Ciudad de México.- Casi tan pronto como Katy Perry regresó de un breve viaje al espacio con un grupo organizado por la prometida de Jeff Bezos, Lauren Sanchez, comenzaron los comentarios despectivos.

"Una cosa era entender de manera intelectual que el tan publicitado viaje al espacio 'solo femenino' de Katy Perry, Gayle King y Lauren Sanchez en un cohete de Blue Origin, en realidad, solo duraría unos decepcionantes 11 minutos, pero otra muy distinta era verlo desarrollarse durante una transmisión en vivo de varias horas, que culminó con Perry besando la Tierra como un soldado que regresa de la guerra y no como una multimillonaria que regresa del viaje más corto del mundo para una influencer", escribió Heather Schwedel en el sitio Slate.

Ellen Cushing, quien escribe para The Atlantic, proclamó a Katy como la "estrella del pop perfecta para una acrobacia absurda". Varias celebridades, como la actriz Olivia Wilde y la modelo Emily Ratajkowski, la criticaron a ella y al vuelo de Blue Origin.

Hasta la cuenta de Wendy's en X la atacó con publicaciones como "¿podemos enviarla de vuelta?". A primera vista, esto parecía un poco extraño. ¿Por qué una cadena de comida rápida publicaba sarcasmo sobre una estrella del pop que se iba al espacio?

Pero más de una década después de que la cantautora Linda Perry describiera la música de Katy como palomitas de microondas, uno podría preguntarse si las publicaciones de Wendy's eran un antiguo proveedor de calorías vacías que se peleaba con otro.

A fin de cuentas, Katy es la cantante que en su video "California Gurls" (2010) llevaba un sostén que parecía de cupcakes gigantes y que al final escupía crema batida (la idea estaba en la letra: "derretimos tu paleta").

Poco después lanzó el sencillo "Last Friday Night (T. G. I. F.)", un himno sobre la alegría de despertar después de una juerga de fin de semana.

"Hay un extraño en mi cama", cantó. "Me duele la cabeza. Brillantina por toda la habitación. Flamencos rosas en la piscina".

El comediante y actor Rob Delaney escribió un artículo humorístico para Vice sobre el tema, y respondía a la letra "¿es un chupetón o un moretón?" diciendo: "¡Espera! Hay una gran diferencia", y preguntaba: "¿Te dio el mencionado 'desconocido' un puñetazo en el cuello?".

Katy, por si sirve de algo, ha apoyado a otros artistas durante años. Con frecuencia, éstos se han negado a devolver el favor.

Por ejemplo, Robyn, la sacerdotisa escandinava del dance-pop lastimero, quien abrió a Katy en su gira de 2011 promocionando "Last Friday Night (T.G.I.F.)" y "California Gurls".

Cuando Time Out New York le preguntó a Robyn si era fan de Perry, dijo, riéndose: "¿Sabes qué? Me tengo que ir ya".

Destrozan '143'


Por supuesto, los artistas tienen margen para madurar y crecer. Compárese, por ejemplo, la Beyoncé de Destiny's Child con la de Lemonade, Renaissance y Cowboy Carter.

Pero los intentos de Katy por expandirse artísticamente se han limitado, sobre todo, a imitar el trabajo de otras mujeres más aclamadas en la música y a recibir críticas por ello.

"Una nueva canción de Billie Eilish por Katy Perry. Una nueva canción de Spotifycore con aires noruegos por Katy Perry. Una nueva canción de Haim por Katy Perry. Una nueva canción de Pink por Katy Perry. Una nueva canción bubble-pop de Taylor Swift por Katy Perry. Una nueva canción de Mumford & Sons por Katy Perry. Una nueva canción de ABBA por Katy Perry", escribió Jon Caramanica, crítico de The New York Times, en su reseña de la canción de 2019, "Never Really Over".

De hecho, "Never Really Over" se inspiró tanto en una canción de 2017, "Love You Like That", de la noruega Dagny, que Dagny terminó apareciendo en los créditos de composición.

Promocionando el sencillo en un evento en Shanghái, lució su vestido plisado metálico ante una máquina de viento que convertía sus enormes extensiones rubias en un objeto móvil, al igual que lo hiciera Madonna en los Brit Awards de 1995, con su vestido plisado plateado ante una máquina de viento que movía sus enormes extensiones rubias.

En 2024, Katy regresó con un nuevo álbum, 143, cuyo título, según ella, representaba su "número angelical".

El primer sencillo fue "Woman's World", y en el video aparece con un pañuelo rojo y blanco como Rosie The Riveter (La Remachadora). Luego, la cámara hizo un paneo y la mostró con short a la Daisy Duke y un top de bikini con la bandera de EU, que apenas le ocultaba los pechos.

Su letra habla de cómo se sentía: "Sexy, confiada en sí misma, tan inteligente". Para demostrarlo, Katy se vierte whisky en la boca, derramándolo.

La canción fue coescrita y coproducida por el superproductor estadounidense Dr. Luke, quien en 2014 fue acusado por Kesha de conducta sexual inapropiada. Durante los nueve años siguientes, Kesha y Luke intercambiaron demandas antes de llegar a un acuerdo extrajudicial.

Las críticas a 143 fueron demoledoras. En Metacritic lo califican con 37 sobre 100, para ser el álbum peor valorado en el sitio desde 2011 y el disco de una mujer con peores reseñas en los 24 años de la web.

