Emilia Pérez, la película sobre la líder trans de un cártel mexicano quien se reconcilia con su pasado, entra en los Premios de la Academia el domingo con 13 nominaciones, la mayor cantidad de cualquier película de este año. También es el filme de habla no inglesa con más nominaciones. La película ya ha obtenido varios galardones, entre ellos el de mejor comedia o musical en los Globos de Oro.

En México, la recepción ha sido exactamente la contraria.

Ha sido muy criticada por su descripción del país, la minimización de la violencia de los cárteles que ha afectado a tantas personas y los pocos mexicanos que estuvieron implicados en su producción.

Los comentarios sobre el español de su guionista y director francés, Jacques Audiard, que algunos consideraron denigrantes para el idioma, y de su protagonista, Karla Sofía Gascón, sobre el islam y George Floyd avivaron el descontento en México y empeoraron las cosas.

Emilia Pérez no se estrenó en los cines mexicanos hasta el 23 de enero, cinco meses después de su estreno en Francia y dos meses después de su estreno en Estados Unidos. En México, los cines que proyectan la película han estado prácticamente vacíos. Algunos espectadores descontentos incluso han exigido la devolución de su dinero.

En cambio, un cortometraje mexicano en línea que parodiaba las raíces francesas de Emilia Pérez fue un éxito. La película ha sido objeto de muchos memes en las redes sociales. Y ha sido denunciada por las familias de las víctimas de la violencia en México.

“Se ha convertido en un auténtico desastre”, dijo Francisco Peredo Castro, experto en cine y profesor de Historia y Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Una de las principales críticas a Emilia Pérez es que trivializa la actual lucha de México contra el crimen organizado. Se han producido más de 460.000 homicidios desde 2006, cuando un presidente declaró la guerra contra los cárteles. La película es un musical, con glamorosos números de canto y baile, que incluyen letras sobre cadáveres arrojados en ácido.

“Deberíamos guardar las proporciones y decir, ‘Sobre este tema no vamos a cantar o bailar’”, dijo Artemisa Belmonte, de 41 años, quien se convirtió en activista después de que su madre, tres tíos y un primo desaparecieran en 2011 en el estado de Chihuahua, una región muy afectada por la guerra contra el narcotráfico. Más de 100.000 personas han desaparecido en México desde 2006, según datos del gobierno.

Belmonte se preguntó si Hollywood o la industria cinematográfica europea se atreverían a hacer musicales sobre los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Durante una rueda de prensa previa al estreno de la película en México, Audiard dijo que se disculpaba si había tratado un tema delicado “demasiado a la ligera”. En otra entrevista, dijo que “el cine no da respuestas; solo hace preguntas, pero quizá las preguntas de Emilia Pérez sean incorrectas”. (También dijo que no estudió mucho México antes de hacer la película).

Netflix, que compró los derechos de distribución en Estados Unidos de Emilia Pérez en el Festival de Cannes 2024, no quiso hacer comentarios. Recientemente anunció una inversión de 1000 millones de dólares para producir series y películas en México en los próximos cuatro años.

David Chelminsky, director de Zima Entertainment, empresa que distribuyó la película en México, dijo en una entrevista que nunca en su carrera una película había generado tanto odio en el país.

“Toda la crítica es válida, pero había una crítica muy virulenta, muy agresiva que no daba lugar a otras opiniones”, dijo. “Entonces la gente que le gustaba la película o que tenía ganas de verla prefirió mantenerse un poquito al margen porque eran ataques constantes contra cualquier persona que saliera a decir, ‘Me gustó’”.

Sugirió que había tintes de xenofobia y transfobia en algunas críticas.

No todos los mexicanos han criticado la película. Guillermo del Toro, tres veces ganador del Oscar, dijo que Audiard era “uno de los cineastas vivos más asombrosos” y que su visión de México era “hipnótica y hermosa”. Elisa Miller, otra aclamada cineasta mexicana, dijo que fue “bonito” servir de asesora en temas mexicanos para Audiard.

Tras una proyección reciente en un cine de Ciudad de México, Alberto Muñoz, diseñador visual de 37 años, dijo que comprendía las preocupaciones sobre la película, pero que también apreciaba sus cualidades técnicas. “Es una película entretenida”, dijo.

