Viene el Día de Muertos, pero en lugar de hacer que los políticos mediten sobre la corta existencia, siguen rodeados de banalidades. Es lo que le pasa al PAN con el “relanzamiento”, que fue más bien un circo con bombo y platillo, haciendo ruido de querer reformar su partido, pero para que todo siga igual. Nomás lo blanquearon con círculos mochos, igual al águila mocha de Fox.

Mientras Morena sigue su camino, reformando y cambiando todo el sistema político, la mafia azul se preguntó: ¿qué hacer para evitar la muerte? Y fieles a su concepción neopanista —de que los gobiernos y el partido deben ser manejados como empresas— respondieron aplicando de urgencia una campaña de marketing comercial, extrapolada al plano político. Quisieron decirle al electorado que los está abandonando: ¡no te vayas, te vendo este nuevo partido con el logo de círculos mochos azules y blancos, como señal de que estoy cambiando!

Pero el electorado no acudió al llamado del “relanzamiento” orquestado por los dirigentes de la reacción. Los ciudadanos se siguen afiliando a Morena; no responden a la publicidad de la élite panista.

La marcha para festejar el “relanzamiento” fue un fracaso: acudieron muy pocos panistas, pese al fuerte gasto económico y de organización realizado por los líderes.

Definitivamente, el PAN está en crisis terminal… como el PRI.

Mientras el PRI y el PAN tienen esos problemas para seguir vivos, MORENA llena constantemente el Zócalo con miles de seguidores.

El líder panista Romero dijo que era para “superar la última oportunidad del PAN para sobrevivir”. Sin embargo, sigue con problemas para completar el mínimo de afiliados y conservar el registro como partido nacional.

Lo más novedoso de ese marketing —que el INE va a revisar— es la aplicación digital en la que los jóvenes que se afilien al PAN pueden participar en la rifa de un iPhone 17, como anzuelo para sumar adeptos. Supuestamente les ha dado buen resultado, pero no han informado cuántos jóvenes se afiliaron al PAN solo para entrar a la rifa del iPhone.

Lo que sí hizo explotar la aplicación fue el sitio para inscribirse “todos los que quieran ser candidatos” en el PAN repintado. Algunos políticos mordieron el anzuelo, pero confesaron después que “mejor no, que solo se habían registrado simbólicamente”. Es decir, vieron el engaño y la enorme competencia que los iba a dejar fuera.

El imprescindible y vital “relevo generacional” de una época, en el PAN lo superaron mágicamente con la rifa de un iPhone 17 y el registro donde todos quieren ser candidatos. Porque Anaya, Felipe Calderón, Lilly Téllez, Lozano, Fox, X. González, Acosta Naranjo, Denise Dresser, Aguilar Camín, Loret de Mola, etcétera, les “abrieron las puertas del nuevo PAN a todos los ciudadanos”. Pero son los mismos políticos de siempre, los que lo llevaron a las derrotas por su corrupción. Claro que a la juventud le da miedo enrolarse en ese partido.

En ese “relevo generacional” con el iPhone como zanahoria, a los jóvenes no les han hecho propuestas ideológicas ni programas partidistas modernos. Nada. Como marketineros mediocres de un Alazraki, X. González o Fox, les proponen “comprar” al partido repintado de blanco y azul, a cambio de entrar a la rifa del iPhone 17. Pero el poder, las decisiones y el reparto de puestos de representación siguen en las mismas manos de siempre.

Y así piensan que van a evitar las derrotas anunciadas —hasta nuevo aviso— en todas las encuestas de las 17 gubernaturas que estarán en juego en el 27, la de Chihuahua entre ellas.

Es obvio que con el “relanzamiento”, el PAN quiere desplazarse a la ultraderecha para emparejarse con las ideas colonizadoras de Trump. Sin embargo, la ultraderecha en América Latina está en graves problemas: los pueblos de Perú, Ecuador y Argentina están despertando de la hipnosis propagandística de las élites. En Europa sucede lo mismo, pues no quieren entrar a la guerra que sus élites promueven contra Rusia.

Así que el espacio para continuar con el registro del PAN se está reduciendo.