Tengo dos amigos que recientemente perdieron a alguien muy cercano. Cuando la gente ha intentado consolarlos, han oído repetidamente la misma frase: “Todo pasa por algo”.

Esto solo hace que se sientan peor.

David Kessler, autor de varios libros sobre el duelo, escuchó mucho esa frase cuando perdió a su hijo hace ocho años. Le hacía sentirse aislado, frustrado y enfadado. Me contó que en una ocasión presionó a alguien para que le diera una explicación. “Me vendría bien una buena razón”, recordó haber dicho.

Es fácil entender por qué utilizamos frases así, dijo Joanne Cacciatore, profesora de trabajo social en la Universidad Estatal de Arizona y autora de Soportar lo insoportable. Es porque nos sentimos incómodos. “No queremos ver que la gente está en lo más bajo”, dijo.

A la mayoría de nosotros no nos han enseñado a manejar el dolor ajeno, añadió Alexandra Solomon, psicóloga de la Universidad Northwestern. “Así que buscamos aforismos y lugares comunes para llenar ese espacio”, dijo.

Pero hay que ser testigo del dolor, no desviar la atención de él, dijo Kessler. “Y si te digo: ‘Todo ocurre por alguna razón’, estoy dejando de lado tu dolor”.

Aun así, puede ser difícil encontrar las palabras adecuadas. Es por eso que le pedí consejo a los expertos.

Si estás de duelo…

Cuando alguien que intenta consolarte empeora accidentalmente las cosas, tu mejor respuesta dependerá de tu relación con esa persona y de cómo te sientas, dijo Solomon, quien sugiere decir algo como: “Todavía no estoy ahí. No sé si alguna vez lo estaré. Simplemente hago lo mejor que puedo, día a día”.

Cacciatore, quien perdió a su hija hace 30 años, ha perfeccionado su propia respuesta: “Gracias por compartirlo, pero esa no es mi realidad”.

Si intentas ayudar…

Cuando quieras compartir palabras de consuelo, Kessler sugiere ofrecer simplemente tu apoyo. Podrías decir: “Siento mucho tu pérdida. No sé cómo te sientes, pero estoy aquí para ayudarte en lo que pueda”. O algo como “Siempre estoy a una llamada de distancia. Estoy aquí para ti”.

También puedes compartir un recuerdo favorito del ser querido de la persona, dijo Kessler. “Le recomiendo a la gente: ‘Di su nombre. Cuenta una anécdota”, dijo.

Y como el duelo a veces puede atacar a primera hora de la mañana o a última hora de la noche, añadió Kessler, puedes decir a la persona en duelo si estás disponible durante esas horas para que puedan ponerse en contacto contigo si necesitan algo o quieren hablar.

Si no encuentras las palabras…

Resulta que podemos aprender mucho de los animales, dijo Cacciatore.

En un estudio dirigido por ella en el que se examinó el grado de satisfacción de las personas en duelo con su apoyo social, descubrió que no eran los terapeutas, los trabajadores sociales, la familia, los amigos o los líderes espirituales quienes obtenían las puntuaciones más altas; quien más reconfortaba a la gente eran sus mascotas.

“Sin mediar palabra alguna, los animales aparecían con todo su corazón y se volcaban hacia los afligidos y su dolor”, dijo Cacciatore.

Cacciatore me dijo que encontrar la frase adecuada no es tan importante como estar presente y permanecer cerca. Luego, hizo una pausa: “En realidad, las palabras no tienen por qué agobiarnos”, dijo.