Ciudad Juárez, Chih.- En Ciudad Juárez, donde diciembre suele vestir las calles con luces cálidas y promesas de reencuentro, dos muertes repentinas ocurridas con apenas dos días de diferencia recuerdan que esta temporada, idealizada como la más luminosa del año, también guarda sus sombras.

La alegría anticipada convive con un riesgo silencioso, que es el aumento de padecimientos cardíacos que, sin avisar, pueden quebrar la rutina y enlutar a familias enteras.

El primer caso ocurrió el 9 de diciembre, cuando un conductor que circulaba por la colonia Águilas de Zaragoza perdió el control de su vehículo tras sufrir un paro fulminante. El automóvil avanzó sin rumbo, golpeó a otro auto y terminó contra una jardinera. Testigos cuentan que el hombre, de 64 años, alcanzó a abrir la puerta antes de caer sin vida, mientras su esposa intentaba comprender la escena que, segundos antes, parecía un día cualquiera.

Apenas dos días después, la tarde de este jueves 11 de diciembre, un pasajero del JuárezBus dejó de respirar a bordo de la unidad T-119. Viajaba solo. Pasajeros alertaron al conductor, que detuvo el trayecto en el paradero Fuentes. Los paramédicos solo pudieron confirmar el deceso. Se estima que tenía entre 60 y 65 años.

Son historias distintas, pero unidas por un mismo hilo. La fragilidad del corazón en una época que, paradójicamente, lo exige más. Más gastos, más reuniones, más compromisos. Estudios internacionales señalan que diciembre registra un aumento en infartos, accidentes cerebrovasculares y arritmias, potenciado por el estrés, los cambios en la alimentación y el consumo de alcohol. Incluso advierten que los lunes festivos pueden ser especialmente mortales.

“La salud no toma vacaciones”, recuerdan los especialistas. Y estas dos muertes, silenciosas y repentinas, lo confirman para una ciudad que, aun entre luces y villancicos, vuelve a tocar la realidad con las manos frías.