Cd. de México.- El nuevo plan estratégico 2025-2035 de Pemex considera metas de producción difíciles de cumplir, señaló UBS.
Se planeta aumentar la producción de petróleo a 1.8 millones de barriles diarios (desde los 1.6 mbd actuales, incluyendo condensados y producción privada) y estabilizarla en ese nivel, pero esa meta requerirá un aumento en la exploración, destacó UBS en su análisis "Mexico: Pemex Redux?", elaborado por Rafael De La Fuente, Andrea Casaverde y Roque Montero.
Por lo que se presentan inconvenientes en ese objetivo.
"Aun cuando Pemex ha proyectado modestas mejoras en la producción en el pasado, esas expectativas han quedado muy por debajo de la realidad, dada la continua disminución de su propia producción", se destacó en el análisis.
Se advirtió que si la producción de crudo no mejora, es posible que México tenga que importar crudo para mantener las refinerías funcionando a una mayor tasa de utilización.
Mientras que la inversión planificada de 250 mil millones de pesos para 2025, a través de Banobras y prestamistas privados, si bien es cuantiosa, podría no ser suficiente para cubrir todas las inversiones de capital de la compañía, dada la amplitud y profundidad de sus planes estratégicos.
También se integró a la empresa de manera más vertical y horizontal.
En el aspecto vertical queda por ver si los negocios de transformación industrial de Pemex, principalmente la refinación, pueden generar ganancias.
Y en el ámbito horizontal se le exige a la empresa transformarse de una compañía de petróleo y gas a una de energía, lo que la obliga a incursionar en áreas como las energías renovables.
Sin embargo, en este punto, podría no contar con la experiencia adecuada, lo que resultaría en una asignación deficiente de recursos.
Resaltó que no existe una estrategia definida para afrontar la deuda con proveedores, que al cierre de junio ascendía a unos 430 mil millones de pesos (22 mil 800 millones de dólares).
Para los analistas, el nuevo plan estratégico de Pemex no representa una desviación significativa de la forma en que la compañía ha llevado a cabo sus negocios desde que López Obrador asumió el cargo en 2018.
Si bien la invitación a empresas privadas para participar junto a la empresa es visto con buenos ojos, queda por ver si los nuevos acuerdos contractuales incluidos en la reforma energética recientemente aprobada brindarán suficientes incentivos y garantías para que lo hagan.
"Dadas las dificultades financieras que ya enfrenta Pemex, el éxito de la nueva estrategia dependerá en gran medida de la participación del sector privado, de la disposición de Pemex a reducir costos y de su capacidad para impulsar proyectos que generen rentabilidad financiera positiva.
"Desafortunadamente, la propia trayectoria de Pemex dificulta ser demasiado optimista en estos aspectos", se detalló en el análisis.