Construir y mantener relaciones sanas requiere trabajo, pero la recompensa es enorme. Las personas con vínculos sociales fuertes viven más felices. El romance y la amistad son beneficiosos para la salud física y mental.
Por supuesto, cultivar la conexión en un mundo que se siente cada vez más solitario no es fácil. Por eso, como periodistas que escribimos sobre relaciones, pasamos mucho tiempo hablando con expertos sobre lo que funciona, lo que no y cómo sacar el máximo partido de los vínculos románticos.
Teniendo esto en cuenta, estos son algunos de nuestros consejos favoritos que los expertos han compartido con nosotros en lo que va de año.
Pregunta algo nuevo a tu pareja cada semana
La curiosidad puede ayudar a avivar una relación, sobre todo si tú y tu pareja llevan juntos muchos años, dijo Justin Garcia, director ejecutivo del Instituto Kinsey, el centro de investigación sobre sexualidad y relaciones de la Universidad de Indiana.
“La curiosidad es un tónico muy, muy poderoso”, argumentó, porque envía un mensaje claro: Me interesas.
¿Una forma sencilla de infundir un poco de curiosidad a tu relación? Cada semana, más o menos, pregunta algo nuevo a tu pareja. Puede ser algo profundo o algo pequeño y tonto.
¿No tienes pareja? También funciona con amigos y familiares. (Esta lista de 25 preguntas para hacerle a tu madre, que puedes utilizar con cualquier ser querido, es un buen punto de partida).
Deja de centrarte tanto en tener razón
Terry Real, terapeuta de parejas y autor de Us: Getting Beyond You and Me to Build a More Loving Relationship, es un gran admirador de la máxima: “¿Quién tiene razón? ¿Quién se equivoca? ¿A quién le importa?”.
En una mesa redonda celebrada en mayo en el Well Festival, Real afirmó que las parejas suelen obsesionarse demasiado con ganar una discusión, en detrimento de su relación. Él les dice a sus clientes que imaginen su relación como una “biosfera” en la que deben vivir y que deben cuidar juntos. A menudo, proteger la biosfera es más importante que ganar una discusión.
Real reconoce que no es un consejo fácil de seguir. En el calor del momento —cuando uno está obsesionado con convencer de alguna manera a su pareja de que tiene razón— puedes detenerte y preguntarte: ¿Cómo quiero emplear mi tiempo? ¿Realmente quiero pasarlo discutiendo? A veces, la respuesta es sí. Pero otras veces, puedes optar por dar prioridad a la compasión y la colaboración por el bien de la biosfera.
Evita este hábito tóxico
James Cordova, profesor de Psicología de la Universidad Clark, ha observado entre sus clientes un hábito poco útil en las relaciones que ha denominado Sméagol-ing, basándose en un personaje de la película El Señor de los Anillos que pasa “del Gollum agresivo a un Sméagol llorón”.
Durante un conflicto, una persona expone una queja, dice Cordova, “y la otra responde con: ‘Lo sé, soy lo peor. Soy un compañero terrible. Ni siquiera sé por qué estás conmigo’”. En lugar de afrontar el problema, dijo Córdova, “solo se repliegan, como Sméagol”.
Si su pareja se repliega como Sméagol, Cordova recomienda reafirmar la experiencia de tu pareja (“Sé que es difícil recibir comentarios, a mí también me cuesta”) y asegurarle que te preocupas por ella. A continuación, reitera lo que necesitas que tu pareja entienda, por qué lo dices, y por qué es importante, dijo.
Si te ves transformándote en Sméagol, practica para resistir el impulso de acobardarte, deja de centrarte en ti mismo y aborda directamente la preocupación de tu pareja, dice Cordova.
Ten una cita nostálgica
Si tú y tu pareja llevan mucho tiempo juntos, una actividad nostálgica puede reforzar su cariño al aumentar su sentido de pertenencia y compromiso, dijo Ashley Thompson, profesora asociada de psicología de la Universidad de Minnesota, Duluth.
Piensa en una cita que tuvieron al principio de la relación e intenten repetirla, sugirió Thompson. O preparen palomitas, túmbense en el sofá, conecten su biblioteca de fotos al televisor y hagan un viaje por el camino de los recuerdos, añadió.
También puedes volver a ver algo que a tú o a tu pareja disfrutaban cuando eran más jóvenes, como patinar sobre hielo o patinar en una pista cubierta, dijo Tennesha Wood, entrenadora de citas y casamentera de Atlanta. De este modo, se despierta o revive el sentido del juego.
Evita el silencio como castigo
Algunas personas creen que guardar silencio es una forma benigna de afrontar un conflicto, dijo Gail Saltz, profesora asociada de Psiquiatría clínica en el Hospital Presbiteriano de Nueva York.
No es así, explicó. “El tratamiento silencioso es un castigo, lo reconozcas o no”, afirmó. Prolonga el conflicto en lugar de solucionarlo, y a la persona excluida le crea “ansiedad, miedo y sentimientos de abandono”, añadió Saltz.
Y ser excluido e ignorado duele, dijo Kipling Williams, profesor emérito de Ciencias psicológicas de la Universidad de Purdue. Sus investigaciones sugieren que ponerse en esa situación activa en el cerebro las mismas regiones que cuando hay dolor físico.
En lugar de guardar silencio, si te sientes abrumado, pide un descanso, recomendó Williams.
Prioriza tiempo para ti
El bienestar social depende de una serie de interacciones cotidianas, desde las conversaciones triviales con un vecino o un compañero de trabajo hasta las conversaciones profundas con los seres queridos. Pero también es importante pasar tiempo a solas. (¡Que se alegren los introvertidos!)
“Como todas las interacciones sociales agotan la energía, el tiempo a solas es reconstituyente”, explicaron Andy Merolla, de la Universidad de California en Santa Bárbara, y Jeffrey Hall, de la Universidad de Kansas, en su libro The Social Biome.
Cuando tengas un rato a solas, resiste el impulso de tomar inmediatamente el teléfono, dijeron. En lugar de eso, proponte reducir el estrés y realizar actividades que ayuden a calmar el cuerpo y la mente: ¿quizá un poco de holgazanería matutina? La soledad reparadora te da energía para invertir en tus relaciones.