-Hubo control en el quinto grito de Maru

-Rafa a La Concordia como regalo de cumpleaños

-Aparentan que son amigos Yamil y Paco

Desde 2013 parecía tranquilo el cercano municipio de Gran Morelos que, como decíamos ayer, forma parte de un corredor más amplio, el que va desde Santa Isabel hasta Nonoava, a las puertas de Guachochi, una añeja ruta criminal con espectaculares cumbres y planicies en las que antes caían aviones cargados sin problema alguno.

En aquel año, tres policías municipales y un civil fueron asesinados por un comando armado que avanzó por todo San Nicolás de Carretas sin obstáculo alguno, para imponer su ley. No era el mercado interno lo que buscaban los delincuentes en ese entonces, sino el control del paso desde Nonoava a la carretera Chihuahua-Cuauhtémoc.

Previamente, tanto Gran Morelos como su vecino Belisario Domínguez habían vivido décadas bajo fuego, entre peleas de gavillas locales y luego con la incursión de grupos como La Línea y Gente Nueva, parte de las estructuras, respectivamente, del Cártel de Juárez y el Cártel de Sinaloa.

La posición de esos territorios conectados del centro al occidente del estado escaló a la narcopolítica. Tras las elecciones de 2010, el priista Ricardo Solís Manríquez fue emboscado en la carretera a Chihuahua, a dos semanas de asumir el cargo de presidente municipal. No murió, pero duró en coma varios meses.

No pudo ejercer como alcalde hasta el año siguiente, 2011, por lo que en su lugar debió asumir como provisional Tomás Arturo Antillón, a quien le asesinaron a un hijo y una nieta al finalizar ese año; antes, habían sido ejecutados un policía municipal y la secretaria del Ayuntamiento, Olaya Gutiérrez Montes.

En la violencia criminal de aquel 2010 también fue asesinada la alcaldesa de Gran Morelos de 1998 a 2001, Luz María García, junto con su madre y otra mujer, pero a ellas en la capital del estado. Crímenes impunes todos, por supuestos móviles que transitaron entre los conflictos familiares, la actividad política y la delincuencial de ese corredor agrícola y ganadero.

El breve recuento histórico cobra vigencia por la matanza entre hermanos y primos, en la que cayeron, entre otros, los hijos del exalcalde Gilberto Gutiérrez Montes, Gilberto y Socorro Gutiérrez Nevárez; además de su primo Edmundo Aníbal Gutiérrez Ponce, Gilberto Arana y José Gutiérrez. Casi una decena de heridos y cero detenidos, para variar.

Hoy el escenario es violento, con similitudes al de aquellos años, pero también con muchas diferencias. Para empezar, ahora todos los pueblos del corredor también tienen muchos consumidores de drogas que antes no existían, además de integrantes de los grupos criminales en cada localidad.

Los que saben de seguridad y violencia en el estado dicen que Gran Morelos, como gran parte del corredor, se maneja desde Chihuahua, por lo que, de continuar la guerra familiar, política y delincuencial, habrá de ganar el lado al que se incline la balanza de la capital, que supuestamente está en manos de un alto mando apodado “El Capu”, pero también conocido como Edgar Pando.

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Salvo los chispazos de violencia que ocasionaron la cancelación del Grito de Independencia en Gran Morelos, su vecino Belisario Domínguez y el conflictivo Guadalupe y Calvo, los festejos patrios transcurrieron con calma en el resto de la entidad. Nada diferente a los últimos años.

En Palacio de Gobierno, en el quinto grito de la gobernadora Maru Campos, fue notable el control político para que la fiesta resultara sin contratiempos, tanto en el exterior como en el interior, con miles de chihuahuenses reunidos en torno a la celebración nacional más importante.

La mandataria agregó a la arenga el “viva la dignidad y la unidad de los chihuahuenses”, después de encabezar primero la ofrenda en el altar a la patria y luego de salir abanderada al balcón del Palacio.

Entre el cuarto y el quinto grito de los gobernadores generalmente hay gritos y manifestaciones en contra en el exterior, pero tanto el año pasado como el actual Maru ha logrado transitar sin mayores prietitos en el arroz, señal de una nueva fase de la obra política construida.

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El que recibió regalo de cumpleaños en medio de las fiestas de independencia fue el secretario de Desarrollo Humano y Bien Común, Rafael Loera, quien nomás hizo pisa y corre en Palacio de Gobierno la noche del lunes, para luego salir a la plaza de La Concordia a encabezar el Grito de Independencia.