Sin embargo, Belmonte, cuyos familiares desaparecieron en Chihuahua, dijo que después de ver la película durante su estancia en California para pasar las fiestas decembrinas, se sintió tan perturbada que en enero creó una petición en internet pidiendo que se suspendieran los premios y su estreno en México.

“La película ha tenido éxito con gente que no ha vivido el tema de las desapariciones”, dijo Belmonte.

Aunque comprendió la defensa de Audiard de que la película es ficción, a Belmonte también le molestó la manera en que el personaje de Emilia Pérez pasó de ser una notoria líder de un cártel a una defensora de los desaparecidos.

Los críticos también han criticado la falta de talento mexicano delante y detrás de la cámara. Emilia Pérez se rodó en gran parte en platós franceses porque, según Audiard, prefería el entorno controlado.

Adriana Paz es la única actriz mexicana que interpreta a un personaje principal. Los mexicanos se sintieron menospreciados cuando el director de casting de la película dijo que, aunque los miembros del equipo buscaron actores en México y otros países latinoamericanos, se decidieron por las mejores opciones, aunque no fueran mexicanas.

Audiard ha dicho que querían estrellas de mayor renombre para poder financiar la película.

Los mexicanos también han señalado el acento de las actrices principales: Zoe Saldaña, estadounidense de ascendencia dominicana que ha ganado premios por su interpretación y está nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto; Gascón, que es española y ha vivido y actuado en México; y Selena Gómez, estadounidense de ascendencia mexicana que trabajó para recuperar su fluidez en español para la película (Gascón es la primera actriz abiertamente transgénero nominada al Oscar).

Después de que Eugenio Derbez, conocido actor y cineasta mexicano, calificara de “indefendible” la pronunciación de Gómez, ella se disculpó diciendo: “Hice lo mejor que pude con el tiempo que me dieron”.

En Ciudad de México, algunos espectadores se rieron durante una proyección reciente cuando los personajes de Saldaña y Gascón utilizaron coloquialismos mexicanos.

“Los diálogos son completamente inorgánicos, no tiene sentido lo que están diciendo”, dijo Héctor Guillén, guionista y productor mexicano de 26 años (Gascón ha dicho que es “más mexicana que el nopal”).

Debido a la polémica que rodea a la película, “dentro de unos años esta película será una de las mayores vergüenzas del cine europeo”.

Pero el profesor Peredo Castro, cuestionado sobre por qué la reacción contra Emilia Pérez fue tan fuerte, argumentó que había 120 años de representaciones de mexicanos de formas “insensibles” e “insultantes”.

No solo se refirió a las películas de los “engrasadores” de principios del siglo XX que presentaban a los mexicanos como villanos, sino también a géneros musicales recientes, telenovelas y programas (con guión y de telerrealidad) que glorificaban el narcotráfico. Y dijo que las grandes industrias cinematográficas estadounidense y europea con frecuencia han visto a México a través de la lente de la miseria.

Peredo Castro dijo que Emilia Pérez se estrenó en un momento de agitación bajo la presidencia de Trump, quien ha atacado repetidamente al mayor socio comercial de Estados Unidos en relación con el fentanilo y la migración. Las críticas, dijo, “han exacerbado mucho la sensibilidad” de México por ser el centro de atención de la violencia, las drogas y la corrupción.

En respuesta a Emilia Pérez, Camila Aurora, cineasta trans mexicana y creadora de contenidos, realizó el cortometraje parodia Johanne Sacreblu. Se filmó en las calles de Ciudad de México con intérpretes mexicanos que utilizan acentos franceses rebuscados y atuendos estereotipados y consiguió 3,2 millones de visitas en YouTube en un mes y se proyectó en algunos cines.

En cambio, Emilia Pérez ha tenido números de audiencias mediocres. Desde su estreno en México y hasta el pasado fin de semana, ha recaudado 832.000 dólares con unas 210.000 entradas vendidas, según cifras de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica de México.

En comparación, Capitán América: un nuevo mundo, que se estrenó tres semanas después, vendió 2,9 millones de entradas hasta el fin de semana pasado.

El domingo, Belmonte, quien creó la petición en línea contra la película, dijo que no tenía previsto ver la premiación de los Oscar, aunque los considera su Super Bowl, un acontecimiento anual ineludible. Esta vez, dijo, “me quitaron las ganas”.