Ciudad Juárez– En un solo día, a inicios de la década de los años 90, Amado y Vicente Carrillo Fuentes tuvieron 25 aviones cargados con cocaína en el aire al mismo tiempo; 17 de ellos, relató el Gobierno de Estados Unidos, enviados desde una pista clandestina en Colombia por el cártel del Norte del Valle.

“Había tanto tráfico aéreo que el sistema de radar de alerta temprana sobre Panamá se activó y las autoridades colombianas enviaron aviones militares para interceptar las aeronaves cargadas con droga”, señaló el Departamento de Justicia estadounidense en el legajo judicial 09-CR-522, iniciado en 2009 contra Vicente Carrillo, enviado al vecino país el pasado jueves.

Con este expediente, que en diversos documentos refiere casi dos décadas de una violenta operación de tráfico de drogas, la administración de Donald Trump presentó al sinaloense el pasado 28 de febrero ante la Corte federal para el Distrito Este de Nueva York. Entre los datos contenidos en la documentación: un estimado de “70 por ciento” de la cocaína en Estados Unidos cruzó por Juárez.

“Amado y Vicente Carrillo transportaban la cocaína que recibían del Cártel del Norte del Valle y, en específico, de (Luis Hernando Gómez) Bustamante, a través del corredor Juárez-El Paso”, dice una “carta sobre el estado del caso”, fechada en 2009 e incluida en el legajo judicial.

“La Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) estima que aproximadamente 70 por ciento de la cocaína que entra en Estados Unidos es transportada a través del corredor Juárez-el Paso”, agregó entonces el mismo documento.

En la moción presentada el viernes 28 de febrero, el Departamento de Justicia señala que, después de haber sido aliada del Cártel de Sinaloa, la organización de Vicente Carrillo Fuentes rompió con ese grupo y “todo México se sumergió en una década de guerra y matanzas”.

‘Pena de muerte’

De 62 años, el antiguo jefe de la organización criminal conocida como Cártel de Juárez fue uno de los 29 acusados de narcotráfico “expulsados” por el gobierno de Claudia Sheinbaum el pasado 27 de febrero, en el contexto de las negociaciones con el presidente Trump sobre la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas.

Y, el siguiente día, tanto Carrillo Fuentes como otro sinaloense también trasladado, Rafael Caro Quintero, fueron presentados ante la misma Corte federal en Nueva York.

“Carrillo Fuentes fue acusado por primera vez en el Distrito Este de Nueva York en 2009, y en 2019 se presentaron cargos sustitutivos”, informó el viernes el Departamento de Justicia.

“Lo acusa de siete cargos: un cargo por liderar una empresa criminal de forma continua, que incluye seis infracciones, incluida una conspiración para cometer asesinato; cuatro cargos de conspiración para distribuir cocaína; un cargo por uso ilegal de armas de fuego para promover el tráfico de drogas; y un cargo de conspiración para lavar dinero”, agregó la dependencia estadounidense.

Tanto Caro Quintero como Carrillo Fuentes fueron procesados ante el magistrado federal Robert M. Levy, señalaron también.

“Los acusados se presumen inocentes a menos que se demuestre su culpabilidad. Ambos acusados enfrentan penas de cadena perpetua obligatorias y, si son declarados culpables, podrían enfrentarse a la pena de muerte”, dijo el Gobierno federal en su anuncio.

Entre los diversos documentos que presenta el legajo 09-CR522, señalan a Carrillo Fuentes de haber encabezado la organización que lleva el nombre de la ciudad fronteriza desde 1997, a la muerte de su hermano Vicente Carrillo, y hasta su detención, en 2014, período en el cual, dice la acusación, supervisó tanto la violencia como los cargamentos de toneladas de cocaína.

Antes, agrega la documentación, “mientras Amado era la cara pública de la organización, su hermano Vicente Carrillo era la persona práctica, que recibía los aviones y supervisaba la descarga de las drogas”.

De Colombia a México

En la “carta sobre el estado del caso” de 2009, el Departamento de Justicia narró antecedentes de la operación internacional que terminó con el alcaloide colombiano cruzando por Ciudad Juárez en la década de los 90, como la batalla entre el cártel de Cali y el de Medellín que dio pie al surgimiento de un tercer grupo: el del Norte del Valle, proveedor de los Carrillo.

Formado en el valle del río Cauca, este grupo, según indicó el gobierno de Estados Unidos, compraba la cocaína pura, la procesaba en sus laboratorios de la selva, la trasladaba a pistas a través de zonas bajo control de paramilitares o de guerrilleros y, de ahí, las acercaba al norte del continente por tierra o por mar.

“Los aviones aterrizaban normalmente en Honduras o Guatemala y la cocaína se transportaba en camiones por tierra hasta México. Si viajaba por mar, la cocaína se cargaba en lanchas rápidas, buques portacontenedores o sumergibles que transportaban entre 800 y 5000 kilogramos de cocaína”, dice el texto oficial.

“Los barcos normalmente navegaban hasta aguas mexicanas, donde los esperaban barcos pesqueros mexicanos. La droga se descargaba en los barcos mexicanos, que completaban el viaje hasta México. Una vez que la cocaína llegaba a México, se transportaba en camiones a un punto de recolección en México y luego a puntos de distribución en Estados Unidos”, agrega.

Si bien para 2009 los traficantes colombianos le vendían la mayor parte de su cocaína a los mexicanos, ganando menos por kilo pero evitando los riesgos de introducirla a EU, a principios de la década de los 90, dice la carta, cuando empezó el contacto entre los traficantes de los dos países, los primeros pagaban tarifas por peso o con porcentajes de entre el 15 y 20 por ciento de cada carga.

Fue en esos años, dice la documentación, que Luis Hernando Gómez Bustamante, líder del cártel del Valle del Norte, “comenzó a enviar gran parte de su cocaína a Amado Carrillo, el ahora fallecido hermano de Vicente Carrillo”.

Sobre esos años, el Departamento de Justicia señaló también que, cuando la autoridad colombiana detectó los vuelos que esperaban los Carrillo gracias al radar de alerta temprana de Panamá, “los militares derribaron un avión cuando se negó a seguir las instrucciones de aterrizar”.

Después, agregó la narración, Gómez Bustamante les comenzó a enviar la droga principalmente en lanchas rápidas y buques portacontenedores, aunque tampoco sin riesgos.

“La investigación reveló que, en junio de 2004, la organización de Luis Hernando Gómez Bustamante envió un cargamento de mil 500 kilogramos de cocaína a Vicente Carrillo en una lancha rápida desde Colombia. El cargamento llegó a la bahía de Chetumal”, dice la carta.

“La embarcación colombiana esperó un día entero la llegada de los barcos pesqueros de Vicente Carrillo que debían recibir la carga; sin embargo, cuando la gente de Vicente Carrillo no apareció, los colombianos arrojaron la carga por la borda, ya que vieron un helicóptero militar sobrevolando el barco (…) días después, la mercancía con el sello de Bustamante comenzó a aparecer en la playa y fue recogida por el Ejército mexicano”, agrega.

De acuerdo con lo reportado ayer por este medio, el trasladado se declaró el viernes inocente ante la Corte de Nueva York.