Rich Juzwiak dijo en Pitchfork que "el material aquí está tan desprovisto de cualquier elemento distintivo que hace sospechar que se trata de una broma o un intento cínico de llegar al extremo de lo exagerado, de algo tan malo que es bueno".

Demandada en Australia...por Katie Perry


Una es una estrella internacional del pop. La otra, una diseñadora de ropa. Un tribunal australiano decidirá quién puede reclamar su nombre.

Katie Perry, diseñadora australiana con una marca de moda homónima, lleva años afirmando que Katheryn Hudson, la superestrella conocida mundialmente como Katy Perry, ha infringido su marca registrada.

Su caso lleva en tribunales de Australia más de cinco años, con resultados dispares. La diseñadora ganó en 2023, pero un tribunal de apelaciones revocó la decisión en 2024, aparentemente resolviendo el asunto.

Ahora, el Tribunal Superior de Australia, el de mayor rango, está revisando la controversia, sugiriendo que el tribunal de apelaciones podría haberse basado en una premisa errónea sobre la fama que podría amenazar a las marcas australianas.

"Esta es la historia de dos mujeres, dos sueños adolescentes y un nombre", declaró un juez en 2023. Pero el caso tiene implicaciones más amplias y plantea interrogantes sobre la reputación y las múltiples maneras en que se enriquecen los famosos.

El problema entre ambas surgió alrededor de 2009, un año después de que la cantante estadounidense lanzara su exitoso sencillo de debut, "I Kissed a Girl". Sus representantes afirman que contactaron a la diseñadora para llegar a un acuerdo sobre el uso de sus apodos similares, y que ella lo rechazó. Por su parte, ella afirma que nunca recibió una oferta.

Katie dice que lanzó su marca en 2006, comenzó a trabajar en ella de tiempo completo en 2007, solicitó una de sus marcas registradas en 2008 y la registró en 2009. Eso fue todo, afirma, antes de que la cantante triunfara en Australia.

Una década después demandó a Katy Perry, alegando que las ventas de ropa en una gira de ésta por Australia infringían la marca registrada de la diseñadora.

Katie ganó su caso inicial. Un juez dictaminó que la cantante no tenía reputación en el sector de la moda cuando la australiana solicitó la marca registrada. Eso significaba que Katy no tenía derecho a reclamar su nombre artístico en cuanto a la venta de ropa, y el juez determinó que algunos artículos vendidos durante su tour infringían la marca de la diseñadora.

Pero el año pasado, un tribunal de apelaciones revocó la decisión, y, en un giro inesperado, fue un paso más allá: los jueces también dictaminaron que la marca registrada Katie Perry nunca debió haberse concedido y ordenaron la cancelación de la misma.

Katy ya tenía una reputación cuando la diseñadora solicitó su marca, dijeron, lo que hacía probable que la cantante se expandiera al mercado de productos y que la marca australiana pudiera confundir a los consumidores.

Al revisar el caso, el Tribunal Superior expresó su preocupación de que la decisión, aparentemente anodina, del tribunal de apelaciones pudiera, de hecho, sentar un precedente preocupante.

Lo que se desprende de la lógica del tribunal de apelaciones "es mucho más significativo de lo que parece haberse apreciado", declaró la jueza del Tribunal Superior Jayne Jagot en una audiencia la semana pasada, poco antes de que ella y sus colegas accedieran a la solicitud de la diseñadora de escuchar su apelación, algo que hacen solo en alrededor del 10 por ciento de los casos que se les presentan, según expertos.

Los jueces cuestionaron el razonamiento del tribunal de apelaciones, sugiriendo que se había basado en una proposición potencialmente problemática: que los artistas expandirían sus marcas. Reflexionaron sobre su posible alcance y si este enfoque también requería la capacidad de prever el futuro.

"Si eres lo suficientemente famoso, puedes monetizar en todo tipo de direcciones, no solo en ropa, sino whisky, vino, maquillaje", dijo Jagot. "Es difícil imaginar una actividad comercial que no esté cubierta". Añadió que una celebridad podría expandirse incluso a servicios médicos o dentales, como "Katy Perry Invisalign, o lo que sea".

El juez Simon Steward coincidió y dijo que también parecía haber una evaluación implícita de que la marca de la estrella seguiría teniendo éxito, expandiéndose y monetizándose indefinidamente, lo cual habría sido difícil de determinar.

"¿Cómo se podía saber que seguiría teniendo éxito en ese entonces?", le preguntó al representante de la celebridad, Matthew Darke.

Darke insistió, una y otra vez, en que no existía ninguna cuestión legal con consecuencias más amplias. Negó que el tribunal de apelaciones hubiera cometido errores: "Es perfectamente apropiado que el tribunal razonara como lo hizo, y no hay error", dijo.

Los jueces no quedaron convencidos y pidieron una nueva ronda en esta larga disputa. En sus deliberaciones, el Tribunal Superior deberá decidir por qué era famosa Katy Perry alrededor de 2008 y si importaba si tenía una reputación en el sector de la moda o si simplemente era famosa. La decisión determinará cómo se litigarán y resolverán casos similares.

Y casos similares surgen. Por ejemplo, Burger King opera en Australia como Hungry Jack's porque otro restaurante ya poseía los derechos de autor de Burger King cuando la franquicia abrió sus puertas en el país.

Gregory Pieris, socio de propiedad intelectual de K&L Gates en Melbourne, afirmó que hubo "muchos casos" en los que alguien en Australia intentó registrar una marca idéntica a la de una marca internacional. Lo que suceda a continuación con Katy Perry y Katie Perry influirá en futuros casos similares, señaló Pieris.