Ciudad de México.- Los primeros pobladores empezaron a hacer sus prendas en la prehistoria para protegerse del frío y del medio ambiente, y lo hacían con las pieles de los animales que cazaban, cortezas o fibras vegetales envolviendo el cuerpo, sin coser, sujetando solamente con huesos o espinas.

Más tarde empezaron a usar agujas rudimentarias; así como la lana y pelo animal hilado. También aprendieron a tejer fibras vegetales para cubrirse, y así aparecieron las primeras túnicas y taparrabos como antecedentes al vestuario que conocemos ahora.

A partir de entonces, el ser humano fue evolucionando y buscando la mejor manera, no sólo de cuidarse, sino también de lucir diferente y llamar la atención. Así, la ropa empezó a ser considerada un símbolo social y cultural, y no solamente como un simple elemento funcional.

Comenzaron a proliferar las túnicas de lino blanco plisadas, las faldas tejidas decoradas y las togas romanas que marcaban el estatus social. Empezó a crecer la moda en cuanto oferta, materiales, colores y por supuesto, los accesorios, como grandes pectorales, anillos y coronas que también servían para diferenciar las clases sociales.

Antes del Siglo 19 la ropa era hecha a medida y de manera artesanal, pero con la Revolución Industrial llegó la confección en serie de ropa utilitaria y sencilla para la clase trabajadora y los ejércitos, que más tarde pasó al público en general. Surgieron almacenes departamentales como Le Bon Marché en París y Macy 's en Nueva York.

Las casas de moda comandadas por diseñadores estrella, como Dior y Chanel, ofrecían ropa y accesorios exclusivos que sólo pocos afortunados podían llegar a comprar, formando el mercado de lujo. En contraparte, después llegaron las firmas del fast fashion las cuales lanzan colecciones cada semana con producción globalizada y rápida, a precios bajos y con una alta rotación de tendencias.

Sin embargo, hoy ante el desgaste del mundo y la proliferación de la oferta de cosas chinas que venden productos muy baratos, pero desechables, las casas han vuelto los ojos a la producción artesanal, predominando la calidad sobre la cantidad, ofreciendo una autenticidad que sólo el hombre puede lograr ante lo hecho por máquina y en grandes cantidades.

Hoy en día la gente valora las prendas que, sin ser necesariamente étnicas, son productos de horas de trabajo manual, son únicas y tienen una historia que contar detrás. A ello se suma un gran interés por la producción ética de los materiales naturales reciclados y el apoyo a comunidades locales en México, sobre todo a artesanos indígenas de muchos estados los cuales ofrecen hermosas opciones para lucir por todo el mundo.

El mercado ofrece desde vestidos de noche, trajes sastre, blusas, faldas y pantalones con texturas ricas al tacto, con un diseño "imperfecto y humano", colores naturales, tejidos orgánicos y acabados únicos.

"En un mundo digital, plano y automatizado, lo real, lo artesanal se siente como auténtico y sensorial. Es un verdadero lujo usarlo", afirma la diseñadora Lydia Lavín, una de las que más ha luchado por este tipo de prendas y que ha rescatado textiles antiguos en siluetas modernas.

Entonces, hoy las prendas que te conecten a las raíces, revaloren los orígenes culturales, sean producidas por el hombre con una conciencia ética son las triunfadoras, y no por ello dejan de ser lindas y admiradas.

Aquí, te mostramos algunas de ellas para este verano.

Lo que hay que tener:

- Piezas realizadas en crochet o macramé realizadas con finas agujas.

- Tejido de punto.

- Bordados hechos a mano con motivos florales, geométricos o simbólicos.

- Prendas elaboradas en telares manuales populares en la cultura nacional, andina o india.

- Aplicaciones decorativas como flecos, pompones, cuentas, encaje artesanal.

- Tintes naturales o teñido a mano como el tie-dye, ikat, batik o teñido con un tono índigo natural.

- Costuras y acabados visibles con hilo grueso, puntas manuales y remates intencionalmente rústicos.

- Accesorios hechos a manos como bolsos tejidos, sandalias de piel cortada, collares con piedras naturales o cerámica.