Aunque generalmente va un regidor con la representación municipal, ahora fue el secretario, con aspiraciones de alcalde, el enviado por la gobernadora Maru Campos y con la bendición del presidente municipal, Marco Bonilla, para celebrar a la patria en el tradicional rinconcito de la capital.

La arenga de Loera incluyó un “viva la división de poderes” y “viva el sur de Chihuahua”, un grito como tema ideológico central de su grupo político y otro, suponemos, para hacer puntos ante los habitantes de este populoso sector de la ciudad.

El secretario Loera va de subida en las preferencias del PAN para elegir a su candidato a alcalde, con César Jáuregui, María Angélica “Manque” Granados y Alfredo Chávez atravesados, pero al menos pudo festejar su cumpleaños con mariachi y pastel.

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Reconvenidos por Palacio de Gobierno, por decirlo en términos amables, ahora los magistrados Yamil Athié y Francisco “Paquito” Acosta Molina, intentan aparentar que son amigos, después su conocida desavenencia en el sótano de la Ciudad Judicial de primeros de septiembre.

El pleito fue muy público y tuvo como origen el patadón con el que fue enviado Athié hasta una sala de Parral, pese a ser el segundo más votado en las elecciones de junio para conformar el Tribunal Superior de Justicia del Estado, en una jugada operada en otro sótano del sistema de justicia, pese a secretos acuerdos también sotaneros.

Hoy tenemos en versión digital de GPS la foto que se tomaron la noche del Grito de Independencia en Palacio de Gobierno, seguramente con la intención de cubrir las apariencias, porque el magistrado de Disciplina Judicial sigue en papel de operador principal de la justicia estatal y el de la sala de Parral mantiene su calidad de próximo magistrado presidente del TSJE, al vencer el periodo de dos años de Marcela Sandoval Herrera.

Por cierto, y como dato marginal, hoy más que nunca, dicen, ha quedado de manifiesto la cercanía que la magistrada presidenta del TSJE mantiene con su padrino en la Secretaría de Educación y Deporte, Ricardo Yáñez Herrera, conocido representante de un influyente grupo político-magisterial del pasado reciente. Hay viene corriendo el pasado hacia el presente.

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Apenas el 11 de septiembre especulábamos en esta columna sobre los Gritos que lanzarían, desde sus respectivos palcos, tanto la presidenta, Claudia Sheinbaum, como la gobernadora, Maru Campos.

Lo cierto es que, por más que la presidenta de la República, con un Zócalo desbordado por 150 mil asistentes, emitió 22 “vivas”, de los cuales seis fueron para los próceres de la Independencia, además de dos mujeres que no se habían incluido: Gertrudis Bocanegra y Manuela Medina “la Capitana”, la primera una militar insurgente fusilada en Michoacán, y la segunda fue el brazo derecho de José María Morelos y Pavón.

Adicionalmente, la Presidenta lanzó un “Viva” a las mujeres indígenas y a las “heroínas anónimas” quizá en alusión a Alicia Matías Teodoro, la abuelita que salvara con su propia vida a su nieta en la explosión de la pipa de gas en Iztapalapa.

El viva a las personas migrantes no fue novedad porque también lo había expresado su antecesor.

Gritos esperados fueron vivas a la independencia, la libertad, la igualdad, la democracia, la justicia, la dignidad del pueblo de México.

Solo hubo una coincidencia en el Grito de Maru Campos, el de la dignidad. Pero el acento de la mandataria chihuahuense fue el de la Unidad.

Y esto es muy relevante, porque si algo prevalece en todo el país es la polarización ideológica y partidista, incrementada muchas veces desde el poder, pero también la pérdida de valores y la violencia doméstica que afecta la unidad de la familia, el núcleo fundamental de la sociedad.

Una coincidencia mayor que une a las dos mandatarias, cada uno en su contexto, es que han sufrido la presión machista. Por un lado, Claudia Sheinbaum va decidida en contra del cerco lopezobradorista en el Congreso de la Unión, exactamente quienes fueron “corcholatas” en la interna en 2024. Por el otro, Maru Campos libró una embestida sin cuartel de quien se suponía debía apoyarla con todo por ser del mismo partido, es decir, Javier Corral.

Sea como sea, ambas son heroínas públicas dedicadas en cuerpo y alma al bienestar, o al bien común, de sus conciudadanos gobernados.