faceta de la oposición moral y electoralmente derrotada en México. Ante el desgaste y la mala imagen que tienen ante el pueblo, de nueva cuenta se disfrazan e intentan manipular a la juventud.

Pero este anonimato no duró mucho. De manera tosca, burda y evidente, los actores políticos que actualmente se encuentran en el basurero de la historia comenzaron a protagonizar esta peculiar manifestación: priistas y panistas en todo el país, expresidentes y voceros del viejo régimen salieron a convocar a la marcha de este 15 de noviembre. Y así como que “jóvenes, jóvenes”, pues no se ven.

De manera coordinada, en redes sociales una gran cantidad de grupos y cuentas comenzaron a convocar y replicar la invitación, incluso con los mismos errores gramaticales. Ni siquiera se dieron a la tarea de cambiar las imágenes creadas con inteligencia artificial, lo que demostró que detrás de estas cuentas existe una conexión.

Y, de manera coincidente, sucede el asesinato de Carlos Manzo en Uruapan, Michoacán. No habrían pasado ni una o dos horas del crimen cuando estos mismos grupos y cuentas publicaban, con la misma coordinación, acusaciones en contra de Morena y del gobierno federal. Lograron colocar en la opinión pública ideas falsas, como que Manzo solicitó apoyo de la federación y no se le había dado respuesta, algo que ya se ha desmentido, pero que la oposición sigue sosteniendo de manera irracional. Pero eso a ellos no les interesa; lo que sí les interesa es que en la opinión pública se escuche esta mentira y se siga repitiendo.

Y así llegamos a este sábado, con redes sociales infladas por cuentas falsas, fotos y videos generados con inteligencia artificial, grupos coordinados que publican y despotrican contra Morena y la 4T, a quienes culpan de todos los males del país. Las verdaderas juventudes demostrarán si son manipulables o si están más allá de las viejas politiquerías que realmente rechazan y critican de manera legítima.