La soprano Nadine Sierra vuelve a México sobrada de seguridad como intérprete consagrada, y con el deseo de que su canto brinde alegría y esperanza en medio de tiempos aciagos.

Será el próximo 3 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes, y luego el 12 del mismo mes en el Teatro Isauro Martínez, en Torreón, cuando resuene de nuevo en el País la voz de la cantante originaria de Fort Lauderdale, Florida, para quien la ópera ha resultado terapéutica desde que se enamoró de ella a sus 10 años.

"Es algo que siempre me ha dado mucha alegría y paz. No crecí en el entorno más fácil, mi infancia fue complicada, y la forma de escapar de ello fue a través de la ópera; fue sumergiéndome en esa música y dejándome transportar a, digamos, sólo sentimientos de belleza y esplendor", compartió Sierra este miércoles en conferencia de prensa remota.

"Quienes me hicieron enamorarme de la ópera me dieron esperanza a través de su forma de cantar, y es lo mismo que quiero hacer; sólo quiero dar esperanza, amor y alegría a las personas para quienes canto en cada ocasión. Quiero ser la artista más generosa posible porque sé lo bien que se siente recibir eso de otros artistas", añadió.

La experiencia acumulada los últimos años, con roles y vivencias que han abonado a su crecimiento personal y profesional, le impulsa en tal dirección; "ahora soy aún más generosa como artista, quizás porque tengo esta comodidad en el escenario", consideró Sierra.

"Siento que puedo dar más de mí, y eso me es muy importante porque es lo que siempre he querido hacer. Siempre quise ser una artista muy generosa en el escenario, así como María Callas o como Renata Scotto, para transportar a la gente al mundo de la ópera".

Estaba por cumplir 30 años cuando debutó en México durante el festejo por el 40 aniversario de la Orquesta Sinfónica de Minería, en 2018. Ese mismo año regresaría para presentarse en el 46 Festival Internacional Cervantino (FIC), acompañada del pianista cubano Ángel Rodríguez.

Hoy, de 37, Sierra tendrá de nuevo a Rodríguez al lado suyo cuando entone en Bellas Artes un programa que aún no termina de definir, pero en el que estima que no pueden faltar arias de roles que se han vuelto muy personales, como Gilda, de Rigoletto, o Julieta, protagonista de una de las joyas de la ópera romántica francesa, Romeo y Julieta, de Charles Gounod, basada en la tragedia de William Shakespeare.

"Me parece muy bonito, ¿no?, mostrar un repertorio que ha formado parte de mi alma y mi corazón desde pequeña", expresó la soprano que comenzó su formación vocal a los 6 años y saltó al terreno profesional a los 14 con la Ópera de Palm Beach.

Canciones en español e incluso algunas en portugués aprendidas gracias a su madre, quien migró con 18 años de Lisboa a Estados Unidos también estarían contempladas en los recitales de Sierra, para quien el entusiasmo y la calidez del público nacional la despojan de toda duda y nerviosismo; "siento que puedo ser yo misma, (...) cuando canto, tan sólo se siente fácil", aseguró.

Con ése animado precedente partirá luego a su gira por Sudamérica, con paradas en Chile, Perú, Brasil y Argentina, de la que acaso lo que le resulta más desafiante es asegurarse de poder descansar lo suficiente entre una presentación y otra.

Hermandad mexicana


Antes de su incursión sudamericana y de su paso por los escenarios mexicanos, que incluye el Festival del Mitote Lagunero, desde el Auditorio Nacional se escuchará a Sierra en el rol de Amina, en la ópera La sonnambula, de Vincenzo Bellini, durante el arranque de la temporada 2025-26 de En vivo desde el Met de NY, este 18 de octubre.

La puesta, con un espectacular estreno hace un par de noches, marca el debut del tenor mexicano Rolando Villazón como director de escena en la Metropolitan Opera House (Met). Y a decir de Sierra, se trata del tipo de director que los cantantes necesitan con más frecuencia.

"Porque Rolando sabe de primera mano lo difícil que es ser solista principal. Él sabe lo que se siente tener esa presión, ese estrés y esa responsabilidad sobre nuestros hombros, especialmente en este repertorio belcantista", comentó la soprano, destacando, además, el modo en que Villazón aligera el ambiente laboral con risas y buen ánimo.

La estrecha y afectuosa relación de Sierra con talentos mexicanos incluye también al tenor veracruzano Javier Camarena, con quien el año pasado estuvo en Japón presentando Rigoletto; "cada vez que veo a Javier, me alegro, siento paz y serenidad. Nos complementamos tan bien", resaltó.

Mientras que con el barítono Alfredo Daza, por su parte, la cercanía es tal que hay un trato prácticamente de hermanos; "siempre me llama 'la sorella', su hermana, y definitivamente es alguien con quien me encanta estar. No sólo cantando, repito, también es amor y admiración personal".

"Son personas de gran corazón. Son hombres muy latinos", calificó Sierra. "Cuando tienes gente así a tu alrededor, el mundo es un lugar mejor".

'Me gusta ir con calma'


Aunque apasionada principalmente por la ópera tradicional y el repertorio belcantista, Nadine Sierra comienza a voltear cada vez más a la ópera romántica.

"A medida que envejezco, mi voz crece en tamaño y profundidad; esto ocurre de forma natural, por supuesto, gracias a las hormonas del cuerpo humano. Y estoy disfrutando de esos cambios", dijo la soprano, próxima a cantar el papel principal de Luisa Miller, de Giuseppe Verdi, en la Ópera Estatal de Viena.

Con emoción, lo define como el siguiente gran paso de su carrera después del reto que representó hacer a Violetta Valéry, en La Traviata, también de Verdi y al lado de Camarena; "aprendí mucho, y también ayudó a que mi voz creciera un poco en tamaño y, como ya he dicho, en profundidad. Por eso siento que ahora puedo interpretar un papel como el de Luisa Miller", detalló quien, buscando cuidar su voz, no suele ir detrás de nuevos roles tan fácilmente.

"Me gusta ir con calma. Así que dejo que mi cuerpo lo haga, simplemente me dejo llevar, me permito sentirme cómoda cada vez que canto cualquier cosa que hago, y, bueno, se desarrolla solo, lo cual es genial. Nada forzado ni fabricado", agregó la soprano que aspira a cantar alguna vez el protagónico de Manon Lescaut, de Puccini, inspirada por la histórica interpretación de Renata Scotto.

Los boletos para el recital de Nadine Sierra en el Palacio de Bellas Artes ya están a la venta, con precios que van de los 600 a los 2 mil 400 pesos.