Catherine escribe: Mi marido, Alex, ¡se niega a taparse la boca cuando estornuda en casa! Puedo ver las partículas del estornudo salpicando por todas partes. Alex dice que debería poder “desahogarse” en su propia casa. Por favor, haz que se detenga.

No hace mucho estaba seguro de que nunca volveríamos a abrazarnos, y mucho menos a respirar boquiabiertos sobre un recipiente compartido de hummus en la sala VIP de un aeropuerto. Pero si algo han demostrado los últimos meses es que la amnesia cultural existe, que han vuelto los bares de ensaladas y que los maridos vuelven a ser asquerosos, sin importar los principios de higiene de sentido común que nos pasamos aprendiendo encerrados en nuestras casas a lo largo de un año. Si Alex viviera solo, de hecho, tendría su propia casa para aerosolizar libremente sus mocos. Pero (por ahora) comparte la casa contigo, la persona a la que dice amar. Aunque no esté enfermo, debería querer respetar tus límites razonables de saliva. Y si no le gusta mi decisión, puede pegar mi foto en el interior de su codo estornudador y mancillarme a mí y respetarte a ti.